Skip to content
Con la ayuda del Consulado de México en Santa Ana, Miriam Morales Cortes, de 22 años, ganó la custodia de su hijo, Joshua Calderon, de cinco años.
Con la ayuda del Consulado de México en Santa Ana, Miriam Morales Cortes, de 22 años, ganó la custodia de su hijo, Joshua Calderon, de cinco años.
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

La batalla por la custodia de un niño de cinco años que es ciudadano estadounidense tendrá que producirse en México y no en Estados Unidos, ha decidido un juez del condado de Orange.

El comisionado Richard Vogl ordenó que Joshua Calderón fuera retornado junto a su madre, Miriam Morales Cortes, en Guadalajara. El niño había estado viviendo con su padre, David Calderón, de Fullerton, que lo secuestró en mayo.

La decisión se basó en la residencia habitual del niño, que en este caso se decidió que era México porque Joshua había vivido con su madre durante casi dos años antes del secuestro, dictaminó Vogl.

Morales Cortes había invocado la Convención de La Haya, a la que ambos países están acogido. El acuerdo internacional está diseñado para proteger a los niños involucrados en disputas de custodia entre países diferentes, estableciendo si un niño debe ser devuelto a un país para los procedimientos legales para decidir su custodia.

“Han sido los cinco meses más largos… al no tener a mi hijo conmigo. No podía dormir. No podía comer”, dijo Morales Cortes el viernes pasado, apenas unas horas antes de reclamar a su hijo. “Hubo un tiempo en el que pensaba que nunca volvería conmigo”.

Calderón no hizo comentarios acerca del caso.

“Mi cliente no está dispuesto emocionalmente como para dar una entrevista”, dijo esta semana Helena Le, la abogada de Calderón. “Naturalmente está devastado”.

Sin embargo este caso no es lo habitual. La mayoría de casos de secuestro entre México y Estados Unidos se dan al revés, con un padre o madre secuestrando a un niño desde Estados Unidos a México, según la Oficina de Asuntos de Menores del Departamento de Estado de Estados Unidos.

Aproximadamente un tercio de los casos están relacionados con secuestros en el exterior, lo que implica que un progenitor ha sacado indebidamente a un niño o niña de Estados Unidos y lo ha retenido en otro país.

Peleando por la custodia

La disputa internacional empezó cuando Morales Cortes, que ahora tiene 22 años, se fue con Joshua en septiembre de 2002 volviendo a su nativa Guadalajara. Se fue escapando de la violencia doméstica, dijo. Calderón la había maltratado, empujado contra una pared y golpeado en la cara y en la cabeza, según una orden de alejamiento que pidió en contra de él en septiembre de 2006.

La abogada de Calderón dijo que hubo un incidente de violencia doméstica pero que la pareja se había arreglado después de que él viajara a México para un intento de reconciliación. Le dijo que la pareja había decidido mutuamente que era más seguro para Morales Cortes quedarse en México porque no querían hacer peligrar los trámites para que ella consiguiera la residencia legal en Estados Unidos.

Calderón, un ciudadano estadounidense, era el patrocinador de Morales Cortes.

Morales Cortes, una maestra de jardín de infancia en México, dijo que pese a estar separados, su marido todavía tenía derecho a visitas en los festivos importantes y durante el verano.

El 22 de abril, Calderón visitó a Morales Cortes y viajó con ella a Juárez, en México, para una cita relacionada con su estatus migratorio en el consulado estadounidense. Él la convenció para que dejara a Joshua en casa de la madre de él en Aguascalientes, México.

Días después de la entrevista, Calderón recogió a Joshua y se lo llevó a Estados Unidos.

Morales Cortes dijo que Calderón había planeado el secuestro. La abogada de Calderón dijo que su cliente había descubierto que Morales Cortes le había sido infiel.

“Aquí es cuando se armó todo el jaleo”, dijo Le.

Dijo que Calderón tuvo a Jushua con él porque el niño tiene amigdalitis crónica y quería que recibiera el cuidado apropiado y fuera operado en noviembre.

Morales Cortes dijo que cree que todo era una táctica para mantener a Joshua alejado de ella.

A medida que las llamadas del teléfono se hicieron más cortas y menos frecuentes, ella dijo que creía que Calderón no tenía intención de devolverle a su hijo y buscó ayuda.

Pensó en la posibilidad de viajar a Estados Unidos para reclamar a Joshua, pero se dio cuenta de que no tenía un estatus migratorio legal y tenía poco dinero para el viaje. Su poca familiaridad con el sistema legal estadounidense y dificultades con el idioma acrecentaron el problema.

“Lloré. Necesitaba dinero para todo. No sabía a quién acudir para buscar ayuda”, dijo Morales Cortes.

Ley internacional en juego

Aquí es cuando una amiga en Estados Unidos buscó ayuda en el Consulado de México en Santa Ana, que le dio los nombres de abogados especialistas en la Convención de La Haya.

Los funcionarios del consulado también la ayudaron a obtener un visado humanitario para que pudiera asistir a la vista el viernes pasado. Morales Cortes se fue con su hijo al día siguiente.

La abogada de Calderón dijo que su cliente perdió por la cantidad de tiempo que el niño había estado viviendo en México antes de ser traído a Estados Unidos.

“Siempre hay dos lados en una historia y en algún lugar entre las dos historias reside la verdad”, dijo Le. “Tenemos a dos padres que quieren a su hijo y que están tratando un tema de custodia de una forma muy inmadura y agresiva”.

Ahora que la corte del condado de Orange ha decidido que el procedimiento legal por la custodia de Joshua tiene que llevarse en México, la carga está en Calderón que tendrá que ir a México para pedir la custodia de su hijo.

No está claro si Calderón vaya a hacerlo.

México tiene tendencia a ser más tradicional con sus leyes de custodia y tiende a favorecer a la madre, dijo Le.

Morales Cortes dijo que estaba aliviada de que se hubiera acabado el calvario de cinco meses.

“Mi hijo me necesita. Nos amamos”, dijo.