Skip to content
Una mujer y su hijo en la sala de su hogar en San Juan Cacahuatepec, Oaxaca, donde el temblor del martes de esta semana en Guerrero causó que parte del techo desapareciera.
Una mujer y su hijo en la sala de su hogar en San Juan Cacahuatepec, Oaxaca, donde el temblor del martes de esta semana en Guerrero causó que parte del techo desapareciera.
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

Los residentes del Condado de Orange con familiares en Guerrero, México sufrieron para averiguar si sus seres queridos estaban a salvo, después del sismo de magnitud 7.4 que sacudió el centro y sur de México la mañana del martes de esta semana, dejando edificios en riesgo de caer en Ciudad de México.

Celso Muñoz Reyes, un residente de Santa Ana y originario de Guerrero, dijo que estaba preocupado por daños o víctimas en su ciudad natal  Santa Bárbara, un pueblo de cerca de 800 personas con fuertes vínculos con Santa Ana.

Él dijo que no había tenido mucha suerte para localizar a su familia, pero sí pudo ponerse en contacto con funcionarios del gobierno en la capital del estado, que es Chilpancingo.

Muñoz Reyes, quien dirige una asociación de su ciudad natal de Guerrero en el condado de Orange, dijo que los funcionarios le informaron que el sismo se sintió con mucha fuerza allí.

Sin embargo, dijo que los funcionarios le informaron que no había reportes de daños. Las agencias de noticias informaron lo mismo.

El sismo tuvo su epicentro en el estado de Guerrero, al suroeste de Omepetec, y ocurrió a las 11:02 am hora del Pacífico.

“En Omepetec, no hay muchos edificios altos, como los hay en Acapulco. Eso ayuda a prevenir una gran cantidad de daños”, dijo.

Este es el segundo terremoto que azota la región en los últimos seis meses. En diciembre, un sismo de magnitud 6.5 sacudió la misma zona. Al menos tres personas murieron en ese sismo y no hubo reportes de daños en masa, según informó la prensa.

Por la tarde, el rumor de un desastre se extendía a través de las comunidades de inmigrantes del condado de Orange: de boca en boca, por Internet y a través de las noticias.

Teodora Hurtado, de 25 años, quien estaba lavando la ropa de su familia en una lavandería de monedas de Santa Ana, había estado escuchando las noticias en una radio de música mexicana.

Ella y su esposo son de Guerrero, y la madre de su marido vive en Acapulco.

“Mi cuñada la llamó, pero no hubo respuesta, así que estamos preocupados”, dijo Hurtado. “Ella dijo que me llamará cuando sepa que está bien.”

Alberto Escobar, de 40 años, residente de Dana Point y originario de Guerrero, se encontraba en el centro de Santa Ana para ir de compras.

“Un amigo mío me habló de ello”, dijo.

Sus padres viven en Taxco. “Voy a llamar a mi mamá a ver qué pasó, para ver cómo están, para ver cómo está la situación en México. Yo quiero saber”. 

Patricia Escandón, de 46 años, se encontraba en la terminal de autobuses de Santa Ana con su hermano. Ella dijo que estuvo en la ciudad de México durante el gran terremoto de 1985.

“Fue horrible. Había mucho movimiento, una gran cantidad de muertos. Había polvo”, dijo. “Espero que nada así vuelva a suceder, y que todo el mundo esté preparado para cualquier otro desastre que venga”.

Carmen Reyes, de 53 años y residente de Lake Forest, dijo que las noticias de México ponen a todos nerviosos. Ella asistía a una clase de capacitación laboral en Santa Ana.

“Espero que el gobierno les ayude porque mucha gente pierde sus hogares y no tienen nada”, dijo Reyes, originario de Jalisco y un ex residente de la ciudad de México.

The Associated Press contribuyó a este reportaje.