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Numerosos dueños de viviendas adoran y disfrutan de sus piscinas, pero no se sienten cómodos con la variedad de sustancias químicas necesarias para el mantenimiento del sistema y la sanitización del agua.

En la medida que el movimiento de protección del medio ambiente va en aumento, las piscinas de agua salada se están convirtiendo en una opción popular para los dueños de casas de todo el país. Las piscinas de agua salada usan pocas o ninguna sustancia química para su mantenimiento. Todo lo que necesitan es un sistema generador de conversión de cloro, para transformar una piscina ya existente. Aunque algunos propietarios expertos han podido realizar la conversión por su cuenta, para garantizar la exactitud del proceso se aconseja confiarle la labor a un instalador profesional.

El generador produce cloro a partir de la sal convencional, de manera que no es necesario comprar, usar o almacenar tabletas o polvo de cloro. Mediante un proceso de electrólisis, el agua salada que pasa por el generador separa las moléculas de sal (cloruro de sodio) en sodio y cloruro. Al mismo tiempo, se liberan átomos de hidrógeno del agua. Luego, los átomos de hidrógeno y cloro que circulan libremente por el agua, se combinan para formar el hipoclorito de sodio, más conocido como cloro. Ese cloro sanitiza la piscina e impide el crecimiento de algas. Después de la sanitización, algunas de las moléculas de cloro se volverán a unir eventualmente al sodio para formar sal, y reiniciar el proceso, mientras quedará parte del cloro para mantener limpia la piscina.

Hay dos clases importantes de generadores de cloro. Uno de ellos es un sistema de “salmuera” que mantiene almacenada cierta cantidad de sal en el generador, mientras que la otra necesita la aplicación directa de sal al agua.

Aunque gran parte del trabajo se realiza sin intervención humana, la piscina de agua salada no está completamente exenta de mantenimiento. Es importante comprobar regularmente el nivel de pH de la piscina para mantener el equilibrio correcto en el agua, y garantizar que el generador de cloro funcione con efectividad. El generador necesitará además la limpieza periódica de depósitos minerales. Algunos expertos aconsejan la circulación constante del agua, lo cual equivale a que la piscina debe estar sometida a filtración constante para lograr óptimos resultados.

Las piscinas de agua salada tienen varios beneficios que van más allá del factor “verde” o ecológico. Los bajos niveles de cloro generados son menos propensos a provocar irritación y enrojecimiento de los ojos durante la natación, y a evitar el intenso olor a cloro. Además, se elimina la decoloración del cabello o los trajes de baño. La mayoría de los generadores requieren un contenido de sal de 2500 a 6000 ppm en la piscina. La mayoría de las personas puede tolerar un promedio de sabor a sal en el agua de 3500 ppm, por lo que una piscina con un nivel mayor podría resultar desagradable para los bañistas.

Las piscinas de agua salada no producen esa sensación de resequedad vinculada a una piscina a la cual se le aplica cloro regularmente. El agua salada crea un agua ligeramente suave, por lo que numerosos amantes de las piscinas aseguran que la piel se siente más fresca y suave al salir del agua.

[image#1, align=center, size=medium]Las piscinas de agua salada generan su propio cloro, eliminando la necesidad de comprar, almacenar y usar productos a base de cloro en la mayoría de los casos. (Metro Editorial Services)