Por años el Condado de Orange ha vivido y experimentado por muchos intentos fallidos con el propósito de llegar a tener una franquicia de fútbol estable sin tener que depender al condado vecino de Los Ángeles.
El anuncio de la North América Soccer League el pasado mes de mayo de tener un equipo profesional basado en la ciudad de Fullerton para el 2017, ratifica que hay inversionistas dispuestos a tomar riesgos para que el balompié tome auge en esta región del Sur de California pero la pregunta del millón es:
¿Qué tanta será la paciencia y dedicación para tener una franquicia autosostenible en una región que pese a ser futbolera, no tiene el historial a su favor?
Recordando desde la década de los 90 el Condado de Orange ha buscado la manera para llegar a ofrecer un producto profesional cuando se intentó traer el fútbol a Fullerton (para ser precisos) con el L.A. Salsa que pese a llegar a tener una planilla talentosa y resultados favorables no se pudo sostener, y el proyecto solo aguantó dos temporadas.
Media década después el intento se trasladó para Santa Ana con la incursión del Orange County Zodiac en 1997. En dicha situación el club fue la filial del LA Galaxy en la conocida A-League de la United Soccer League.
El tener el talento local como el reconocido José Vásquez y otras figuras internacionales no fue suficiente para generar taquillas y mercadeo para sostenerse en el Santa Ana Bowl. Luego de cambios en la administración y de nombre a los “Waves” su última temporada en las máximas divisiones fue la del año 2001, cuando bajo a la PDL con el nombre de Blue Stars, liga que sirve para el desarrollo de jóvenes talentos, pero que no cuenta con gran inversión, ni seguimiento de afición.
El más reciente intento y que ha tardado en despegar con múltiples cambios de nombres es el de Orange County Soccer club, actual filial del próximo equipo expansión de la Major League Soccer Los Angeles Soccer Club.
Dicha franquicia arrancó su pasaje con el nombre de LA Blues y también jugando en Fullerton en el 2011.
La inversión fue masiva pues se trajeron jugadores como el argentino Walter Gaitán, el arquero mexicano, Oscar Dautt y el Cubano Maykel Galindo, y se intentó jugar con clubes centroamericanos para atraer aficionados al estadio.
Luego de pobres taquillas en el Titan Stadium, la gerencia optó por cambiarle el nombre a “Orange County Blues” y lo mudó para la Universidad de California en Irvine en el 2014.
Esta campaña con el nuevo nombre, identidad de colores y en el recién construido estadio del Irvine Great Park, pelean por un año más de sobrevivencia y lucha en un complicado mercado que tiene que competir con franquicias profesionales en deportes como el béisbol y el hockey sobre hielo y con ahora dos franquicias de fútbol en Los Ángeles no va a ser difícil.
Este texto no es para sentenciar de inicio un proyecto llamado California United FC en Fullerton, sino para relucir que la historia, las cifras y la inercia no son favorables.
Por el bien de la región, sería fantástico que el proyecto funcionara; pero las cosas no serán fáciles sin lo más importante: el apoyo del público.
