SANTA ANA – Expertos de la Universidad de California, Irvine concluyeron que el sector salud local no está abordando adecuadamente el impacto de la violencia doméstica, como tampoco las normas que integran refugios, atención clínica, apoyo social y legal y otros servicios útiles para las víctimas.
Tales brechas contribuyen a los “pobres” resultados de salud para víctimas locales de violencia doméstica y, en consecuencia, han dado paso a la creación de un grupo de trabajo que recomendó el establecimiento de un integrado Sistema de Salud y Violencia Doméstica en el Condado de Orange (HDV).
“Ese tipo de lagunas contribuyen a la mala salud de las víctimas de la violencia doméstica”, dijo Ellen Olshansky, codirectora ICFV. “Es necesario hacer algo”.
Durante la reunión informativa celebrada el viernes, 17 de octubre en el Delhi Center, los expertos abordaron el reciente caso de violencia doméstica de Ray Rayce, corredor ofensivo de la Ravens de Baltimore en la Asociación Nacional de Futbol (NFL).
En el elevador de un casino de Atlantic City, una cámara de seguridad registró la golpiza que Rice le propinó a su prometida – y ahora esposa – Janay Palmer, a quien dejó inconsciente.
Frente a la problemática, Olhansky y otros 20 académicos y expertos del grupo de trabajo han recomendado la creación del sistema que permitirá fortalecer la respuesta del sector salud a la violencia en el hogar, al tiempo que mejoraría el acceso y la facilidad sobre la prestación de servicios para víctimas de violencia doméstica.
Estadísticas del Centro para el Control de Enfermedades (CDC) muestran que, en Estados Unidos, una de cada cuatro mujeres y uno de cada siete hombres experimentaran violencia doméstica en sus vidas, y cada 15 segundos una mujer es víctima.
De la misma forma, cada año se registra un aproximado anual de 1.3 millones de víctimas de agresión física por parte de una pareja íntima y la mayoría de los casos nunca se denuncian.
Y, de acuerdo con el llamado Proyecto de Indicadores Comunitarios (Community Indicators Project) del Condado de Orange, cada año se hacen más de 10,000 llamadas al 9-1-1. Todas estuvieron relacionadas a la violencia doméstica.
Además, tan solo en 2009, el 26.3% de todas las mujeres del Condado de Orange habían experimentado algún tipo de violencia física o sexual por parte de su pareja adulta.
Los expertos dijeron durante el foro celebrado el 17 de octubre en el Delhi Center, que se ha prestado poca atención a la violencia doméstica como un problema de salud.
Aunque existen dos coaliciones: el Centro de Justicia Familiar (OC Family Justice Center/OCFJC) y el Concejo de Violencia Familiar (OC Family Violence Council/ OCFVC) que promueven la coordinación de servicios sociales, legales y cumplimiento de las leyes para víctimas de violencia doméstica, ninguna de ambas se ha centrado en la coordinación con los servicios de salud, ni tampoco tienen los recursos para hacerlo.
“Este sistema fortalecerá la respuesta del sector salud a la violencia doméstica”, dijo Jane Stoever, directora de la Clínica de Leyes sobre Violencia Doméstica de UCI. “El sistema fortalecerá la respuesta del sector salud a la violencia doméstica, además de mejorar el acceso y facilitar la prestación de servicios para las víctimas”.
Stoever, sin embargo, no dio a conocer de dónde provendrán los fondos para la coordinación de tales servicios.
“Este es un buen inicio, porque existen muchas organizaciones, albergues y oficinas de apoyo a víctimas”, destacó Loreta Ruiz, cónsul de protección del Consulado General de México en Santa Ana. “Creo que, con estos se cumple el doble propósito de ayudar y sumar esfuerzos”.
Ruiz informó que en lo que va de este año, la sede diplomática ha respondido a 140 casos de violencia doméstica, y a las víctimas se les ha referido con albergues, lugares para obtención de documentos que ayuden a resolver sus casos, clases gratuitas de superación personal y a servicios de abogados.
Por su parte, Ray Novaco, profesor de psicología y comportamiento social de UCI dijo que su investigación actual dedicada al estudio de la ira y comportamiento violento, especialmente con respecto a su regulación terapéutica encontró que, de 136 casos de violencia doméstica, el 71% correspondían a mujeres latinas.
Informó que el promedio de edad de dichas mujeres era 32 a 34 años; el 56% habían completado la preparatoria; 40% eran solteras y el 43.2% estaban casadas, pero 28 estaban embarazadas y el 60.4%, es decir, 82 de ellas, sufrieron d trastorno de estrés postraumático e igual número se sentían preocupadas por su seguridad.
“Mi investigación de la violencia doméstica comprende a mujeres y niños atendidos por los refugios de emergencia y programas de vivienda transitoria”, dijo el experto. “Hemos prestado atención a los efectos de las exposición traumática a la violencia y de los servicios basados en la comunidad sobre los problemas de adaptación y comportamiento infantil psico-sociales de las mujeres”.
Justamente ese tipo de traumas fueron los que vivió Nyscelle García, ahora, supervisora de alcance en The Women’s Transitional Living Center de la ciudad de Orange.
“A los 18 años de edad, en la universidad tuve un novio que me abusaba psicológica y emocionalmente”, contó la mujer. “Aprendí que un abusador siempre busca tener el control sobre la otra persona”.
Para su fortuna, García decidió romper el silencio. Avisó a sus padres del maltrato y ellos fueron a rescatarla a Ohio.
Estrategias del Grupo de Trabajo de Salud y Violencia Doméstica del Condado de Orange (HDV)
• Elaborar y entregar en el lugar de atención a víctimas Programas Interdisciplinarios de Capacitación sobre salud y violencia en el hogar a los proveedores de servicios.
• Establecer un amplia y actualizado Centro de Intercambio, fácil de usar al que se pueda ingresar en línea o por teléfono y que facilite las referencias de servicios.
• Elaborar y poner en marcha una campaña de Salud Pública con el mensaje de que la violencia doméstica afecta su salud, que la persona no está sola y que se dispone de ayuda con su proveedor de atención médica.
• Evaluar la necesidad local y la capacidad del condado para ofrecer servicios de Salud Mental y de Abuso de Sustancias para víctimas de violencia doméstica.
