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El presidente electo Donald Trump hizo su postura en contra de la inmigración ilegal un punto principal de campaña.
El presidente electo Donald Trump hizo su postura en contra de la inmigración ilegal un punto principal de campaña.
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Todo empieza con el muro.

La promesa de Donald Trump de erigir un muro en la frontera con México, obligar al vecino al sur a pagar por él y tratar la inmigración no autorizada con puño de hierro es su principal promesa, la que ha resonado hasta el techo en innumerables ocasiones. Pero la deuda con sus partidarios va mucho más allá.

Aunque buena parte de su programa será difícil de ejecutar, no tendrá la excusa de muchos presidentes que han incumplido sus promesas: la de un Congreso controlado por la oposición. Trump asume con un gobierno unificado, ya que los republicanos controlan las dos cámaras.

Una paradoja de la campaña es la falta de claridad sobre las intenciones de Trump respecto de un asunto que lo definió desde el punto de partida. Promete detener el ingreso de refugiados sirios a Estados Unidos y de alguna manera ayudarles en el extranjero. Jura deportar a las personas condenadas por crímenes graves y que se encuentran sin autorización en Estados Unidos.

Y está ese muro, que los mexicanos insisten que no pagarán. Pero la suerte de millones de personas sin autorización en el país es una zona gris: promete no deportarlas, pero no dice que les otorgará un estatus legal. Prohibiría la inmigración de personas de regiones propensas al extremismo, pero no está claro cómo las define.

Temor entre minorías

Tras una contienda que despedazó las normas de civilidad y moderación, el ascenso de Trump hacia la Casa Blanca con el abrumador respaldo de los blancos, dejó en algunos una pesimista sensación de que ahora habitan un país en el que ellos simplemente no importan. Incluso algunos se mostraron preocupados de que sus vidas podrían correr peligro debido al color de su piel, el Dios al que veneran o el idioma que hablan.

“Literalmente en estos momentos soy como un enemigo para el estado”, dijo el activista de Black Lives Matter, Mercutio Southall, de 32 años y quien fue agredido por simpatizantes de Trump hace un año luego de interrumpir uno de los mítines del candidato en Birmingham.

Trump recibió votos de minorías en su sorpresivo triunfo sobre la demócrata Hillary Clinton, y en su discurso triunfal hizo comentarios conciliadores sobre la unidad. Pero algunos de los ciudadanos de minorías que no votaron por el republicano dijeron que temen lo que les podrían deparar los próximos cuatro años.

“Parece que volveremos a la parte trasera del autobús”, dijo el miembro de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Raza Negra (NAACP por sus iniciales en inglés), George Rudolph de 65 años, un veterano de la Guerra de Vietnam y cuya esposa, Sarah, resultó herida en el ataque del Ku Klux Klan con explosivos contra una iglesia de Birmingham en 1963, en el cual murieron cuatro niñas de raza negra.

Rudolph dijo que la elección de Trump evoca a una época décadas atrás en la que el gobernador segregacionista de Alabama, George Wallace, arengaba a las multitudes con discursos similares.

En Los Ángeles, horas después de que Trump se proyectara como el próximo presidente, Martha Arévalo, del Centro de Recursos para Centroamérica, dijo que su oficina ya recibía llamadas de inmigrantes que temían ser objeto de deportación bajo el mandato de Trump.

“Es muy, muy aterrador para nuestras familias, y tienen miedo”, dijo Arévalo, directora ejecutiva del centro. “Lo que les decimos es que seguiremos en la lucha y seguiremos tratando de protegerlos lo más que se pueda”.

La naturaleza del voto dividido es parte de las preocupaciones. Luego de prometer “hacer nuevamente grande a Estados Unidos” — lo que para algunos suena como el llamado al retorno del país a una época en la que los blancos estaban a cargo de casi todo — Trump obtuvo la presidencia con un abrumador respaldo de los hombres de raza blanca. Las encuestas de salida y los registros no oficiales reflejaron que sus seguidores eran personas mayores, en su mayoría hombres, y en una proporción abrumadoramente blanca, en comparación con las personas que votaron por Clinton.

