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    Kendall Oliver está demandando al dueño de una barbería de Rancho Cucamonga y lo acusa de violar sus derechos civiles.

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    Kendall Oliver, una persona transgénero, veterano del ejército y residente de Eastvale, está demandando al dueño de una barbería de Rancho Cucamonga y lo acusa de negarle un corte de pelo.

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    Richard Hernández, dueño de The Barbershop en Rancho Cucamonga, ha sido demandado por un veterano del ejercito transgénero, quien lo acusa de negarle un corte de pelo.

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    Richard Hernández, dueño de The Barbershop en Rancho Cucamonga, ha sido demandado por un veterano del ejercito transgénero, quien lo acusa de negarle un corte de pelo.

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    Kendall Oliver, una persona transgénero, veterano del ejército y residente de Eastvale, está demandando al dueño de una barbería de Rancho Cucamonga y lo acusa de negarle un corte de pelo.

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RANCHO CUCAMONGA – Desde la secundaria, Kendall Olliver ha preferido el pelo corto; media pulgada en los lados y tres a cuatro pulgadas en la parte superior.

Cuando Oliver, un veterano transgénero del ejército, visitó una barbería de Rancho Cucamonga, en marzo, en busca de un recorte de pelo, el propietario se negó porque percibió que Oliver era mujer.

Richard Hernández, propietario de The Barbershop en Milliken Avenue, dijo que sus creencias religiosas cristianas le prohíben cortar el pelo a las mujeres.

“No es una cuestión de discriminación, sino de convicciones religiosas”, dijo el residente de Ontario, de 30 años. “Es algo que no puedo poner a tela de juicio. Para mí, eso es un pecado y es algo que no puedo hacer. Pueden poner una pistola en mi cabeza; no es algo que pueda cambiar”.

Oliver, de 24 años, residente de Eastvale, presentó una demanda a finales de mayo alegando que la empresa violó la Ley de Derechos Civiles de California, cuando le negó a Oliver un corte de pelo en base a objeciones religiosas.

“Me sentí decepcionado, incómodo y molesto”, dijo Oliver. “Había otras personas que me miraban. No entiendo, especialmente en estos tiempos cuando hemos alcanzado la igualdad y los derechos humanos, y que sea algo que todavía suceda”.

El caso, es el último en una serie de batallas legales en todo el país, que enfrentan a la libertad religiosa contra la discriminación.

El debate ha afectado una pizzería de Indiana, que se negó a prestar servicios para una boda gay; unos fotógrafos de Nuevo México que no quisieron tomar fotografías oficiales, en una ceremonia de boda entre lesbianas; y un panadero de Colorado que se negó a hacer un pastel de boda para una pareja del mismo sexo.

“No será la última vez que veamos estas cosas”, dijo Ivan Strenski, profesor emérito de estudios religiosos en la Universidad de California en Riverside. “Creo que el país deberá superar esta idea de ver las cosas como blanco o negro. Existe una gran cantidad de gris en el mundo: matrimonios de distintas razas; hijos mestizos; flexión de género”.

“NO, SEÑORA”

Oliver, quien creció en Ontario, prestó servicio por más de seis años en la Reserva del Ejército, incluyendo un recorrido por Afganistán. Oliver nació mujer, pero se identifica más masculino que femenino.

En edad adulta, Oliver decidió aceptarse como transgénero. Como una auto-descripción, Oliver utiliza pronombres de género neutro, como “ellos”, en lugar de “ella” o “él”.

Cuando Oliver llegó a la peluquería para una cita el 8 de marzo, una mujer con el pelo corto de un lado y pelo más largo en el otro, ya estaba allí. Hernández le dijo que no cortaba cabello a las mujeres, y la mujer se fue, según la demanda. Oliver todavía se sintió optimista acerca de recibir el servicio, porque no tiene pelo largo.

Hernández miró a Oliver y repitió que no les cortaba pelo a las mujeres, explica la demanda.

“Y me quedé pensando: ‘¿a pesar que tengo el pelo corto?’. Solo quiero algo como el hombre que está en la silla en este momento”, recordó Oliver que le dijo a Hernández.

Oliver se fue y unos minutos más tarde llamó a Hernández para explicarle acerca de su condición como transgénero, y le preguntó si reconsideraría su decisión.

Hernández le dijo a Oliver: “No, señora”, y declaró que no le cortaría el pelo a “cualquier tipo de mujer”, dice la demanda.

La negativa causó que Oliver se sintiera “más insultado, herido y molesto”, según la demanda.

