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Durante el día es campesino pero en las noches va a la escuela en busca de un futuro mejor

  • Rafael Aguilar Fabián es sólo uno de centenares de trabajadores...

    Rafael Aguilar Fabián es sólo uno de centenares de trabajadores agrícolas de los campos de California que persigue con ahínco un mejor futuro, gracias al respaldo que le proporciona el programa HEP de Cal State Fullerton (CSUF).

  • Aunado a su trabajo de recolectar aguacates, Rafael Aguilar-Fabian también...

    Aunado a su trabajo de recolectar aguacates, Rafael Aguilar-Fabian también asiste a unas clases de GED que son parte del programa HEP de Cal State Fullerton (CSUF).

  • Aunado a su trabajo de recolectar aguacates, Rafael Aguilar-Fabian también...

    Aunado a su trabajo de recolectar aguacates, Rafael Aguilar-Fabian también asiste a unas clases de GED que son parte del programa HEP de Cal State Fullerton (CSUF).

  • Rafael Aguilar-Fabian camina por los pasillos de Fallbrook High School...

    Rafael Aguilar-Fabian camina por los pasillos de Fallbrook High School junto a su esposa Maria y sus hijo Rafael Aguilar-Fabian Jr. y Alejandra.

  • Alejandra, de 6 años y su madre, María Ramos, cuando...

    Alejandra, de 6 años y su madre, María Ramos, cuando tienen la oportunidad acompañan a Rafael Aguilar Fabián a la pizca del aguacate, en Fallbrook, en el condado de San Diego.

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Rafael Aguilar Fabián es sólo uno de centenares de trabajadores agrícolas de los campos de California que persigue con ahínco un mejor futuro, gracias al respaldo que le proporciona el programa HEP de Cal State Fullerton (CSUF).

Residente en la ciudad Fallbrook, una comunidad rural de 30,000 habitantes en el Condado de San Diego, después de arduas jornadas en la pizca de aguacate, que realizó de diciembre a agosto pasado, Rafael se dedica ahora a la recolección de todo tipo de flores para negocios y arreglos florales y por las tardes -de lunes a miércoles- dedica tiempo para estudiar.

“El 11 de octubre presento mis últimos dos exámenes de Ciencias y Estudios Sociales”, dijo Rafael. “Me falta poco para obtener mi diploma”.

Cuando era niño, Rafael siempre soñaba con ser arquitecto y ayudó a diseñar y construir la casa de sus padres [Juvencio Aguilar y María Fabián] en Querétaro, México [Juvencio Aguilar y María Fabián]. Hoy sueña en ser mecánico o reparador de computadoras.

Nacido en el municipio Peña Miller, en Querétaro, México, este hombre de 34 años de edad no quiere seguir recolectando aguacates toda su vida, aunque es un amante de la agricultura.

“Muchos dicen que el dinero no importa, pero sí ayuda mucho”, externó a Excélsior. “Yo quiero que mis hijos [Alejandra, de 6 años y Rafael, de 5] lleguen algún día a la universidad y tengan una profesión. Quiero que ellos vivan una vida mejor, porque si ganan un buen salario, podrán tener una vida mejor que otros”.

Para lograr alguno de esos dos objetivos de mecánica o computación, Rafael sabe que deberá acudir a una escuela profesional, obtener su certificación y completar sus estudios en el programa High School Equivalency Programs (HEP), similar al diploma GED (Diploma de Educación General).

Ayuda a los migrantes agrícolas

El programa, denominado CSUF-HEP surgió en junio de 2015.

La Oficina de Educación del Migrante, en el Departamento de Educación de Estados Unidos concedió 2.4 millones de dólares a la universidad para desarrollar y supervisar el programa HEP.

El proyecto ayuda a los trabajadores agrícolas migrantes y sus hijos con becas. El financiamiento tiene vigencia por cinco años (475,000 dólares cada año) y el profesor asociado de educación primaria y bilingüe, Pablo Jasis, es quien lo dirige.

