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    La activista en contra de la inmigración indocumentada Elaine Proko dice que ha vivido por cinco décadas en este estado y que quiere a ‘Su California de regreso’. Activistas como ella celebran la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.

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    Jim Gilchrist, fundador del grupo anti-inmigrane Minuteman Project dice que ahora el movimiento probablemente ‘puede hacerse a un lado para ver lo que el presidente electo hará’.

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Durante las últimas semanas, mientras el país aún procesaba la sorprendente victoria de Donald Trump en la contienda presidencial, la bandera que encabeza el sitio web del Proyecto Minuteman se ha mostrado triunfante.

“¡Trump gana! ¡La misión del Proyecto Minuteman se ha cumplido!”.

Fundada a mediados de la década de los años 2000 por el residente del condado de Orange, Jim Gilchrist, la organización Minuteman fue alguna vez sinónimo de la llamada oposición de línea dura contra la inmigración ilegal. Gilchrist y, más adelante, otros, instaron a sus conciudadanos a patrullar la frontera para evitar que la gente la cruzara, mientras abogaban por la rápida expulsión de todos los inmigrantes indocumentados de los Estados Unidos.

Esas opiniones alguna vez fueron vistas como extremas. Hoy día, son una parte clave en el surgimiento de Trump.

“Nosotros plantamos la semilla en la mente de la gente que el estado de derecho estaba en riesgo”, comentó Gilchrist recientemente en un café de Laguna Niguel.

“Y la gente decidió que quería algo diferente”.

Las opiniones de Gilchrist no son raras. Muchos en el movimiento contra la inmigración ilegal -una postura que ha estado disminuyendo en California desde mediados de la década de los 90- ven a la elección de Trump como la culminación de una larga y solitaria lucha contra lo que consideran como una crisis de inmigración sin control, tanto legal como ilegal.

Trump es su ‘campeón’

En Trump, ellos hallaron a un campeón que convirtió a su mensaje en la parte central de su campaña.

“Cuando empezamos, pensé que podríamos tener un presidente que creyera en hacer cumplir las leyes de inmigración, pero luego lo empecé a dudar”, comentó Roy Beck, director ejecutivo de NumbersUSA, un grupo de intereses propios con sede en Washington D.C. que busca reducir los niveles de inmigración.

“Así que me sorprendió la victoria de Trump; diría que quedamos gratamente sorprendidos”.

Los planes de inmigración de Trump – y las opiniones de sus partidarios – podrían enfrentar una fuerte resistencia en lugares como los Condados de Orange, Los Ángeles y Riverside.

Hillary Clinton ganó California por un margen de casi dos a uno, y el estado es la razón principal por la cual ella ganó el voto popular, en el último conteo, por al menos 2.3 millones de estadounidenses. Incluso el Condado de Orange, alguna vez visto como reflexivamente republicano y el lugar de nacimiento de muchos esfuerzos contra la inmigración, escogió a Clinton sobre Trump por cinco puntos.

Las encuestas consistentemente muestran que los votantes de California tienen tendencias más liberales en el tema de la inmigración que el resto del país, y se oponen abrumadoramente a las medidas de línea dura propuestas por Trump. De acuerdo a una encuesta de USC Dornsife/Los Ángeles tomada en marzo, más de tres cuartas partes de los votantes californianos piensan que los inmigrantes que ya viven en los Estados Unidos deberían quedarse, y el 65 por ciento piensa que deberían tener un camino a la ciudadanía. La encuesta también mostró que los californianos se oponen abrumadoramente a un muro fronterizo.

Pero algunos activistas contra la inmigración ilegal creen que eso podría cambiar.

Ha revitalizado el movimiento

La victoria de Trump ha revitalizado su movimiento, dicen, y al menos algunos de ellos se sienten personalmente indicados por el éxito de Trump.

“Nadie quería hablar de esto, y nadie quería escucharnos”, comentó la residente de Anaheim, Elaine Proko. “No éramos políticamente correctos”.

Proko, activista veterana contra la inmigración ilegal, fue miembro fundador de la Coalición para la Reforma de Inmigración de California, un grupo con sede en el Condado de Orange que orquestó el pasaje de la propuesta 187 en 1994, una medida que hubiera eliminado los servicios públicos a los inmigrantes indocumentados viviendo en el estado.

