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    Más de 30 personas se reúnen en la Iglesia St. Charles Borromeo en Bloomington, para escuchar a las facilitadoras del programa de salud mental de Nami.

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    Zulma Acevedo (sentada) escucha a Silvia Arboleda, el jueves 4 de febrero en la iglesia St. Charles Borromeo, ambas son facilitadoras en el programa de Nami.

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    Personas de varias ciudades del Inland Empire asisten cada jueves a escuchar cómo ayudar a parientes que poseen una condición mental.

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Cada jueves en la noche, Guillermo Quezada, un residente de San Bernardino de 31 años, asiste a un programa para obtener ayuda sobre su condición de salud mental.

“Me enteré de este programa por medio de la iglesia, no los dijeron en un anuncio”, dijo Quezada.

Se refiere al programa de familias de NAMI, que es la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI, por sus siglas en inglés), una organización de salud mental de base, dedicada a mejorar la vida de millones de estadounidenses afectados por una enfermedad mental.

Quezada ha estado asistiendo a este programa desde hace unos 5 meses.

“Andaba pasando por una depresión, me refugié en la oración y así llegué a esta iglesia. Yo no sabía qué eran las enfermedades mentales, bipolaridad o episodios,” dijo.

Quezada, quien es originario de Acapulco, tiene 13 años viviendo en Estados Unidos y afirmó que “me ha ayudado mucho este programa, a empezar a conocerme y a reaccionar diferente ante las circunstancias”.

Silvia Arboleda, es una de las facilitadoras del programa de familias de NAMI, quien dicta estos talleres en español en la iglesia St. Charles Borromeo, de Bloomington.

“El sacerdote me dijo: por qué no platicas con alguna gente, dicen que se trata de posesiones diabólicas, pero yo creo que tiene que ver más con la salud mental”, dijo.

Arboleda señaló que estos talleres los ha estado realizando desde el 2013 en diversas ciudades del Inland Empire: Moreno Valley, Perris, San Bernardino.

“Muchas de las personas que asisten porque tienen parientes con una condición de esquizofrenia, bipolaridad, depresión, déficit de atención, trastornos de personalidad, pueden ser compulsivos y crean conflictos en el hogar, la escuela, el trabajo. El cuidado debe ser para el ser querido y para ellos mismo”, dijo Arboleda.

“Cuando la gente tiene una condición mental, bebe, fuma, consume drogas, porque para la mayoría es su manera de medicarse. Las enfermedades mentales son difíciles de detectar por aspectos psico-sociales, biológicos, culturales,” explicó.

Mariela Cárdenas, una residente de Moreno Valley de 30 años, es otra de las personas que asistentes a este programa.

“Empecé a venir en noviembre. Yo me enteré por Silvia. Estoy aquí por mi hermana. Al principio pensábamos que era así por la adolescencia, no le podemos decir nada porque se molesta con facilidad”, dijo.

Aunque Cárdenas no especificó la condición de su hermana, sí confesó que este programa la ha ayudado.

“Antes me enojaba porque no entendía y creía que ella hacia las cosas para llevarnos la contraria, pero ahora entendemos mejor la situación”, señaló.

Además recomendó a las personas que busquen información y que no confundan lo que una condición mental, porque la información es vital.

“No se dejen llevar por ‘el qué dirán’. De hecho mis padres están divorciados y mi papá nos dijo: ‘ella no está loca’. No es así. Tenemos que informarnos”, recomendó Cárdenas.

En este sentido coincide con Quezada, quien afirmó “yo les recomiendo que busquen ayuda de personas que están capacitadas y recomendaría a NAMI… Todo problema tiene solución”, dijo.

Para conocer más sobre NAMI y cómo encontrar un programa: www.nami.org