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Los estudiantes de la preparatoria, Aquinas High School, toman un receso durante sus clases. La escuela, la cual estuvo en peligro de cerrar sus puertas, ha aumentado el número de estudiantes inscritos a través de mercadotécnica y otros métodos.
Los estudiantes de la preparatoria, Aquinas High School, toman un receso durante sus clases. La escuela, la cual estuvo en peligro de cerrar sus puertas, ha aumentado el número de estudiantes inscritos a través de mercadotécnica y otros métodos.
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Hace cuatro años, las inscripciones en la preparatoria de San Bernardino, Aquinas High School, eran tan bajas que la institución católica de 59 años estaba en peligro de cerrar sus puertas.

Desde entonces, el número de estudiantes aumentó el 26 por cierto, casi la mitad de este aumento sucedió durante el año pasado.

El gran aumento en inscripciones — y un incremento más modesto en las otras dos preparatorias católicas del Inland — refleja en parte una economía más fuerte y una tendencia nacional en donde las preparatorias católicas tienen más éxito en atraer y mantener a los estudiantes que las primarias católicas.

Pero el cambio también es a consecuencia de la advertencia por parte de la Diócesis en el 2010 que Aquinas estaba al borde del cierre la cual unió a la comunidad para salvar a Aquinas, dijo el presidente de Aquinas, Jim Brennan.

Los problemas de Aquinas durante las décadas de los 90 y 2000 eran paralelos al declive económico de San Bernardino.

Brennan dijo que escuchó que hasta 800 estudiantes asistían a la preparatoria antes del cierre en 1994 de la Base de la Fuerza Aérea Norton, lo cual golpeó fuertemente la economía de la ciudad.

Para el 2010, cuando se contrató a Brennan, las inscripciones había disminuido a 331, y la escuela luchaba por mantener en azul sus libros.

Brennan se propuso promover de una manera más agresiva la escuela y su tasa de graduación del 100 por ciento.

Aumentó su relación con escuelas católicas de kínder hasta el octavo grado, la fuente de la mayoría de estudiantes de Aquinas. Los administradores y maestros de Aquinas empezaron a visitar con más frecuencia estas escuelas, e invitaron a más estudiantes de primaria y secundaria a los eventos de Aquinas.

La escuela compró anuncios publicitarios que se mostraban antes de las películas en cines del área, incluyeron más anuncios sobre Aquinas en los boletines de las parroquias, e iniciaron un servicio de autobuses desde Rancho Cucamonga, Upland y Ontario, áreas que en el pasado habían brindado solo unos cuantos estudiantes a Aquinas.

Para mantener la estabilidad financiera, la escuela fue menos tolerante con los padres que se atrasaban en sus pagos, dijo Brennan.

Pero, también ampliaron la recaudación de fondos que permitió a Aquinas aumentar la ayuda financiera, la cual está disponible ahora a casi la mitad del estudiantado. La matrícula y otras cuotas son ahora de $7,625 por año. El número de estudiantes escritos es ahora de 419.

La preparatoria, Notre Dame High School, en Riverside, la cual aumentó sus inscripciones con 15 estudiantes el año pasado, y cuanta con un número total de 480 estudiantes, también trabajó en los últimos años para aumentar la recaudación de fondos, la promoción, y desarrollar una visión a largo plazo, dijo el presidentes de la escuela, Robert Beatty.

La preparatoria de Palm Desert, Xavier College Preparatory High School, con 555 estudiantes, ha crecido de manera constante desde su inauguración en el 2006, dependiendo en gran medida de las recomendaciones de boca en boca de sus estudiantes, muchos de los cuales son aceptados por un grupo selecto de universidades después de su graduación, explicó el director, Chris Alling.

COMO FAMILIA

Aquinas y Notre Dame también atraen a estudiantes nuevos a través de las recomendaciones de boca en boca.

Caleb Reyes, de 17 años, se transfirió en agosto de la preparatoria en Racho Cucamonga, Etiwanda High School, después de escuchar de su hermana — con un hijo en edad para la preparatoria— sobre las clases con un número pequeño de estudiantes en Aquinas. Reyes dijo que prefiere a la comunidad unida de Aquinas que a Etiwanda, donde, según él, “solo era un número”.

“Somos como familia aquí”, dijo Caleb. “En una escuela pública, cada quien se defiende como pueda”.

Brennan dijo que la escuela trabaja con los padres para ayudarles a que ésta esté al alcance de sus presupuestos.

Rosy Hernández dijo que estaba planificando con desagrado el sacar a su hija de Aquinas el año pasado, y no inscribir a su otra hija quien en ese entonces cursaba el octavo grado, porque los ingresos en el pequeño negocio de construcción de su esposo habían disminuido significativamente.

La hija mayor, Nayeli, le contó a un amigo que tal vez tendría que transferirse a una escuela pública, y el comentario llegó a la oficina de Brennan. Brennan se acercó a Hernández con una oferta de ayuda financiera que permitió que sus dos niñas asistieran a la escuela por casi el costo de una de ellas.

Además de Nayeli y su hermana, Nayansi, los Hernández tienen a dos hijos en la escuela católica de Rialto, St. Catherine of Siena. A pesar de los descuentos en las matriculas, es un reto pagar todas las facturas. La familia disminuyó sus cenas en restaurantes, vacaciones y gastos de ropa, Hernández dijo que el sacrificio vale la pena.

