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Vilma Romero (i), originaria de Nicaragua, es voluntaria y beneficiaria del banco de alimentos "World Harvest", posa ante los contenedores con frutas y verduras junto a sus hijos Miguel Paque (c) y Maxiel Bonilla (d) en Los Ángeles, California.
Vilma Romero (i), originaria de Nicaragua, es voluntaria y beneficiaria del banco de alimentos “World Harvest”, posa ante los contenedores con frutas y verduras junto a sus hijos Miguel Paque (c) y Maxiel Bonilla (d) en Los Ángeles, California.
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Los Ángeles.- Indocumentados de bajos recursos de Los Ángeles prefieren dejar de acudir a los bancos de alimentos, aunque eso suponga no tener suficiente comida para sus hijos, por “miedo” a ser arrestados y deportados por las autoridades migratorias.

“Lo que está ocurriendo es que se están quedando sin comida en casa, está pasando hambre nuestra comunidad, nuestros niños están sufriendo el efecto ‘Trump'”, dijo a Efe Victoria Maldonado, voluntaria de la despensa comunitaria World Harvest en Los Ángeles.

La coordinadora reveló que desde que el actual presidente, Donald Trump, inició en 2016 su campaña política, marcada por los ataques a los indocumentados, su banco de alimentos ha experimentado un descenso del 40 % en el número de familias hispanas que acude a por ayuda.

“Indocumentado, la palabra lo dice todo. Tienen temor a ser removidos, no quieren exponerse a ser agarrados por la migra”, declaró Maldonado.

En World Harvest, por 30 dólares, una persona puede llevar a casa alimentos por un costo equivalente a 350 dólares en el supermercado. Los que no pueden pagar esa cantidad dedican 4 horas de voluntariado para llevarse los alimentos.

“Desde que él (Trump) empezó, todo esto comenzó a cambiar, invadieron los temores, bajó la clientela, las preguntas son más frecuentes: ¿Qué si estamos a salvo? ¡Claro que estamos a salvo!, nosotros no nos estamos poniendo de acuerdo con nadie, estamos solo para ayudar”, aclaró.

Maldonado contó que los hispanos indocumentados tienen temor que cualquier información que compartan llegue a manos de agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) y que eso lleve a su detención o que se realicen redadas en los bancos de comida.

“Algunos donantes nos han abandonado también, nadie reconoce el aporte de los latinos, pero hoy por miedo muchos ya no buscan trabajo en el campo, la producción bajó y de Arizona ya no nos envían donaciones”, lamentó.

Glen Curado, inmigrante de Taiwán, fundó World Harvest en 2007 con donaciones de empresas de alimentos, supermercados y hacendados.

“Desde la fundación asistimos como a 50.000 familias hasta de 8 miembros, y de la totalidad el 50 % son latinos”, señaló Curado, quien en ocasiones, irritado, regresa donaciones cuando en los requisitos para su distribución se apunta que “sólo para personas con documentos”.

La nicaragüense Vilma Romero, voluntaria y beneficiaria de World Harvest, aclara que ningún banco de alimentos puede compartir con el Gobierno su información.

Al no tener suficiente comida en el hogar, “los más afectados serían los niños, porque ya no les estarían dando los alimentos necesarios para nutrirse”, destacó Romero.

Según cifras de 2015 de la organización Feeding America, 43,1 millones de personas viven en la pobreza en EE.UU., de los cuales 13 millones son menores de edad.

De los 56 millones de latinos que viven en EE.UU., el 22 % lo hace bajo “inseguridad alimenticia”, señala esta organización sin ánimo de lucro.

Uno de ellos es el guatemalteco Javier Tuch, quien acude dos veces al mes a World Harvest.

Tuch reconoció a Efe que el “temor” existe por el acoso del Gobierno contra los indocumentados, pero invitó a estos inmigrantes a dejar atrás el miedo y acudir a estos centros de alimentos para asegurarse que “hay comida para alimentar a los niños, y ahí van a estar los niños creciendo sanos”.

Carlos Portillo, vocero del Departamento de Servicios Públicos y Sociales (DPSS) de Los Ángeles, dijo a Efe que están conscientes de las denuncias sobre “inseguridad alimentaria” por parte de “organizaciones comunitarias”.

“Es importante que se informen y que no tengan temor de aplicar por el programa de CalFresh (estampillas de alimentos), ya que no se considera como carga pública recibir beneficios”, aclaró Portillo.

Recibir asistencia nutricional para sus hijos estadounidenses “no afectará la oportunidad de recibir su tarjeta de residencia, los datos de inmigración son privados y no serán compartidos”, ratificó.