SANTA ANA – La alegría y caridad de Jeanne Aguinaldo-Estrella se mezcló con la tristeza y el dolor de Ana Reyes.
Aguinaldo-Estrella tuvo un sueño que hizo realidad en su cumpleaños 40: unir a la comunidad y llevar comida a los más necesitados y olvidados de la sociedad.
Reyes, por su parte, comenzó a vivir una pesadilla desde noviembre pasado: a su hijo Sandy –aunque está enfermo de hemorroides y cáncer – le negaron ayuda del seguro social; ya no pudieron pagar la renta donde vivían, fueron desalojados y dijo que ahora cohabitan como desamparados en el mal llamado “Paseo de la Fama” de Santa Ana.
Aguinaldo-Estrella, de origen filipino, no quería una fiesta especial para celebrar el pasado 16 de marzo; buscaba algo que la hiciera sentir diferente a todos los demás.
“Yo quería celebrar a lo grande”, dijo Aguinaldo-Estrella. “Pero me puse a pensar en lo afortunada que soy en la vida: tengo mi matrimonio, dos hijos [Sydney y Elijah] una familia y comida todos los días… por eso pensamos en hacer algo especial”.
Reyes, en cambio, solamente quiere que se le brinde la ayuda mínima para no tener que despertar, vivir y dormir entre los olores nauseabundos.
Y para colmo de sus males, una operación quirúrgica en la columna vertebral le impide trabajar, dijo. Por ello, su “vecino” en el parque, “Don Nato” (Diodato Ávila Sanabria) le permite usar una silla reclinable para mitigar sus dolores de espalda.
El sábado, 28 de marzo, Reyes también recibió la visita de su hija menor, Janeth Reyes y sus nietos Salvador Fernando de 2 años e Ilian, de 10 meses de edad.
Ese sábado Aguinaldo-Estrella, su esposo Reggie, familiares y amigos reunieron a decenas de personas en 4th Street Market y ser parte de su obra caritativa denominada “Take it to StrEATs”.
Su objetivo era llenar 400 bolsas de papel con sándwiches y frutas. Al final superaron sus propias expectativas y reunieron 584 bolsas que repartieron en los alrededores del Centro Cívico.
“Sigue sonriendo”, “Eres sensacional”, “Disfruta estos alimentos” o “Hecho con amor. Te amamos”, fueron los mensajes de aliento escritos por niños en las bolsas con comida, para quienes deambulan entre los jardines pestilentes del corazón de la ciudad.
Ya en los jardines atiborrados de desamparados, Aguinaldo-Estrella logró arrancarle una sonrisa a Reyes, quien dice también estar enferma de epilepsia. Reyes es una inmigrante salvadoreña nacida en Puerto El Triunfo, en Usulután, El Salvador.
“Muchas gracias”, expresó Reyes.
“Para servirle, que Dios la bendiga”, respondieron los acompañantes de Jeanne Aguinaldo-Estrella.
Los más felices por la comida fueron obviamente los pequeños Salvador Fernando e Ilian. Ambos, ajenos a las penurias de su abuela y a la pobreza de su madre, nunca se cansaron de sonreír al mordisquear una pera o darle probaditas al sándwich de crema de maní.
“Ha sido el cumpleaños más feliz de mi vida”, dijo Aguinaldo-Estrella.
“Seguiré adelante”, apuntó Reyes, sobre su destino entre las calles de Santa Ana, y llora. “Mi familia me dio la espalda, pero prefiero no molestarlos, aunque esté incapacitada y viva como indigente…hoy ha venido gente de buen corazón a darnos un poco de alimento y eso se agradece desde el fondo del corazón”.