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    Olga Reyes intercabia ideas con Fernando Romero, activista local, durante la ceremonia de clausura de la Caravana por la Paz.

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    Olga Reyes platica con miembros de Fellowship of Reconciliation, promotores de la Caravana que comenzó en San Francisco y culminó en Riverside.

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Su rostro refleja paz y tranquilidad, pero al hablar, Olga Reyes Salazar desata su ira, indignación, y repudio hacia un sistema político que ha cobrado la vida de miles de mexicanos, incluyendo seis de sus familiares.

“Mi familia está desplazada. Muchos de ellos han recibido asilo político en los Estados Unidos y otros están en proceso. Yo soy la única terca de la familia que está en México peleando por los derechos humanos. No podría dormir tranquila sabiendo que muchas personas aún siguen exigiendo justicia por la muerte de sus familiares”, indicó Salazar. “Espero que al regresar no me maten”.

Salazar, quien ha sido víctima de amenazas de muerte en varias ocasiones debido a su postura pacífica, habló con La Prensa durante su último día de visita por la región de Inland Empire en donde el sábado 17 de noviembre por la noche fungió como oradora principal en un foro sobre la situación que viven los mexicanos en la guerra contra el narcotráfico, celebrado en el centro Community Settlement Association en Riverside.

“Es una realidad que asedia a los mexicanos. Las muertes y desapariciones de personas inocentes deben de parar. La guerra contra el crimen organizado en México declarada por el presidente Calderón no beneficia en nada a los residentes, al contrario, los pone en peligro”, comentó Salazar. “Pero alguien tiene que levantar la voz y por eso estamos aquí para que los mexicanos y estadounidenses tomen conciencia de la situación real que vivimos”.

La caravana de 15 días que visitó ciudades tales como San Francisco, Salem y Corvallis en Oregón, Dallas y Tucson, culminó la noche del domingo 18 de noviembre con una ceremonia de agradecimiento al esfuerzo de Salazar celebrada en Riverside.

“Fue un recorrido muy interesante, fuimos muy bien recibidos y esperamos haber creado conciencia entre la comunidad estadounidense. Los Estados Unidos tienen mucha culpa del problema que se vive en México y su gobierno debe tomar responsabilidad. Este país es el primer consumidor de drogas en el mundo y deben tratar el problema como un problema de salud. Nosotros hemos entablado relación con el gobierno estadounidense pero los residentes deben apoyarnos escribiéndole a sus representantes para exigir justicia”, indicó Salazar. “Entiendo que da miedo hacerlo para no ser víctima pero debemos hablar, debemos levantar la voz”.

Los foros expusieron temas como el narcotráfico de armas, el Plan Mérida, lavado de dinero y las muertes y desapariciones de inocentes. Salazar dijo que con la ayuda del gobierno estadounidense, México podría respirar en la guerra contra el narcotráfico de armas a través de severas regulaciones. Salazar agregó que el gobierno estadounidense podría también cortarle las alas al crimen organizado ayudando a México a erradicar al lavado de dinero.

“Pero desde luego que a México no le conviene que en los Estados Unidos se regularice la marihuana porque es como quitarles el gran negocio de sus vidas”, dijo Salazar.

La activista pacífica conoce muy de cerca los estragos que ha dejado la guerra contra el narcotráfico en México, declarada por el presidente Felipe Calderón en 2006 y la cual hasta mayo del presente año había dejado más de 60 mil muertes.

En efecto, la guerra ha rendido frutos importantes tales como la captura o muerte de líderes narcotraficantes incluyendo a Arturo Beltrán Leyva, Edgardo Valdez Villareal (alias “La Barbie”), y Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, entre otros. Sin embargo, uno de los jefes mas sanguinarios y buscados por las autoridades de varios países, Joaquín “Chapo” Guzmán, aún continúa prófugo. El “Chapo” continúa siendo el narcotraficante más poderoso del mundo, según el Departamento de Tesoro de los Estados Unidos.

Se sabe que la organización delictuosa de Guzmán, el cartel de Sinaloa, es responsable de la mitad de las drogas ilegales exportadas a los Estados Unidos desde México cada año.

A pesar de los esfuerzos de las autoridades mexicanas, las organizaciones criminales transnacionales continúan asediando a la población a través de la extorsión, secuestro y tráfico ilegal de personas.

Tal corrupción ha sido la causante de los innumerables problemas para la familia Salazar, familia que arribó al Valle de Juárez en 1968 y que a raíz de las injusticias por parte del gobierno se vio involucrada en la lucha por el respeto a los derechos humanos.

Los problemas para la familia Salazar comenzaron a finales de los 80s cuando la figura paterna Eleazar Reyes Salazar fue encarcelado por supuestamente invadir terrenos privados durante la construcción de un centro de recuperación en Praxedis Guerrero, Chihuahua.

Años antes, los hermanos Salazar habían fundado varios grupos, incluyendo Vecindarios Pobres, Emiliano Zapata y Francisco Villa en Guadalupe Bravo, así como un comité de defensa. Los hermanos Salazar también participaron en la campaña presidencial de Rosario Ibarra de Piedra, candidata del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), y fundaron el Partido Revolucionario Democrático (PRD) en Chihuahua.

La familia Salazar fue también la primera en denunciar los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez en la década de los 90s. Fue precisamente Josefina Reyes Salazar, hermana de Olga, quien evidencia en mano, llevó a la cárcel a un hombre acusado de violar y asesinar a dos mujeres. Por esta acción heroica, su casa fue baleada por varios individuos quienes nunca fueron capturados.

Con los asesinatos de Julio César Reyes Reyes en Noviembre de 2008, Josefina Reyes Salazar en enero de 2010 y Rubén Reyes Salazar en agosto del mismo año, la familia Reyes Salazar reconoció el ataque sistemático y brutal en su contra.

La desaparición de María Magdalena y Elías Reyes Salazar y su esposa Luisa Ornelas en febrero de 2011, motivó a la familia a comenzar una huelga de hambre denunciando y exigiendo el inmediato regreso de sus familiares vivos responsabilizando al gobierno por su dolor.

Actualmente, 20 miembros de la familia Salazar viven en exilio y otros más radican en varios estados de la Republica mexicana. La familia Salazar continúa exigiendo se aclaren los homicidios y desapariciones de sus familiares desde sus lugares de residencia, Olga incluso viaja al extranjero para denunciar los hechos.

“Mi madre me motiva a seguir adelante. Ella aún lucha por justicia. Ella quiere ver a los responsables tras las rejas”, comentó Salazar. “A todos nos llega la hora, pero mientras eso suceda no descansaré hasta conseguir justicia y dar con los responsables. No me callaré. No desistiré. Creo en Dios y sé que hay una justicia divina”.