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El entrenador de los Golden State Warriors Steve Kerr (izq.) conversa con su jugador Stephen Curry durante el segundo juego de las finales de la NBA.
El entrenador de los Golden State Warriors Steve Kerr (izq.) conversa con su jugador Stephen Curry durante el segundo juego de las finales de la NBA.
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Por si acaso fuese necesario, los Warriors recibieron ayer una inyección de ánimo para encaminarse hacia su segundo título de la NBA.

En la noche que el coach Steve Kerr regresó al banquillo, después de seis semanas de ausencia por problemas en la espalda, Golden State le recetó una nueva paliza a Cleveland al son de 132-113 para tomar ventaja de 2-0 en las Finales de la NBA.

Al igual que en el partido anterior, Kevin Durant jugó por nota. El delantero de los Warriors terminó la noche con 33 puntos, 13 rebotes y seis asistencias, sin embargo, su compañero Stephen Curry acaparó los reflectores.

Y es que el guardia registró su primer “triple-doble” en una serie por el trofeo Larry O’Brien al encestar 32 puntos, repartir 11 asistencias y atrapar 10 rebotes.

Más allá de los atributos de “KD” y Curry, sin duda la presencia de Kerr en la línea de banda fue factor para que sus pupilos llegaran a un récord de 14-0 en la postemporada, estableciendo una marca de la Liga en esta fase del campeonato.

“Tenerlo de regreso en la banca significa mucho. Nos gusta su presencia. Nos gusta que nos hable. Nos sentimos completos cuando él está con nosotros. Así es que eso significa mucho”, detalló Curry.

LeBron James, de los Cavaliers, también tuvo una noche para enmarcar, luego de llegar a ocho “triples-dobles” en la Finales de la NBA e igualar a Magic Johnson con la mayor cantidad en esta categoría.

El “Rey” tuvo 29 puntos, 14 asistencias y 11 rebotes y a pesar de que Kevin Love le hizo segunda a la ofensiva con 27 unidades, los dirigidos por Tyronn Lue tendrán que remar contra corriente, como en la serie del año pasado, en la que llegaron a ponerse 1-3 en desventaja, para después ganar tres partidos en fila y levantar el trofeo.