Sacude el sistema

Al elegir a Trump como presidente, los estadounidenses entregaron las riendas del país a alguien que basó su campaña en un desafío constante al status quo, la desconfianza hacia el gobierno y el rechazo de los políticos de ambos partidos. Escogieron a un hombre que prometió canalizar su ira tanto como sus esperanzas. No sólo prometió cambios, prometió una transformación.

Resulta difícil medir las consecuencias de la victoria de Trump. En su fea y dura pelea contra Clinton, su personalidad sirvió más de atractivo que sus propuestas. Los discursos improvisados que atrajeron a miles de personas a ruidosos mítines estaban salpicadas de propuestas pero cargadas con su filosofía política de una sola palabra: “ganar”.

Sin embargo, el mensaje encontró un apoyo que pocos esperaban en el Estados Unidos blanco y obrero, en las zonas industriales y rurales donde las cicatrices de la Gran Recesión siguen abiertas y “ganar” parece un concepto perdido en el tiempo. El magnate comprendió su ansiedad por los empleos que se externalizan a otros países y la llegada de inmigrantes. Afirmó odiar a los medios progresistas tanto como ellos. Habló como no lo había hecho ningún otro político antes.

Por más que las estadísticas indicasen que la economía había mejorado, en muchas partes del país no sentían esos progresos y pensaban que estaban siendo hechos a un lado por la globalización y el traslado de empleos a otros países. El caos reinante en otros países no hacía sino alimentar la sensación de que EEUU estaba perdiendo terreno.

La combinación de todos estos factores hizo que mucha gente añorase épocas más sencillas, en las que Estados Unidos era la superpotencia indiscutida y los sueldos de la clase media subían constantemente.

Obamacare, pacto ambiental

Ha prometido derogar la ley de atención de salud de Obama y reemplazarla por algo más accesible. El Congreso de mayoría republicana lo presionará para que lo haga. Resta por verse hasta qué punto podrán los legisladores y el presidente deshacer una ley que ha echado raíces, y los demócratas no dejarán de hacer oír su voz.

Expertos ambientalistas expresaron su alarma por el hecho de que ha resultado elegido presidente de Estados Unidos una persona que considera que el calentamiento global es “una farsa”. Algunos científicos también estaban preocupados por la posibilidad de que Estados Unidos se retire del acuerdo mundial para contrarrestar la emisión de gases.

En una contienda presidencial que dividió a la nación, la elección de Donald Trump como presidente no hizo sino polarizar más las cosas. Los resultados eran recibidos con algarabía por unos, desesperación por otros. Y sorpresa en ambos bandos.

Latinoamérica se sumergió el día después a las elecciones en la incertidumbre sobre el futuro de su relación con Estados Unidos tras la victoria electoral de Trump, un enemigo de los acuerdos comerciales de su país con la región.

México ‘tiembla’

El triunfo del magnate sobre la candidata demócrata Hillary Clinton impactó con mayor fuerza en México, que vio caer su moneda y estremecer su mercado bursátil, que no fue el único que reaccionó a la baja en América Latina.

El índice de precios y cotizaciones de la bolsa de valores de México cayó 2,04% en las primeras horas de operaciones mientras el peso inició la jornada en 20,07 unidades por dólar, el equivalente a una depreciación de 9,56%, su mayor pérdida diaria desde 1995.

“¡A temblar!” Estas dos palabras se repitieron en dos diarios mexicanos de tirada nacional en México “Reforma” y “Excelsior”, el primero junto a una foto de Donald Trump abrazando la bandera estadounidense.

El resto de las portadas del país apostaban por subrayar la incertidumbre y el impacto que ha supuesto la victoria del republicano y la caída del peso.

“Trump sacude al mundo al noquear a Hillary”, dice La Jornada para luego señalar: “Se desploman mercados, el dólar llegó a rebasar 21 (pesos)”.

– Con información de AP