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Humberto Palacios, residente de Santa Ana, es embajador de Youth ChalleNGe de la National Guard Youth Foundation y participó en la Gala Anual del programa en Washington D.C.
Humberto Palacios, residente de Santa Ana, es embajador de Youth ChalleNGe de la National Guard Youth Foundation y participó en la Gala Anual del programa en Washington D.C.
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Con una voz segura y llena de madurez, Humberto Palacios habló de su pasado. Hijo de madre soltera, Humberto creció en la pobreza y lleno de limitaciones. En las calles se rodeó de malas influencias y tenía sólo 16 años, cuando ya estaba involucrado en el mundo de las drogas y las pandillas.

También conoció la muerte, pues varios de sus conocidos ya habían sido víctimas de la violencia callejera.

Hoy, a sus 18 años, todo es diferente.

“Me puse a pensar en las personas que conocía”, dijo Palacios. “A algunos los habían matado y otros ya estaban en la cárcel. Yo no quería terminar así, quería algo mejor para mí”.

Esa fue su inspiración cuando decidió inscribirse a la Sunburst Youth Academy, una academia militar en Los Alamitos que forma parte del National Guard Youth ChalleNGe.

La misión de la academia es “intervenir y revindicar la vida de jóvenes entre las edades de 16 a 18 años que han abandonado la escuela, para crear estudiantes graduados con valores, aptitudes de vida, educación y disciplina necesaria para ser exitosos como ciudadanos productivos”, según explica su sitio web oficial.

Eso era precisamente lo que Palacios necesitaba. En la academia, Palacios mejoró día con día y sobresalió como líder de su pelotón.

Seis meses después resurgió como una nueva persona. Jamás volvió a tocar las drogas y continúo sus estudios en la Preparatoria Foothill en Tustin, de donde se gradúo y en donde fue reconocido con el Distinguished Leadership Award, o en español Premio a la Distinción en Liderazgo.

También formó parte del programa Young Senator’s, del senador Lou Correa, en donde descubrió su pasión por el servicio público.

“Conocí a gente de diferentes partes del condado de Orange y aunque veníamos de diferentes lugares, económicamente, y éramos de diferentes religiones, todos queríamos un cambio”, explicó.

Para ayudar en casa, Palacios sostiene dos trabajos y ya está inscrito a la universidad.

Para Bertha Camarena, madre de Palacios, ver a su hijo tan cambiado ha sido un gran alivio.

“Me siento muy contenta del cambio que dio”, dijo Camarena. “Gracias a Dios, ese programa lo hizo recapacitar”.

Esta semana, Palacios reconoció el impacto que la academia tuvo en su vida: viajó hasta Washington D.C. para ser reconocido en la ChalleNGe Champions Gala, en donde tuvo la oportunidad de dar un discurso como uno de los más recientes embajadores del programa.

“Estoy feliz de que hice un cambio tan significativo para ser lo que soy hoy”, aseguró. “En el futuro”, confesó, “me gustaría buscar una carrera en la política”.

Hoy, para Palacios todo es posible.

“Cuando era niño soñaba con ser presidente o un científico”, relató. “Mientras fui creciendo comencé a preguntarme ‘¿por qué soy pobre?, ¿por qué otros tienen papás y yo no?, ¿por qué nací en este lugar?’ y comencé a sentir odio y rencor hacia la sociedad. En ese tiempo yo me sentía como un ‘pobre niño latino’, discriminado, pensaba que nunca llegaría a ser nadie en la vida y esos sueños que tuve cuando era niño, murieron”, confesó. “Aquí en la academia volví a reconstruir esos sueños”, añadió. “Ahora son más realistas, sé que son posibles y estoy luchando por cumplirlos”.

Pero Palacios sueña con mucho más que sólo ser político.

“Quiero ser un líder mundial. Quiero erradicar la pobreza, sé que la pobreza sucede por el capitalismo, pero hay varias cosas que podemos hacer para ayudar”.

Lo más importante para él, sin embargo, es la educación.

“La educación es mi prioridad. Si todos son educados igual, todos podemos alcanzar lo mismo. Hoy en día, los barrios pobres no tienen buena educación y eso tiene que cambiar”.

Para los jóvenes que llevan una vida de crimen y drogas, Palacios tiene un mensaje: “Piensen que no se vive para siempre”, dijo. “Es importante dejar algo de lo que te sientas orgulloso. ¿Cómo quieren que los recuerden?, ¿como un criminal cualquiera o como alguien que contribuyó para el avance de la humanidad?”.

Y para Camarena tiene un mensaje especial: “Mamá, gracias por apoyarme”, dijo. “La prioridad de mi mamá siempre fueron sus hijos y le agradezco que siempre nos apoyó para que tuviéramos éxito”.

Información:

www.ngycp.org