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SAN SALVADOR, El Salvador.- En vida, el arzobispo Oscar Arnulfo Romero fue tachado de agitador comunista y asesinado en el altar al inicio de la guerra civil salvadoreña. Ahora que el papa Francisco lo ha declarado mártir de la fe, los mismos sectores lo elogian como luchador social y prometen construirle un monumento en el centro de la capital si ganan las elecciones.

Enfrascado en la lucha por la alcaldía de San Salvador en las elecciones municipales y legislativas del 1 de marzo, el candidato de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), Edwin Zamora, prometió que de ganar la alcaldía de la capital construiría un monumento a Romero y reclamó que el arzobispo “nos pertenece a todos los salvadoreños”.

El sorprendente anuncio de Zamora fue respaldado casi de inmediato por el presidente del partido Arena, Jorge Velado y dijo que Romero “es un líder histórico del país, es un líder para nosotros los católicos, porque fue nuestro guía y la cabeza de nuestra Iglesia”.

“El nombramiento obligó a gente a replantearse las cosas y ojalá que les lleve a pedir perdón, muchos tienen que pedir perdón por monseñor Romero”, dijo a la prensa el obispo auxiliar capitalino Gregorio Rosa Chávez.

Recordó que muchos de los que se declararon enemigos de Romero practicaban el catolicismo y era gente que comulgaba todos los domingos en misa y ellos siempre se opusieron a que la causa avanzara.