“La mayoría de estudiantes son mujeres”, dijo Flavio Paniagua, coordinador del programa. “Pero está abierto para todas las personas que han trabajado en el campo”.

El programa CSUF-HEP ofrece una gama de servicios de instrucción y de apoyo a la comunidad agrícola, y contiene un componente de transición a la universidad en los condados de Orange, Riverside y San Bernardino.

“Lo único que las personas deben presentar es un talón de cheque o un comprobante de que han trabajado en el campo”, indicó Paniagua. “Hay un formulario especial y está disponible en los lugares donde ofrecemos las clases”. Cada estudiante debe comprobar que trabajó al menos 75 días consecutivos en el campo.

La Universidad Estatal de California en Fullerton ofrece la enseñanza académica sobre la base de su alianza con el Programa Migrante de Asistencia al Colegio en Santiago Canyon College; el Programa de Educación Migrante Región IX (en los condados de Orange y San Diego), administrado por la Oficina de Educación del Condado de San Diego; el Distrito de Escuelas Preparatorias de Anaheim y la Red Nacional Latina de Educación.

En su segundo año, CSUF-HEP instruye a cerca de 100 trabajadores agrícolas migrantes como Aguilar-Fabián en un momento dado en seis sitios en los condados de Orange, Riverside, San Diego y San Bernardino.

Jornadas extenuantes

Todos los lunes, martes y miércoles por la tarde, María Ramos lleva a su esposo a la Preparatoria de Fallbrook a sus clases HEP.

Cualquier día laboral comienza desde las 5:00 a.m. cuando Rafael se despierta para cumplir como mínimo una jornada laboral d 10 horas. Su patrón, quien le permite vivir en una “traila” por la que no paga renta, le ofrece un salario promedio de $10.80 la hora.

Rafael se queja que las piernas le duelen de tanto subir y bajar una escalera de 6 pies de largo, cuando carga en su espalda un costal con 60 libras, durante la pizca del aguacate.

No recibe salario. Se le paga por cada balde lleno, y deposita la deliciosa y nutritiva fruta en un contenedor, donde pueden caber hasta 1,000 libras de aguacate.

Por este trabajo obtiene un promedio de $85 a $100 dólares por cada contenedor. En un buen día puede llenar tres de ellos.

“Por ahora estoy trabajando en la pizca de todo tipo flores”, dijo Rafael. “Mi patrón las entrega para las personas que tienen florerías y la gente las usa para hacer ramos o darlas en todo tipo de regalos”.

Principalmente recolecta la llamada flor de cera, una planta trepadora fácil de cultivar que puede durar años y cuyo mayor atractivo son sus bellas flores de apariencia cerosa o como si estuvieran hechas de porcelana.

La educación: un lujo impensable

Durante la mayor parte de su vida, la escuela significaba un verdadero lujo para Rafael, quien, a pesar de su deseo por obtener el diploma GED, tan solo el costo de la prueba ($150.00 dólares) no se lo permitía. Invertir ese dinero significaría la mitad de un día de trabajo.

Sin embargo, como estudiante CSUF-HEP, sus clases y gastos de exámenes son pagados por el programa, que inclusive ofrece cuidado de niños para quienes lo necesitan, así como talleres de asesoramiento y de la carrera de fin de semana libres.

Rafael expresó que ya aprobó los exámenes de lectura, matemáticas y escritura. Solamente le falta pasar Ciencias y Estudios Sociales.

“A mí no se me hace difícil la escuela”, dijo. “Voy a hablar con los instructores para ver qué m recomiendan a estudiar en un colegio comunitario”.

Para su buena suerte, el campesino de origen mexicano cuenta con el respaldo total de su esposa María Ramos, quien inmigró de Jalisco, México. Juntos colaboran en la educación de sus hijos y les ayudan con las tareas.

Mientras tanto, aunque le encanta la agricultura, sigue intacto su sueño por ser mecánico o reparador de computadoras.