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Chris Arreola, acompañado del peso Welter, Josesito Lopez (izquierda), y el promotor Dan Goossen, en una conferencia de prensa en Sherman Oaks el miércoles.
Chris Arreola, acompañado del peso Welter, Josesito Lopez (izquierda), y el promotor Dan Goossen, en una conferencia de prensa en Sherman Oaks el miércoles.
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SHERMAN OAKS – Esta era la gran preocupación de los seguidores del peso pesado, Chris Arreola, de Riverside: Para cuando se pare en el cuadrilátero el 9 de marzo para enfrentar a Bermane Stiverne, habrán transcurrido 385 días desde su última pelea. Con esa prolongada ausencia y con la reputación de Arreola – por ser generoso, de abandonarse, ¿en qué condición se encontrará? Resulta que en muy buena condición.

Arreola se ve bien. Dijo que pesaba 255, y espera estar entre las 235 y 240 libras en la noche de la pelea.

“Eso de parecerme a una llanta Goodyear no es para mí” dijo. Además, se mantuvo activo en el gimnasio de manera diligente, lo cual causa sorpresa dada la naturaleza de su horario inestable en los últimos 11 meses. Arreola tenía una pelea en la cartelera de Josesito Lopez vs. Victor Ortiz en junio en el Staples Center, pero la pelea se canceló debido a una lesión en el codo.

El promotor, Dan Goossen, mencionó que intentó arreglar una pelea para Arreola con Wladimir Klitschko, quien posee la mayoría de los títulos mundiales que su hermano, Vitali, no tiene, en el Brooklyn Barclay Center en septiembre, pero no se logró.

Finalmente una pelea fue arreglada entre Arreola (34-2, 30 K.O.) y Stiverne (22-1-1, 20 K.O.), un haitiano que llama a Canadá su hogar y pelea desde Las Vegas; el ganador de la pelea tiene una pelea obligada por el título contra Vitali Klitschko. Pero esta pelea se ha pospuesto dos veces.

Primero, se llevaría a cabo en Caracas, Venezuela, en diciembre, una idea de Don King después de ganar la oferta inicial de la pelea.

Eso no sucedió y la pelea fue pospuesta para el 26 de enero, este sábado, en el Galen Center de USC. Esa fecha también se vino al piso cuando Andre Ward, quien estaba programado a enfrentar a Kelly Pavlik, en una pelea por el súper peso mediano en esa cartelera, sufrió una lesión en el hombro.

Ahora, la fecha definitiva es el 9 de marzo, o tan definitivo como puede ser algo en el boxeo. Y tiene un recinto – aunque el siempre honesto, Arreola, comparó el hangar con 2,000 asientos, a un “estacionamiento” y sugirió que una pelea de esta importancia se merece un escenario más grande.

“Sin ofender al escenario, pero ¡por favor!”, dijo, “yo pertenezco sino a un Staples Center, un Nokia Center o una arena. Galen Center, un lugar así. Yo no merezco un estacionamiento…es un lugar donde tienes tus inicios. Donde yo me encuentro ahora, peleando una eliminación, para eso bien podría regresar a Ontario, al Doubletree”.

Con la mayor parte del 2012 alejado del cuadrilátero, es fácil de olvidar que Arreola se rehabilitó como boxeador durante el 2011, trabajando hacia el punto donde estaba en el gimnasio practicando sus habilidades boxísticas y no para perder libras.

Considerando: que pesaba 251 libras en su primera pelea por título, cuando Vitali Klitshko lo detuvo en el décimo round, en septiembre del 2009 en el Staples Center. Cuando perdió ante el polaco, Tomas Adamek, en abril del 2010 en el Citizens Business Bank Arena, pesaba 250 libras. Menos de cuatro meses después peleó todos los rounds para vencer a Manuel Quezada en Ontario, una vez más, y pesó 256 libras.

“No tuvo que durar más de cuatro rounds conmigo”, dijo Arreola. “Sin faltarle el respeto, porque es un muchacho fuerte, pero no merecía estar en el cuadrilátero conmigo. No debí de fracturarme mi mano, o tener los dos ojos con moretones por una pelea con alguien como él”.

“Eso fue lo que me despertó. En diciembre, estaba en mi casa sentado, mirando a las paredes, y pensando: ¿Qué me pasó este año?, ¿por qué no gané este año? Eso fue lo que realmente me despertó”.

Él peleó cinco veces en el 2011, todas victorias, y pesó 240 ½ libras o menos en 4 de esas peleas. En su única pelea del 2012, un knockout en el primer round de Eric Molina, en febrero en Corpus Christi, Texas, pesó 245 libras. Si este período de inactividad volvió loco a Arreola – ”fue horrible” mencionó, imaginen lo que esto le hubiese hecho en el 2009 o el 2010.

“Me hubiese emborrachado sin parar” dijo. “No te miento, me hubiera emborrachado todos los días. Hubiera esperado hasta el día que anunciarán ‘definitivamente, sí va’, y entonces hubiera empezado a entrenar”.

“Ahora me digo: bien, ¿no va pasar nada? No importa, sigo entrenando”. Falta ver qué pasará cuando entre en el cuadrilátero con Stiverne. Pero definitivamente hay progreso.