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    Photojournalists' cameras hang by a picture of Veracruz state Governor Javier Duarte de Ochoa outside the office of Veracruz state's representative in the capital, to protest the killing of photojournalists Esteban Rodriguez, Gabriel Huge and Guillermo Luna in Mexico City, Friday, May 4, 2012. Killed by unknown assailants, their bodies were found dumped together in plastic bags by a canal in the eastern Mexican state of Veracruz on Thursday, less than a week after the killing of a reporter for an investigative newsmagazine.

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    La foto de Regina Martínez, una periodista asesinada en su casa de Veracruz, cuelga de una cruz durante un vigilia en su honor en Xalapa, México, el 29 de abril.

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BOCA DEL RIO, México (AP) — Periodistas recordaron a principios de este mes el viernes a tres colegas asesinados como jóvenes enérgicos que trabajaban en condiciones de alto riesgo en un estado abatido por una feroz batalla entre los dos carteles más poderosos de México.

El miedo reinaba en Veracruz, un puerto del golfo donde los tres hombres fueron encontrados el 3 de mayo junto con la novia de uno de ellos, desmembrados en bolsas de plástico negras arrojadas a un canal de aguas residuales.

Las calles y los centros comerciales se vaciaron después del descubrimiento truculento de los cuerpos de Guillermo Luna Varela, Gabriel Huge, Esteban Rodríguez e Irasema Becerra. La pelea por el control del tráfico de drogas ya ha causado escenas trágicas en Veracruz, como la matanza de 35 personas cuyos cuerpos torturados fueron abandonados en septiembre de 2011 en una calle principal.

Al menos siete reporteros y fotógrafos o personas que trabajaron en esa profesión han sido asesinados en Veracruz en los últimos 18 meses, lo cual ha forzado a los periodistas sobrevivientes a trabajar con la cautela con la que se cubren zonas de guerra y a auto censurarse.

El año pasado, Veracruz comenzó a verse afectado por una disputa por territorios entre Los Zetas y el cartel rival Jalisco Nueva Generación, alineado con el poderoso cartel de Sinaloa.

Los carteles llegan a usar amenazas, sobornos o ambas para exigir el apoyo de autoridades locales, funcionarios penitenciarios y otras personas en las localidades que se disputa. Los periodistas tampoco han sido ajenos.

“Vivimos en la psicosis”, dijo a The Associated Press un editor de un periódico en Veracruz, quien habló bajo anonimato por cuestiones de seguridad.

“Te hablan Los Zetas y dicen que no salga esto, y te hablan la gente de la Nueva Generación y dicen ‘si no sale esto, te chingo’. Entonces, ¿qué haces?”, añadió.

Dijo que los grupos criminales incluso tienen representantes ante la prensa, a quienes envían textos por correo electrónico para ser publicados.

Un reportero televisivo local dijo que en una ocasión un colega que trabajaba para uno de los grupos criminales le advirtió de no cubrir una historia.

En el estado, los periodistas se mantienen en constante comunicación con sus familiares. Trabajan en grupos de cuatro o cinco y rodean el área en sus vehículos varias veces antes de descender de sus automóviles. Pocos de ellos hablan con extraños, algo poco común en una ciudad conocida por su calidez tropical y su actitud amable hacia turistas y visitantes.

Huge y su sobrino Luna “eran de la flota nueva, de esa camada de jóvenes fotógrafos que ha permeado los medios en Veracruz”, dijo Sandra Segura, una columnista del periódico Notiver, donde los dos trabajaron alguna vez.

Junto con las otras víctimas “ellos eran esposos, hijos, hermanos”, expresó Segura. “Todos ellos con un futuro que les fue arrebatado al instante”.

La mamá de Luna, Mercedes Varela, dijo el viernes que le había pedido a su hijo dejar el periodismo, pero él se opuso porque consideró que no había nada qué temer. Describió a su hijo con un periodista dedicado que escuchaba constantemente las noticias por radio.

“Eso es lo que voy a extrañar”, comentó Varela.

Huge había trabajado como fotógrafo para el diario Notiver hasta agosto de 2011, cuando él y Luna abandonaron el estado para buscar refugio después de que dos reporteros del rotativo fueron asesinados.

El hallazgo de los tres reporteros ocurrió cinco días después de que autoridades estatales localizaron el cuerpo de Regina Martínez, corresponsal de la revista mexicana Proceso.

Martínez era una de las pocas reporteras que continuaban trabajando en Veracruz en notas del crimen organizado. Su último despacho fue el arresto de nueve policías acusados de tener lazos con narcotraficantes.

Un editor de Proceso, que habló en condición de anonimato porque no estaba autorizado a dar información, dijo que la revista asignaba notas de riesgo a sus reporteros con más experiencia que trabajaban desde la ciudad de México, la capital que no ha sido tan golpeada por la violencia.

Organizaciones que defienden la libertad de prensa dijeron que los tres fotoperiodistas habían abandonado el estado en 2011 por miedo a ataques. El Comité para la Protección de los Periodistas dijo que Huge había sido atacado por la policía federal hace cuatro años mientras cubría un accidente automovilístico.

En la ciudad de México, cerca de un centenar de periodistas protestaron para exigir el esclarecimiento de los asesinatos de los periodistas en Veracruz y marcharon por varias cuadras gritando por justicia y con pancartas en las que se leía “No se mata la verdad, matando al periodista”.

Un oficial de las fuerzas armadas con conocimiento de la violencia en Veracruz dijo que Nueva Generación, ha matado sistemáticamente a miembros de los Zetas y tomado control del puerto de Veracruz desde finales de 2011. Los Zetas siguen en control de la capital del estado, Xalapa, y otras ciudades alrededor de Veracruz, dijo el oficial, quién habló en condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar al respecto.

El presidente Felipe Calderón lamentó en un comunicado los crímenes de periodistas y señaló que su gobierno se mantiene en contacto permanente con las autoridades de Veracruz.

El director de veracruznews.com.mx, Martín Lara, dijo a The Associated Press que Luna, a quien sus colegas habían visto por última vez el miércoles cubriendo un accidente vial, recibió una llamada telefónica en verano de 2011 donde un hombre le decía que no publicara sus fotos y mejor huyera.

“La voz en el teléfono decía que sabía donde vivía, decía ‘no quiero que salga esto”’, dijo Lara, sin dar más detalles. Luna abandonó el estado y su trabajo pero regresó recientemente.

Esteban Rodríguez fue fotógrafo para el diario local AZ hasta 2011, cuando renunció y abandonó también la ciudad. Regresó pero no al periodismo, sino a trabajar como soldador. Artículo 19, una organización de libertad de expresión con sede en Londres, dijo que Rodríguez también cubría la fuente policiaca.

La organización informó en un reporte de 2011 que Luna, Huge y Rodríguez eran parte de un grupo de 13 periodistas que se habían exiliado en otros estados por amenazas y la falta de protección e impunidad en crímenes en contra de periodistas en el estado.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos del país informó que tiene registrados a 79 empleados de medios asesinados entre 2000 y 2011. Sin embargo, el CPJ mantiene que 51 han muerto en ese período.

E. Eduardo Castillo reportó desde la ciudad de México. Michael Weissenstein contribuyó a este despacho desde la ciudad de México.