Skip to content
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

LOS ANGELES – El 8 de noviembre California podría legalizar la marihuana. Tendrá una nueva senadora que será hispana o negra, algo sin precedentes en el estado. Y los votantes podrían abolir la pena de muerte y revivir la educación bilingüe.

Las elecciones generales probablemente reflejen tendencias que se vienen sintiendo desde hace años en los que el estado se ha hecho cada vez más demócrata y diverso.

Una nueva camada de votantes, muchos de ellos jóvenes o hispanos, si no ambos, está lista para contribuir a las transformaciones generacionales, demográficas y culturales que están cambiando la imagen de California. Aproximadamente la mitad de los votantes nuevos empadronados este año son millennials, una generación joven que tiende a ser más liberal.

La elección podría reforzar la visión de quienes dicen que California es hoy un estado de un solo partido. El grueso de los votantes nuevos se inscriben como demócratas o independientes. Y podría haber más votantes inscriptos como independientes que republicanos.

Un indicador clave de los cambios que se están produciendo es la batalla por la banca en el senado dejada vacante por Barbara Boxer, que ocupó ese curul desde 1992. Se la disputan dos mujeres demócratas, la procuradora general Kamala Harris, hija de un negro y una india, y la representante Loretta Sánchez, hija de mexicanos.

“Creo que eso dice mucho acerca de la dirección en que nos movemos”, expresó Larry Gerston, profesor emérito de ciencias políticas de la California State University con sede en San José.

Las políticas del pasado, implementadas cuando el electorado era abrumadoramente blanco, podrían ser replanteadas si no dejadas directamente de lado. Se les está pidiendo a los votantes que anulen la pena de muerte, reinstituida en la década de 1970 y que no es usada desde el 2006.

También se podría dejar en la nada una ley aprobada en las urnas que desmanteló prácticamente los programas de educación bilingüe en 1998, cuando había un aumento en la inmigración ilegal.

Hacia mediados de octubre se habían inscripto para votar más de 4 millones de personas. La mitad lo hicieron como demócratas y solo un 19% como republicanos. El resto mayormente se inscribieron como independientes, según un análisis de la firma no partidista Political Data Inc.

Los millennials representan la mitad de los nuevos inscriptos. Y los hispanos el 30%, comparado con el 10% de hace una generación, de acuerdo con el informe.

El encuestador demócrata Ben Tulchin, que trabajó con Bernie Sanders en la campaña presidencial, dijo que la influencia de los nuevos votantes se está haciendo sentir en contiendas peleadas, en las que un puñado de republicanos podrían tener problemas para conservar sus bancas en distritos que alguna vez dominaba su partido.

Para los republicanos, la creciente influencia de los votantes hispanos es particularmente problemática en un año en el que su candidato a la presidencia es Donald Trump, quien ha prometido deportar a millones de personas que viven en el país sin permiso de residencia, la mayoría de ellas hispanas.

Los problemas de los republicanos con los hispanos se remontan a 1994, cuando se aprobó una iniciativa promovida por el gobernador republicano Pete Wilson, llamada Proposition 187, que impedía a los extranjeros sin residencia legal recibir atención médica, educación ni otros servicios públicos.

Esa ley fue posteriormente anulada, pero el resentimiento de los hispanos sigue vivo y su caudal electoral es cada vez más grande. La comunidad hispana es una de las razones por las que un estado que mandó a los republicanos Ronald Reagan y Richard Nixon a la Casa Blanca se fue tornando demócrata y no tiene hoy un solo republicano en cargos públicos a nivel estatal.

Estadísticas difundidas este mes indican que el porcentaje de demócratas inscriptos para votar subió un 2% respecto a las elecciones presidenciales del 2012, mientras que el de los republicanos bajó un 3%. Subió asimismo el porcentaje de independientes, que tienden a votar por los demócratas.

Los cambios se hacen evidentes en sitios como el condado de Riverside, donde los demócratas tienen una leve ventaja en un terreno que supo ser controlado por los republicanos.

“Puedes ver los progresos que han hecho los demócratas en la inscripción de votantes y cuantificar su impacto”, dijo Tulchin.

Los republicanos recibieron un duro golpe en las primarias senatoriales de junio. Ninguno de sus candidatos obtuvo más del 10% de los votos y, por primera vez en la era moderna, dos demócratas se disputarán una banca en noviembre.

A fines de los años 60 la mayoría de los californianos querían leyes más estrictas sobre la marihuana. Hoy esa actitud se ha suavizado.

Los encuestadores dicen que los millennials pueden hacer que se apruebe su venta. La mayoría de los demócratas e independientes están a favor de ello, mientras que los republicanos están divididos.

Hace casi dos décadas, cuando el estado hacía frente a la llegada de una ola de inmigrantes que ingresaron al país ilegalmente y no hablaban inglés, los californianos votaron a favor de desmantelar programas de educación bilingüe. Los propulsores de la iniciativa decían que ello ayudaría a los recién llegados a incorporarse a la sociedad anglo.

Este año pocos apoyan esa ley y es posible que sea derogada.

“California es siempre uno de los principales indicadores de cambios sociales y demográficos y este año parece un buen ejemplo”, manfiestó Darrell M. West, director de estudios de administración pública de la Brookings Institution y autor del libro de publicación reciente “Megatrend”, que avizora cambios políticos y sociales rápidos y profundos en el siglo XXI.