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    Pastores evangélicos de Los Ángeles están listos para albergar en sus iglesias “santuario” a todos aquellos que pudieran ser amenazados por la deportación.

  • “Tengo miedo”, dijo Yesenia Cortez, inmigrante de Puebla, México, quien...

    “Tengo miedo”, dijo Yesenia Cortez, inmigrante de Puebla, México, quien tiene un hijo amparado por el programa DACA, para aquellos individuos que fueron traídos a Estados Unidos cuando eran menores de edad.

  • “Yo me beneficié del movimiento santuario; estuve seis años en...

    “Yo me beneficié del movimiento santuario; estuve seis años en un refugio no conocido que se llamaba Rutilio Grande, en la Placita Olvera”, dijo Mario Fuentes, líder organizador de LA Voice.

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La historia del movimiento de ciudades e iglesias santuario en Estados Unidos se incrementará a nivel nacional como consecuencia de las amenazas del presidente electo, Donald Trump de deportar a tres millones de personas.

Frente a la retórica antiinmigrante de Trump, un grupo de 40 pastores evangélicos de Los Ángeles está dispuesta a dar la pelea en defensa y protección de los inmigrantes indocumentados.

A través de la recién formada Coalición de Pastores Latinos (COPALA), los religiosos que pertenecen a movimientos como Asambleas de Dios, Iglesias Pentecostales y Bautistas, otorgarán refugio seguro a los inmigrantes amenazados por la deportación. Ellos recibirán el respaldo y asesoría de la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA), LA Voice y servicios de abogados expertos en leyes migratorias, como Jessica Domínguez.

“Tengo miedo, no solo por mi sino también por mi hijo [Luis Sánchez] que es un estudiante “soñador”, amparado por DACA”, dijo Yesenia Cortez, quien inmigró de Puebla, México, en 1998. “Como madre, me preocupa la situación, pero como hija de Dios, tengo fe en que nada malo pase. Y si me deportan, pues me llevo a mis hijos”.

De inicio, la labor de COPAPA serían la ciudad y el condado de Los Ángeles donde las iglesias evangélicas abrirían sus puertas a individuos y familias que soliciten protección.

Sin embargo, el movimiento pretende expandirse a ciudades santuario a las que Trump quiere negarles o cortar fondos federales, incluyendo Austin, Baltimore, Dallas, Denver, Detroit, Chicago, Filadelfia, Houston, Miami, Minneapolis, New York City, Miami, Phoenix, Portland, Salt Lake City, San Diego, San Francisco, Seattle y Washington, D.C. De hacerse realidad la amenaza de Trump, San Francisco, por sí sola, perdería casi 1,000 millones de dólares en financiamiento federal.

“Lo que nos ha movido a los centroamericanos a Estados Unidos fue la violencia de las guerrillas, secuestros, persecuciones y los escuadrones de la muerte de los años 1980”, recordó Melvin Valiente, pastor de la Primera Iglesia Bautista de Maywood, y guatemalteco e nacimiento. “Esos problemas estaban en el país; por eso huimos y aunque luego vino la paz, ahora el problema es la violencia de las pandillas”.

Valiente aseguró que, frente a las amenazas de deportaciones, el gobierno de Trump podría intentar desligarse de las causas del problema de los indocumentados.

“Las pandillas se iniciaron acá, en Estados Unidos, y luego nos enviaron a la gente solo para complicar más la vida allá”, añadió. “En Centroamérica [las pandillas] están creando una crisis y un terror increíble, debido a las consecuencias de que este país no supo cómo tratar con aquellos jóvenes que huyeron de la guerra y los retornó como drogadictos y criminales”.

Violencia y muerte en Centroamérica

El movimiento santuario está ligado a la violencia, muerte y huida de miles de centroamericanos, particularmente de Guatemala y El Salvador, quienes buscaban protección mediante el asilo político.

“Ser joven en aquellos años era sinónimo de violencia y muerte”, recordó Mario Fuentes, oriundo de San Salvador y líder organizador de LA Voice. “Yo me beneficié del movimiento santuario; estuve seis años en un refugio no conocido que se llamaba Rutilio Grande, en la Placita Olvera”

En aquellos años, el defensor principal de los inmigrantes centroamericanos era el Padre Luis Olivares, quien, en el invierno de 1985 declaró la Iglesia Nuestra Señora Reina de los Ángeles un santuario para los refugiados centroamericanos que enfrentaban procesos de deportación.

