CIUDAD DE MÉXICO- El México-Panamá aún no es negocio ni para la reventa.
Acostumbrados a inflar el precio de los boletos en partidos de alta demanda, como ocurre cuando juega el Tricolor en el Estadio Azteca, esta vez los revendedores se han resignado ante el poco interés del consumidor.
Ayer, a cuatro días del partido, sólo un revendedor merodeaba las taquillas, intentando convencer al único cliente que transitó por ahí en media hora.
En taquilla había boletos de Especial Bajo, pero sólo a la altura de las Cabeceras, en 600 pesos. El revendedor ofrecía la misma localidad, pero en la mitad de la cancha, por 750 pesos, apenas 150 de ganancia.
En charla con Grupo REFORMA y tras solicitar el anonimato, confesó que sólo compró 10 boletos, “para no perderle”, esperando una ganancia de mil 500 pesos en el transcurso de la semana, una cantidad irrisoria si se considera que en otro tipo de partidos perciben eso por la reventa de un solo ticket.
El revendedor explicó que la paupérrima venta no tiene tanto que ver con la jerarquía del rival o con un castigo al Tricolor por los resultados del verano (como consideró Javier Aquino), sino con los precios.
Sin el cargo de Ticketmaster, los boletos oscilan entre los 280 y mil 800 pesos.
“Imagínate, de a 300 pesos por verlo hasta arriba, pues nadie quiere pagar”, dijo.
Comentó que los demás revendedores consideran más atractivo el Cruz Azul-Tigres, en la Copa MX, y por ello merodean en el Azul y no en el Azteca.
