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Personas observan libros durante la inauguración de la XVII Feria Internacional del Libro en el Zócalo de Ciudad de México (México).
Personas observan libros durante la inauguración de la XVII Feria Internacional del Libro en el Zócalo de Ciudad de México (México).
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México.- La XVII Feria Internacional del Libro arrancó en el Zócalo de Ciudad de México, con el fin de reconstruir a partir de la expresión cultural el ánimo de un país que en septiembre se vio afectado por dos fuertes sismos y que ahora encuentra en la literatura una forma de olvidar y regenerar heridas.

Los libros fueron puestos bajo las carpas y de inmediato comenzaron actividades como la poesía o la música en la plaza más grande de América Latina, a la que acudieron multitudes ávidas de literatura para liberar emociones cautivas tras los terremotos.

El poeta Karloz Atl, quien impartió un taller sobre textos escritos y orales, contó a Efe que la literatura es esencial después de un momento así, ya que “te ayuda a expresar eso que creías que no podías decir”.

“Influye de una forma reconstructiva. Sin duda la asertividad en estos momentos de parte de las artes va a ser muy importante y te ayuda a desarrollar la cuestión de la resiliencia, de cómo después del derrumbe uno puede salir”, expresó el joven.

El taller que impartió consistía en hacer a los jóvenes escribir y después expresar sus escritos en voz alta, una manera de desatar emociones encontradas, calladas.

Los jóvenes, de diferentes estados del país, recitan sonrojados al principio, pero logran liberar tensiones mientras escuchan a Atl, que inculca “cómo las personas pueden salir de ese ensimismamiento, empoderarse y crear”.

“Ahora nos sabemos frágiles y vulnerables, pero tenemos que salir adelante”, aseveró.

Uno de los asistentes a la FIL Zócalo 2017, Juan Pablo Lozano, quien llega al evento buscando libros de Ernest Hemingway y actividades interesantes, dijo a Efe que este año el encuentro literario tiene “algo de especial” por la cercanía a los sismos.

“Es muy importante este tipo de actividades, que nos inviten a la sociedad lastimada a unirnos y adquirir conocimiento y cultura, disfrutar la ciudad y volvernos a apropiarnos de ella”, expresó.

La joven Naela Sánchez compartió su opinión y, aunque con gustos muy distintos que van desde la comedia al suspenso, afirmó que la feria “es una buena oportunidad” para que la gente se distraiga y piense en otras cosas.

El autor español Pablo Paniagua, quien aterriza en la feria con siete títulos, destacó a Efe la importancia de las editoriales independientes, ya que permiten tener acceso a ejemplares “que no se encuentran habitualmente en las librerías”.

“Nadine, algo más que una novela porno” es el libro más representativo del escritor, que espera encontrar su hueco en México, “un país que no lee mucho”.

Es una historia “un poco cerda, pero con humor negro” sobre una prostituta travesti que asesina hombres en sus ratos libres.

El escritor destaca que la feria se realice en pleno Zócalo capitalino, ya que supone poner la literatura a pie de calle, al alcance de todos.

Sobre los terremotos, que causaron más de 360 muertes y miles de damnificados, Paniagua fue claro: “La cultura también está para equilibrar las cosas malas”.

Bajo el lema #CulturaSolidaria, la feria contará con la participación de 28 países en diez foros y 1.400 actividades artísticas, culturales y literarias, entre charlas, conferencias, talleres, presentaciones de libros, homenajes, música y artes escénicas.

El periodismo también estará presente con la convocatoria de diferentes charlas en las que se reflexionará sobre los obstáculos de ejercer esta profesión en México.

Las delicias de la gastronomía nacional tampoco faltan a la cita literaria, que se prolongará hasta el próximo 22 de octubre. En diferentes lugares de Zócalo puede encontrarse comida típica de diferentes estados como Oaxaca, Chiapas o Veracruz.

De este modo, el lector puede degustar un fresco pozol (bebida de maíz molido) o un pan dulce propio de la región Huasteca mientras pasea por la Plaza de la Constitución.

Este año la feria concedió el X Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska al escritor chileno Andrés Montero (Santiago de Chile, 1990) por su obra “Tony ninguno”.

Chile, invitado de honor en la edición de este año, mostrará su panorama editorial actual, además de una selección de espectáculos musicales e interdisciplinarios, cine y tres homenajes.