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ANKARA, Turquía.- El Ministerio del Interior de Turquía despidió a casi 9.000 policías, burócratas y demás personal y detuvo a miles de presuntos conspiradores luego de un fallido golpe de Estado, reportó la agencia de noticias estatal turca el lunes.

La noticia sobre los despidos y las detenciones surgió mientras Estados Unidos y la Unión Europea exhortaron al gobierno turco a mantener la democracia y respetar los derechos humanos mientras va tras los oficiales militares y todos aquellos involucrados en el intento de golpe.

La agencia de noticias estatal Anadolu indicó que un total de 8.777 empleados vinculados al ministerio fueron despedidos, entre ellos 30 gobernadores, 52 inspectores del servicio civil y 16 asesores legales.

Otros reportes de medios señalaron que agentes de la policía y de la policía militar, así como personal de la guardia costera, también fueron retirados de sus cargos. El gobierno culpó por el fallido golpe de Estado del viernes —que, señaló, causó la muerte de 208 partidarios del gobierno y 24 conspiradores— a los seguidores de un clérigo musulmán que vive en Estados Unidos y que se ha convertido en el principal opositor del presidente Recep Tayyip Erdogan.

El conflicto crea una difícil situación diplomática —Turquía es un país miembro de la OTAN y un crucial aliado de Occidente en la lucha contra el grupo Estado Islámico, pero la UE y Estados Unidos se dijeron alarmados el lunes sobre la reacción de las autoridades turcas al golpe.

Incluso antes del caos del fin de semana, Turquía había estado fracturado por una agitación política de la que los detractores culpan al gobierno de creciente mano dura de Erdogan. El presidente ha sacudido al gobierno, tomado medidas contra los disidentes, restringido a los medios y restablecido el combate contra los rebeldes curdos.

“Esto no es excusa para alejar al país de los derechos fundamentales y el estado de derecho, y estaremos extremadamente atentos a eso”, dijo la jefa de política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, durante una conferencia de prensa en conjunto con el secretario de Estado norteamericano John Kerry.

El primer ministro turco Binali Yildirim señaló que un total de 7.543 personas han sido detenidas desde el viernes, incluyendo 6.030 integrantes del personal militar. El lunes, de acuerdo con Anadolu, los fiscales ingresaron a la base aérea Incirlik en el sur de Turquía, que es clave en la campaña encabezada por

Estados Unidos contra el grupo Estado Islámico. Un brigadier general turco en la base de antemano fue detenido por su presunta participación en el levantamiento del viernes, y los reportes noticiosos afirman que el reabastecimiento de combustible a las aeronaves que despegaron desde la base ayudó a mantener en el aire a los aviones de caza F-16 usados por los golpistas.

Si bien funcionarios del gobierno han asegurado que la vida ha vuelto a la normalidad, los aviones de guerra sobrevolaron Turquía por la noche en una señal de que las autoridades temían que la amenaza no había terminado.

Anadolu afirmó que Erdogan ordenó el patrullaje nocturno de los aviones de caza F-16 “por el control del espacio aéreo y la seguridad” después que una facción dentro de las fuerzas militares lanzó el intento de golpe de Estado.

La rebelión, que incluyó aviones disparando en instalaciones gubernamentales clave y tanques de guerra ingresando a las ciudades más importantes, fue suprimida por las fuerzas leales al gobierno y enormes masas de civiles que se lanzaron a las calles. Los líderes militares de mayor rango del país no apoyaron el golpe.

La voz de Yildirim se quebró mientras lloraba al hablar con los reporteros después de una reunión de gabinete y repitió una pregunta que le hizo su nieto: “¿Por qué están matando gente?”.

Dijo no tener respuesta a eso, pero que Turquía haría que los golpistas respondan “de tal manera que todo el mundo lo vea”.

El lunes, la fiscalía turca inició los interrogatorios a 27 generales y almirantes. Anadolu reportó que el grupo incluye al ex comandante general de la Fuerza Aérea, Akin Ozturk, que ha sido descrito como el orquestador del levantamiento frustrado. Ozturk, que seguía en activo y ahora se encuentra detenido, ha negado su participación e insiste en que actuó para reprimir el levantamiento, en declaraciones a los medios turcos.