“Trump es tan importante para nosotros porque está haciendo todas las cosas que nosotros hemos tratado de hacer por tanto tiempo”, agregó.

“Todo el movimiento (contra la inmigración indocumentada) está entusiasmado por eso”.

Esa emoción podría provocar un aumento en las acciones contra los inmigrantes.

Robin Hvidston, director ejecutivo de We The People Rising, con sede en Claremont, dijo que el ascenso de Trump ha revivido el activismo entre aquellos que buscan expulsar a los inmigrantes indocumentados.

Hvidston dijo que ambos, We The People Rising y otro grupo con el que trabaja, The Remembrance Project, una organización no lucrativa con sede en Texas que “aboga por las familias cuyos seres queridos han sido asesinados por extranjeros ilegales”, ha visto un aumento en el número de membresías el año pasado, conforme Trump llevó su campaña al nivel nacional.

Promesas de campaña

El próximo paso es la acción, probablemente en ambos lados del debate.

Hvidston dijo que sus organizaciones y otros se enfocarán en asegurarse que Trump cumpla con sus promesas de aumentar las deportaciones y mejorar la seguridad a lo largo de la frontera entre los Estados Unidos y México.

Ella fue alentada por las declaraciones del presidente electo en el programa “60 Minutes” el 13 de noviembre, donde dijo que su administración daría prioridad a las deportaciones de inmigrantes con antecedentes penales. Él estimó que entre 2 a 3 millones de personas caen en esa categoría.

Pero esa meta podría ser difícil de alcanzar. La administración de Obama deportó a 2.5 millones de inmigrantes durante un período de ocho años, y redujo el número total de inmigrantes indocumentados en los Estados Unidos.

Aún más, Trump describió a los 3 millones de personas que desea sacar del país como “criminales”. Estudios sugieren que cerca de 300,000 de los casi 11.5 millones de personas viviendo en los Estados Unidos ilegalmente cuentan con antecedentes por delitos mayores (felonies) una proporción menor que la de los ciudadanos estadounidenses.

Aun así, Hvidston dijo que los activistas contra la inmigración ilegal están desde ya planificando lo que ella cataloga como “presión ciudadana” diseñada para bombardear a Trump y a miembros del Congreso con llamadas telefónicas, correos electrónicos y mensajes en redes sociales haciendo un llamado a la acción en el tema de inmigración.

“Una vez que asuma su cargo, definitivamente estaremos observando, viendo si cumple con lo que prometió”, comentó.

No será fácil

Leo Chávez, profesor de antropología en UC Irvine y quien ha estudiado movimientos contra la inmigración ilegal y contra los latinos, dijo que es natural que los activistas se sientan alentados por la popularidad de Trump.

Pero cuestionó la magnitud del progreso que el movimiento sería capaz de lograr en un estado como California, donde los oficiales electos han resistido al gobierno federal en temas de inmigración con anterioridad, y parecen estar dispuestos a hacerlo nuevamente bajo la administración de Trump.

“California es el primer estado en muchas cosas”, dijo.

“Fuimos los primeros en promover la retórica anti inmigrante que ahora vemos en otros estados como Arizona y Texas, y partes del sur. Ahora parece que vamos a ser los primeros en establecer un patrón de resistencia a las deportaciones en masa”.

Minuteman

Sentado en el Starbucks de Laguna Niguel donde Gilchrist pasa la mayoría de sus mañanas, es difícil de imaginar que el hombre jubilado de 67 años alguna vez comandó a una banda de vigilantes fronterizos.

Gilchrist admite que su grupo se encuentra en “invernación”, dañado por años de luchas internas y por acusaciones de racismo por detractores del Proyecto Minuteman.

Ahora, según Gilchrist, está listo para ceder el tema de la seguridad fronteriza devuelta al gobierno, bajo el nuevo presidente Trump.

“Hice lo que me propuse hacer”, comentó.

“Ahora, creo que este movimiento probablemente puede hacerse a un lado para ver lo que el presidente electo hará”.