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El cartero hispano Ralph Ortiz, de 58 años, se prepara para recorrer su ruta en la ciudad de Montebello, California. En una de las áreas más ocupadas de Los Ángeles, Ortiz logró manejar un millón de millas sin sufrir un solo accidente en 35 años de trabajo.
El cartero hispano Ralph Ortiz, de 58 años, se prepara para recorrer su ruta en la ciudad de Montebello, California. En una de las áreas más ocupadas de Los Ángeles, Ortiz logró manejar un millón de millas sin sufrir un solo accidente en 35 años de trabajo.
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Los Ángeles.- En una de las áreas más ocupadas de Los Ángeles, el cartero hispano Ralph Ortiz logró manejar un millón de millas sin sufrir un solo accidente en 35 años de trabajo. El Servicio Postal (USPS) reconoció su secreto, la paciencia detrás del volante.

“Había una sola oportunidad en la vida de lograr esto, no voy a tener otros 35 años para lograrlo otra vez, así que me siento muy orgulloso de haberlo hecho”, explica a Efe Ortiz, de 58 años.

Con una sencilla celebración en la oficina de correos de Montebello, una ciudad del condado de Los Ángeles, el hispano recibió la ovación por una hazaña que muy pocas personas que trabajan manejando un vehículo en el estado pueden ostentar.

Ortiz cuenta que el reto comenzó hace 35 años cuando aplicó para convertirse en uno de los servidores públicos más conocidos y esperados del país. “Todo el mundo siempre espera al cartero”, dice entre risas.

El hispano quería trabajar en el área de Lynwood, ciudad que lo vio nacer, pero la oportunidad se presentó a unas 13 millas de su hogar, en una ciudad que apenas alcanzaba los 50.000 habitantes en 1982.

En estas tres décadas y media, Ortiz ha visto cómo la ciudad ha crecido, se construyeron varios centenares de casas y centros comerciales.

Los ojos del hispano registraron el progreso de una comunidad en la que ahora casi el 80 % de sus habitantes es de origen latino. “He visto nacer a los hijos y los hijos de los hijos”, asegura.

Esa capacidad de observar es la que ha hecho que Ortiz se convierta en uno de los conductores más seguros de USPS: “La clave es ver a los otros conductores cuando usted está manejando y estar concentrado en conducir”.

El cartero describe las imágenes de los conductores imprudentes como una película que se repite todos los días: la madre que se distrae por estar poniendo atención a los hijos, el conductor que va tarde al trabajo, aquel que decidió comer en el carro y los que manejan a exceso de velocidad.

“Los puedes ver a todos, son tan obvios, la idea es que los evites”, aconseja sobre una historia que se repetía día tras día, pero que se complicó con la llegada de la tecnología y hay conductores que hablan por teléfono o enviando mensajes de texto.

Estas imprudencias lo han hecho consciente que todos los días las calles pueden convertirse en un escenario fatal.

Precisamente esa sabiduría y paciencia que ha usado estos años fueron reconocidas hoy por los jefes y compañeros de Ortiz, quien recibió una placa conmemorativa y una chaqueta que lo reconoce como miembro del Club del Millón de Millas de USPS.

Esta no es la primera ocasión en la que este hispano se convierte en inspiración, pues antes de ser cartero sirvió tres años en los Marines, por lo que siempre ha usado una prenda distintiva que lo identifica como un veterano de las fuerzas armadas.

“Varios muchachos han llegado a agradecerme y decirme que mi gorra y mi historia los inspiró a enrolarse en los marines, eso es un orgullo para mí”, cuenta.

Pero no todo han sido bonitas historias en estos 35 años y Ortiz se ha enfrentado a uno de los mayores peligros de los carteros: los perros.

“Siempre dicen lo mismo, ‘Mi perro no muerde’, y eso no es cierto, es un animal y su instinto a algo extraño es morder”, advierte.

Aunque, afortunadamente, a Ortiz nunca le ha mordido un perro, eso no quiere decir que no haya tenido que lidiar con el problema.

Con la serenidad que lo caracteriza asegura que debería haber una reglamentación para que los dueños de perros no puedan estar en la parte delantera de una casa.

Su propuesta incluso protegería a los dueños de las mascotas contra una demanda. “Los perros enfrente de una casa son un peligro” considera.

Después de compartir sus sabios consejos que podrán ser la diferencia entre la vida y la muerte, tomar jugo de naranja y compartir unas donas con sus compañeros, Ortiz volvió a su trabajo, el correo no espera, los vecinos quieren verlo llegar puntual.

“Este trabajo no va a acabar, los vecindarios siguen creciendo y la gente sigue necesitando de su cartero” se despide mientras sale de la oficina con su carro.