Después del incidente, Oliver y Hernández fueron entrevistados juntos para los medios de noticias de televisión. Oliver le preguntó a Hernández durante la entrevista por qué no anuncia que no corta el pelo a las mujeres. Hernández contestó que sería algo negativo para el negocio, explica la demanda.

Hernández dice que eso no fue lo que le dijo a Oliver.

“Lo que dije es que tendría a personas intentando demandarme todo el tiempo si lo anunció así”, dijo. “La gente lo catalogaría como discriminación”.

Hernández dijo que pertenece a la Iglesia de Dios, que incluye a varias denominaciones evangélicas, de las cuales la mayor es la pentecostal. Hernández se negó a discutir los detalles de su fe o el nombre de la iglesia a la que asiste, señalando que teme por represalias.

Dijo que sigue la práctica de no cortarles el pelo a las mujeres que era habitual en las denominaciones cristianas hasta principios del siglo 20.

“No cambiamos nuestras creencias basadas en las épocas”, dijo Hernández, de 30 años, residente de Ontario. “No cambiamos solo porque el resto del mundo decide cambiar”.

“Es una pena que un hombre tenga el pelo largo, pero si una mujer tiene el pelo largo, es su gloria y se habla que se le concedió como su velo, y no quiero ser yo el que tome su gloria”, afirma la demanda, citando informes de prensa.

Añadió que cuando “la gente va en contra de lo que Dios ha creado, todo empieza a salirse de control”, dice la demanda.

Hernández dijo que se disculpó con Oliver y se ofreció a reembolsar el costo de su corte de pelo. Agregó que ha tenido conversaciones posteriores con Oliver, que “parece ser bastante comprensivo” sobre sus puntos de vista, pero que está siendo influenciado por “fuerzas externas” en la comunidad LGBT, o lesbiana, gay, bisexual y trasgénero, que intenta aprovecharse de la situación para sus propios fines.

“No hice nada malo, ni he hecho nada degradante o desmoralizador”, dijo. “Yo también trato a todos con el máximo respeto. Y la traté con el máximo respeto”.

RELIGIÓN O DISCRIMINACIÓN

La demanda busca daños y perjuicios por al menos $4,000. Oliver dijo que el caso no es motivado por fuerzas exteriores y que el dinero no importa.

“Lo único que me importa es que esto no le ocurra a nadie más y que cumpla con la ley”, dijo Oliver.

Lambda Legal, una organización sin fines de lucro, con sede en Los Ángeles, y que defiende a las personas LGBT, está representando a Oliver, junto con otros abogados sin cobrar.

La demanda, presentada ante el Tribunal Superior del Condado de San Bernardino, alega que “The Barbershop” violó la Ley de Derechos Civiles Unruh de California, que garantiza a todas las personas el acceso pleno y equitativo a todos los establecimientos comerciales del estado sin tener en cuenta el sexo, raza, religión y otras características.

Además de los derechos civiles, el caso se trata de si se puede utilizar la religión como una excusa para la discriminación, dijo Peter Renn, abogado de Lambda.

“La respuesta debería ser no”, dijo Renn. “En última instancia, la libertad de religión también requiere libertad de la religión, especialmente si se tiene en cuenta la gran diversidad de creencias religiosas que tenemos en este país. Si las creencias religiosas de cada uno de ellos les permiten violar la ley, las leyes llegaría a un estrepitoso alto”.

Douglas NeJaime, profesor de la Facultad de Derecho de UCLA, dijo que las objeciones a la ley contra la discriminación basadas en las creencias religiosas se remontan a la era de los derechos civiles, en los años 1950 y 60, cuando algunos restaurantes y otras empresas se negaban a servir a los clientes negros.

Señaló que la Corte Suprema de California, en el 2008, resolvió por unanimidad a favor de una lesbiana de Oceanside a quien se le negó tratamiento de infertilidad en base a su orientación sexual. Los médicos de la clínica médica para mujeres buscaban una exención religiosa a la ley debido a sus creencias cristianas fundamentalistas.

NeJaime, director del claustro docente del Instituto Williams, un centro de estudio que se centra en cuestiones legales sobre la comunidad LGBT, dijo que los hechos presentados en la demanda de la barbería “parecen ser un caso claro de discriminación que viola la ley del estado”.

Hernández dijo que tiene abogado, pero no quiso proporcionar un nombre. Dijo que varias organizaciones legales se han ofrecido a llevar su caso.

“No estoy dándome por vencido en lo absoluto”, dijo.

Si hay algo en lo que Oliver y Hernández están de acuerdo, es que han recibido comentarios de ira de personas que no están de acuerdo con ellos.

“Existen personas con odio en ambos lados”, dijo Hernández. “No quiero que se torne molesto para ninguno de nosotros”.