“Este es el legado para nuestros niños, una buena educación”, dijo en español.

Hernández también agregó que le gusta que sus hijos reciban educación religiosa además de su aprendizaje en materias como lectura y matemáticas.

“Queremos que practiquen su fe aquí también, no solo en las pocas horas que están en casa”, dijo.

Liz Castillo, de 38 años, y su esposo, Robert, sacaron a su hijo, Adam, del tercer grado de una escuela pública de Rialto después de ser víctima repetidamente de acoso estudiantil. Adam, ahora de 16 años, y estudiante de Aquinas, odiaba ir a la escuela pública, pero ahora le entusiasma aprender, dijo Castillo.

La pareja está gratamente impresionada con como St. Catherine y Aquinas fomentan una atmósfera de respeto donde los niños no pelean o dicen malas palabras. También les agrada que en Aquinas “todos tienen la misma meta: ¡vamos a ir a la universidad!”, explicó Castillo.

El año pasado, 63 de los 67 graduados de Aquinas se inscribieron en la universidad, dijo Brennan. Los cuatro restantes se enlistaron en el ejército.

Notre Dame y Xavier tienen tasas similares de estudiantes que van a la universidad.

La campaña agresiva de promoción que ayudó a rescatar a Aquinas fue encabezada por Brennan, el segundo presidente de la escuela.

Aquinas es una de un número creciente de escuelas católicas a nivel nacional que están creando el puesto de presidente para enfocarse en promoción, recaudación de fondos y alcance. En muchas escuelas, los directores, agobiados con tanto trabajo, tenían que cargar con estas responsabilidades además de supervisar las operaciones académicas. La esperanza es que el dinero invertido en el salario del presidente será recuperado a través de donaciones y matriculas adicionales.

En Notre Dame, Beatty también tiene el título de presidente. En la escuela, Xavier, esperan contratar un presidente tan pronto como el próximo año, dijo Alling.

Ninguna de las 23 escuelas primarias bajo la jurisdicción de la Diócesis de San Bernardino cuentan con alguien en ese puesto, pero en las escuelas, Nuestra Señora de la Ascensión y el Santo Rosario en San Bernardino, planifican contratar conjuntamente a un presidente, informó el vocero de la diócesis, John Andrews. La Diócesis abarca a los condados de San Bernardino y Riverside.

POCO AVANCE EN LAS ESCUELAS PRIMARIAS

A diferencia de las preparatorias, las primarias católicas en el área del Inland tienen dificultades en atraer estudiantes en los años recientes.

La asistencia en las escuelas católicas de la diócesis de pre-escolares al octavo grado ha disminuido por un 21 por ciento en los últimos 10 años, pero, después del cierre de ocho escuelas desde el 2000, la reducción es menos severa que en el pasado, dijo Andrews. Casi la mitad de las escuelas aumentaron sus inscripciones el año pasado, agregó.

A nivel nacional, las inscripciones en escuelas primarias han bajado por casi el 31 por ciento desde el 2000, dijo la hermana Dale McDonald, directora de política pública de la Asociación Nacional de Educación Católica, con base en Arlington, Virginia.

A pesar de ser mucho más caras que las escuelas primarias, las inscripciones en las preparatorias católicas en Estados Unidos perdieron solo un 8.9 por ciento en el mismo periodo de tiempo. En escuelas públicas y escuelas privadas no-católicas aumentaron las inscripciones.

McDonald agregó que la mayor resiliencia de las preparatorias católicas es en parte porque algunos padres, quienes por razones financieras, tienen que escoger entre pagar por una primaria o preparatoria católica, prefieren ahorrar dinero hasta llegar a la preparatoria, porque se preocupan de la seguridad y vulnerabilidad de sus hijos al ser más grandes. Las preparatorias también disfrutan de una base más amplia de donantes y atraen estudiantes de un área geográfica más amplia, dijo McDonald.

El total de inscripciones en escuelas católicas es menos de la mitad de su punto más alto en 1965, y miles de escuelas han cerrado sus puertas desde ese entonces.

Una de las razones principales en que las matriculas son mucho más caras que en el pasado, dijo Joe McTighe, director ejecutivo del Council for American Private Education, con base en Germantown, Madison. El recuerda que la matrícula para la preparatoria católica a la que él asistió en 1960 era de $150.

En ese entonces, las escuelas católicas podían ofrecer matrículas bajas en costo al respaldarse con “trabajadores a base de subsidios”, como las monjas, los hermanos religiosos y sacerdotes que trabajaban con un sueldo bajo, explicó.

En 1960, el 74 por ciento de los maestros y administradores en las escuelas católicas eran clérigos o miembros de órdenes religiosas, dijo McDonald. Hoy en día, dada la escases nacional de sacerdotes y monjas, solo el 3.2 por ciento lo son, agregó.

Tal como en el área del Inland, las escuelas católicas a nivel nacional están invirtiendo más tiempo y recursos en mercadotécnica y alcance, mencionó. El mantra, dijo McDonald, no es “menos, pero escuelas más fuertes”.