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Un grupo de oficiales de Anaheim intentan detener a una multitud de manifestantes, el martes de esta semana, antes de que la situación empeóre.
Un grupo de oficiales de Anaheim intentan detener a una multitud de manifestantes, el martes de esta semana, antes de que la situación empeóre.
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Rebecca Santillán vive cerca de la calle donde la Policía le disparó mortalmente a un hombre en un jardín frontal el fin de semana pasado. Ha tenido una vista perfecta de las manifestaciones y los gritos que se han desatado desde entonces.

Su vecindario es un lugar con familias, inmigrantes y mucha pobreza, donde la gente conoce a sus vecinos y a los pandilleros que se juntan en las banquetas. Muchos de los que viven allí no confían en la Policía que patrulla esa área todos los días y tienen muchas anécdotas de las veces que los han detenido y cuestionado.

Es ese enojo lo que ayudó a encender (cuatro) noches de manifestaciones y enfrentamientos con la Policía después del tiroteo el sábado pasado por la tarde, dijo un residente.

“(Las cosas) se estaban calmando”, dijo Santillán. “Pero ahora, después de esto, hay un disturbio todos los días. Todos están enojados. Furiosos”.

Varias veladoras, flores y botellas de cerveza marcan el sitio donde un oficial hirió mortalmente a Manuel Ángel Díaz, de 25 años, el sábado pasado por la tarde. La Policía describió a Díaz, que estaba desarmado, como un pandillero y dijo que corrió cuando se le acercaron unos oficiales.

Al siguiente día, el domingo pasado, un oficial de pandillas le disparó y mató a Joel Mathew Acevedo, de 21 años, que la Policía dice les prendió fuego durante una persecución a pie en un incidente separado. Ese fue el sexto tiroteo que involucró a un oficial.

Los dos vecindarios donde ocurrieron los tiroteos comparten características demográficas similares, según los números del Censo. Ambos tienen una comunidad grande de gente joven y latina, con mucho inmigrante y de poca educación. Los hogares están llenos de personas. Pero también son vecindarios estables, donde la gente vive y hay un enfoque en la familia.

El sargento de la Policía de Anaheim, Bob Dunn, dijo que ambas áreas tienen “mucha actividad pandillera”. Dijo que los dos vecindarios cuentan con un “nivel alto” de llamadas a la Policía.

La calle donde murió Díaz, Anna Drive, está llena de apartamentos llenos de gente, con jardines pequeños o patios de concreto donde juegan los niños. Un apartamento de una recámara puede rentarse en 875 dólares al mes, con un cupo para seis personas. Hay unos edificios con grafiti en sus paredes.

Pero también hay letreros de escuelas públicas de Anaheim, orgullosamente desplegados en varias ventanas del vecindario: “Un estudiante estrella de honor vive aquí”.

La Policía dijo que había notado un aumento reciente en la actividad pandillera en el área. Pero la gente que vive en Anna Drive dice que las pandillas han sido parte de la vida por mucho tiempo. Dijeron que escuchaban disparos ocasionales, pies contra el pavimento cuando alguien se brincaba una barda, pero por lo general habían aprendido a convivir con los pandilleros que conocían por cara y no por nombre.

“Uno se acostumbra a ello”, dijo Abraham García, de 20 años, un especialista en autopartes que creció en Anna Drive. “Aprende uno a no meterse con nadie y la gente no se mete con uno. Si uno ve que pasa algo, no intenta hacer nada”.

Algunos residentes de la calle, particularmente los muchachos jóvenes, dijeron que no tenían la misma relación con la Policía. Dijeron que se sentían acosados por los oficiales que patrullaban el vecindario.

Después del tiroteo, surgieron algunos rumores de que la Policía estaba amenazando a la gente con arrestos de inmigración si se manifestaban, una acusación que Dunn negó. Los pandilleros tienen una mala reputación, pero no tengo problema con ellos”, dijo José Ávila, de 59 años, un jardinero que ha vivido en Anna Drive por ocho años. “Si la Policía no pasa por aquí, entonces no tenemos un problema”.

Varias pancartas de la manifestación decían: Anna Drive no necesita Policía”, “APD: Otra persona muerta”, “¿Le tiene miedo a la Policía? Yo sí”.

Ron Campbell, Michael Mello, Denisse Salazar y Alejandra Molina contribuyeron a esta nota.