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    Muhammad Ali se proclamó el más grande. Lo hizo con ingenio y astucia, en prosa y rima, y siempre con un guiño.

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    Una de las fotos más emblemáticas muestra al campeón Muhammad Ali después de derribar a Sonny Liston.

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    Joao Havelange transformó a la FIFA en sus dos décadas como presidente, convirtiéndola en un organismo con reservas de cientos de millones de dólares.

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Desde Muhammad Ali hasta Johan Cruyff, el mundo del deporte se despidió en 2016 de varios titanes que marcaron el rumbo de sus respectivas disciplinas.

Un vistazo a las muertes más importantes en el mundo deportivo:

Muhammad Ali, 74

En su última caravana, a través de su ciudad natal, el parabrisas del coche fúnebre estaba cubierto por tantas flores que el chofer apenas podía ver el camino, o las multitudes de miles de personas apostadas en las calles.

Muhammad Ali estaba de vuelta donde todo comenzó, en Louisville, Kentucky, donde comenzó una carrera en el boxeo que lo convirtió en el atleta más famoso del planeta.

Fue campeón del peso completo en tres ocasiones, con una mezcla jamás antes vista de velocidad, poder y astucia, características que contrastaban con la imagen de sus últimos años, en los que apenas podía caminar y susurraba palabras ininteligibles por la enfermedad de Parkison que desarrolló a raíz de miles de golpes en la cabeza.

Sus tres peleas contra Joe Frazier fueron inolvidables. Se autoproclamó como “El Más Grande”, y boxeador que podía “flotar como mariposa, picar como abeja”. Y lo hizo con una personalidad y bravuconería magnéticas.

Ali peleó en todos los rincones del mundo — Alemania, Malasia, Filipinas, Zaire.

Además, perdió algunos de sus mejores años como boxeador, al negarse a ser reclutado al Ejército para la guerra de Vietnam. Asumió posturas políticas cuando no era bien visto entre los deportistas. Y se cambió de religión y de nombre.

El tiempo suavizó algunas de sus posturas más radicales, y Ali se convirtió en todo un tesoro nacional, en un embajador mundial. En los Juegos Olímpicos de 1996 en Atlanta, encendió el pebetero con mano temblorosa, en una de las imágenes más famosas de cualquier olimpiada.

Johan Cruyff, 68

Sus regates han sido imitados hasta la saciedad. La selección holandesa en la que jugó, y el Barcelona que dirigió, son dos de los equipos más admirados en la historia. Y su forma de interpretar el fútbol cambió el deporte para siempre.

Simple y sencillamente, Johan Cruyff fue un futbolista y técnico iconoclasta, único e irrepetible.

Cruyff falleció tras perder su batalla contra el cáncer pulmonar. El exjugador holandés personificó el “Fútbol Total”, y dibujó el prototipo del Barcelona que, años después, Pep Guardiola, Lionel Messi y compañía llevarían a su máxima expresión.

“Nos deja otra leyenda”, escribió Messi, delantero argentino de un Barcelona que debe su ADN a la revolución que implementó Cruyff, primero como su jugador (1973-78), cuando ayudó a un club de mitad de tabla a conquistar su primer título de liga en una década, y luego como su timonel (1988-96), cuando lo condujo a conquistar en 1992 su primera Copa de Europa.

Cruyff alcanzó su zénit como jugador en la década de los 70 con la selección de Holanda, Ajax y el Barcelona.

De pelo largo y figura desgarbada, el chico que salió de los callejones de Amsterdam fue el emblema del Ajax y de la “Naranja Mecánica” que maravilló en la Copa del Mundo de 1974, dos equipos que con un estilo de juego de presión alta, circulación constante del balón y jugadores sin posiciones fijas que sería conocido como el “Fútbol Total”.

Su talento era tal que ocupa el Olimpo de los dioses del fútbol, al lado de otros titanes como Pelé, Diego Maradona, Franz Beckenbauer, Alfredo Di Stéfano y el propio Messi.

Arnold Palmer, 87

Vivió la vida tan bien como jugó en el campo de golf.

Los golfistas de hoy en día pueden agradecer a Arnold Palmer por las fortunas que ganan en los torneos, la cobertura de televisión que reciben en todo el mundo, y el dinero que reciben de los patrocinadores.

“Fue el rey de nuestro deportes, y siempre lo será”, dijo Jack Nicklaus tras la muerte de Palmer.

Palmer nunca se preocupó demasiado por ser tratado como realeza. Sus raíces estaban en la zona rural de Pennsylvania, y con su juego extraordinario y su pose de galán ayudó al golf a convertirse en un deporte de las masas en Estados Unidos.

Antes de que Tiger Woods se convirtiese en un fenómeno mundial, Palmer allanó el camino y puso todo en marcha.

“El golf no sería tan popular de no ser por Arnold”, dijo Woods.

Palmer ganó siete majors y 62 títulos de la PGA, y su rivalidad con Nicklaus fue esencial para el golf.

Joao Havelange, 100

Figura reverenciada y polémica, Joao Havelange ayudó a catapultar al fútbol, y especialmente la Copa del Mundo, a su estatus actual como el deporte más popular del mundo.

El brasileño transformó a la FIFA en sus dos décadas como presidente del organismo, convirtiéndola en un organismo con reservas de cientos de millones de dólares, pero también en una incubadora para la corrupción.

Havelange murió a los 100 años mientras se realizaban los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro. Su gestión como exmiembro del COI fue esencial para que Brasil se convirtiese en el primer país sudamericano en albergar una olimpiada.

“En sus 24 años como presidente de la FIFA el fútbol pasó a ser un deporta verdaderamente global, llegando a nuevos territorios y llevando al fútbol a todos los rincones del mundo”, expresó el presidente de la FIFA Gianni Infantino.

El brasileño expandió la Copa del Mundo de 16 a 32 selecciones y la convirtió en uno de los eventos más populares del planeta. Organizó seis mundiales como presidente entre 1974 y 1998, cuando fue reemplazado por Joseph Blatter. También consiguió lucrativos contratos, incorporó nuevas federaciones a la FIFA y creó el Mundial de mujeres.

Pero también es uno de los símbolos de la corrupción que afectó las entrañas del fútbol, y tuvo que dejar su cargo en el COI y la presidencia honoraria de la FIFA en medio de acusaciones de que recibió millonarios sobornos.