El sacerdote pidió a cientos de feligreses a desobedecer las leyes de inmigración porque “la primera ley es la de la dignidad humana” y centenares de familias centroamericanas eventualmente buscaron refugio en la iglesia, lo que llevó a Harold Ezell, entonces comisionado regional del Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos, a acusar en 1986 a Olivares de “promover la ilegalidad”. Olivares murió en marzo de 1993.

Olivares, quien murió en marzo de 1993 siguió los pasos del reverendo John Fife, un ministro presbiteriano e iniciador del movimiento santuario con la fundación del movimiento “No más muertes”, para defender a los inmigrantes en su iglesia Southside Presbyterian Church de Tucson, Arizona

El movimiento de Fife organizó más de 500 iglesias para ayudar a los refugiados a cruzar la frontera y encontrar refugio en iglesias santuario en Estados Unidos, desafiando a ley federal. En 1986, Fife fue condenado, junto contras siete personas de violar leyes federales de inmigración y cumplió cinco años de libertad condicional.

Pero la semilla del movimiento estaba sembrada. La iglesia de Tucson le indicó al gobierno que estaba dispuesta a violar leyes migratorias para ser un “santuario” que protegería a los indocumentados.

Esa fue la primera de cientos de congregaciones que abrieron sus puertas a partir de esa decisión, muchas de ellas porque veían en el extranjero la imagen del “Cristo sufriente”.

Refugio para la Sagrada Familia e inmigrantes

“Como inmigrante, la Sagrada Familia buscaba un refugio [donde nacería Jesús, el Hijo de Dios, en el seno de la Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo]”, expresó el pastor Melvin Valiente. “También vemos la manera bíblica en cómo el pueblo e Israel estuvo de inmigrante en Egipto y la Biblia dice que se debe tener consideración con el Pueblo de Dios que ha sido inmigrante y que debemos tener ese corazón compasivo para tratarlos con dignidad y respeto y Jesús en los 33 años que vivió entre nosotros es nuestro modelo de inmigrante”.

“Precisamente por eso es que estamos uniéndonos como pastores”, añadió. “Creemos que todo ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, para que tengan dignidad y cuando las cosas vayan por el lado equivocado [amenazas de deportaciones] estemos preparados con diferentes alterativas para responder al clamor del Pueblo de Dios, porque aun sin documentos los inmigrantes tienen derechos humanos, morales y legales”.

¿Acaso se están preparando para lo peor?

“Como dijera el alcalde de Los Ángeles [Eric Garcetti], esperamos lo mejor, pero nos estamos preparando para lo peor…esperamos que todo marche bien y que el presidente [Donald Trump] cambie la retórica que usó durante las elecciones; nosotros no vamos a dejar solo al pueblo inmigrante”.

Religión y política: la postura del Papa Francisco

Francisco, el sumo pontífice de la Iglesia Católica interpreta el mensaje que la iglesia se ocupa de la política cuando está atenta contra las familias y las separa, y describe el auge de la polarización en el mundo que culpa de enemigas a las personas de otras creencias, razas o nacionalidad.

El papa advirtió contra quienes quieren “levantar muros, construir barreras y etiquetar a la gente”, sin mencionar el nombre de Donald Trump.

“Jesús nos va a preguntar ¿Qué hiciste con el inmigrante pobre? Y nos repetirá: lo que hiciste por el pobre también me lo hiciste a mii”, dijo Carlos Rincón, pastor de la iglesia Vida Victoria en el Este de Los Ángeles. “Para eso existimos, para ayudar al marginado y a las familias que van a ser afectadas”.

Por su parte, Jerry Huerta, activista de CHIRLA recordó que la comunidad inmigrante vive “tiempos de incertidumbre, tiempos de miedo y no sabe cuál será su futuro”.

“Por ello nos hemos unido para enviar un mensaje de unidad, un mensaje de amor y que los inmigrantes sepan que no están solos y que vamos a luchar para que continúen programas como DACA, que han beneficiado a miles de nuestros jóvenes”.