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Imagen de archivo de los disturbios de 1992.
Imagen de archivo de los disturbios de 1992.
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Los Ángeles.- Veinticinco años después de los graves disturbios raciales de Los Ángeles, que se saldaron en 1992 con 50 muertos y 4.000 heridos, muchos de los problemas de desigualdad que los desataron persisten en la ciudad californiana, alertan varios activistas.

Por este motivo, líderes comunitarios y autoridades de Los Ángeles conmemorarán este sábado el aniversario del inicio de uno de los peores episodios de desórdenes raciales en la historia reciente de EE.UU., con el objetivo de hacer un llamado a la participación política como medio para canalizar ese descontento.

“Ahora tenemos que confrontar esos problemas de una manera más organizada, más política, con objetivos, con estrategia, para poder mejorar la comunidad en vez de destruirla”, dijo a Efe el director de la organización Unión del Barrio, Ron Gochez.

Este dirigente local advirtió que sin organización no llegarán los “cambios” sociales que la zona necesita.

“Podemos quejarnos, hasta hacer disturbios, pero eso no va a crear las condiciones que vayan a cambiar la mentalidad de los políticos”, afirmó.

Pero el llamado de participación podría estar opacado por nuevas revueltas, como refleja un reciente estudio de la Universidad Loyola Marymount, que indicó que, tras años de descenso en el temor a disturbios, en la actualidad 6 de cada 10 angelinos cree que se pueden desatar desórdenes raciales en los próximos 5 años.

Esta cifra aumenta a 7 de cada 10 entre los jóvenes entre 18 y 29 años de la principal ciudad californiana, y las comunidades latina y afroamericana se mostraron más pesimistas sobre esta posibilidad.

Los responsables del sondeo indicaron que este resultado puede estar influenciado por la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca a comienzos de año, pues su encuesta se realizó en enero y febrero pasados.

Los disturbios de 1992, que dejaron más de mil millones de dólares en pérdidas materiales, comenzó a gestarse el 3 de marzo de 1991, cuando varios oficiales del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) fueron captados en cámara golpeando brutalmente a Rodney King, un joven afroamericano que fue perseguido por exceso de velocidad al volante.

El 29 de abril de 1992, tres agentes y un sargento del LAPD fueron absueltos de todos los cargos. Horas después se desataron unas revueltas que se extendieron durante seis días.

Para el historiador y curador del Museo Afroamericano de California Tyree Boyd-Pates, los disturbios de 1992 no fueron un caso aislado.

Los atropellos en contra de las minorías, incluyendo la hispana, generaron estallidos de violencia desde la década de 1940, con las denominadas revueltas de Zoot Suit, cuando decenas de jóvenes, muchos de ascendencia mexicana, fueron atacados por vestir ropa que se asociaba con los chicanos.

Dos décadas después, la historia se repitió en el área de Watts, en el sur de Los Ángeles, donde el arresto de un conductor generó cuatro días de disturbios que dejaron 34 muertos y millones de dólares en pérdidas.

“Estas comunidades pensaron que obtendrían justicia, pero la justicia continuaba eludiéndolos”, dijo a Efe Boyd-Pates.

El sentimiento de injusticia se vivió nuevamente el mismo año en que King fue golpeado. Latasha Harlins, de 15 años, murió baleada por la dueña de una tienda; la mujer de origen coreano fue sentenciada a cinco años de libertad condicional. La muerte no quedó en el olvido, la tienda fue quemada en las revueltas de 1992.

“Vimos cómo latinos, afroamericanos y asiáticos fueron afectados por esta monumental falla del sistema judicial”, dijo a Efe Arturo Ybarra, presidente del grupo comunitario Watts/Century Latino Organization.

Sin embargo, pesar del temor a posibles nuevas revueltas, activistas como Ybarra cree que con la actual composición de los barrios del sur de Los Ángeles, con un 70 % de latinos, es poco probable que se desaten disturbios.

“Estamos inhibidos sistemáticamente, los residentes de estos vecindarios latinos no van a salir a pelear, así sean víctimas de una injusticia, esto es lo que tenemos que cambiar”, aseguró.

Por su parte, el alcalde angelino, Eric Garcetti, ha hecho un llamado a los funcionarios de la ciudad, miembros del LAPD y residentes de la ciudad a aprender la lección que dejaron las revueltas y asistirá a la marcha y festival previstas para el sábado en el mismo lugar donde se desataron los disturbios en 1992.

La conmemoración, pactada por más de 30 organizaciones del área, muestra uno de los avances más significativos en la comunidad: el entendimiento entre afroamericanos y latinos.

“(Debemos) Luchar de mano a mano con la comunidad afroamericana, o siempre nos van a tener divididos, y divididos nunca vamos a ganar nada”, consideró Góchez.