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    Steven Morales, de 16 años, Alice, de 18, Matthew, de 16, y Lili Morales, de 15, llevan ocho años tocando juntos en un programa de la Filarmónica.

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    Tres hermanos y un primo tocan en un programa juvenil de la Filarmónica de Los Angeles y comparten su pasión con miembros de la comunidad.

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Liliana Morales, de La Habra, asegura que no necesitó mucho tiempo para saber que el violín no era lo suyo cuando tuvo ese instrumento en sus manos por primera vez, a la edad de cinco años.

“Lo odié”, dijo recientemente, casi una década después. “Era difícil, necesitaba mucho tiempo”.

Sin embargo, su padre Jaime Morales, quien se dedica a ser mariachi, insistió. Él sabía que al igual que cualquier otra actividad, un entendimiento completo de ese instrumento necesitaría de tiempo y paciencia.

Morales hizo que Liliana practicara todos los días. Para cuando cumplió los ocho años, ella ya se había enamorado de su nuevo oficio.

Liliana y tres de sus primos que viven en La Habra, Alice, Steven y Matthew, se unieron a la Orquesta Juvenil de Los Ángeles. Es un programa gratuito iniciado por Gustavo Dudamel, director de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y de la Filarmónica de Los Ángeles.

La Orquesta Juvenil le brinda a niños y adolescentes de hasta 18 años, la oportunidad de tomar lecciones gratuitas y recibir instrumentos. Algunos, incluyendo a los cuatro miembros de la familia Morales, se presentaron durante el evento de medio tiempo del Súper Tazón junto con el grupo Coldplay.

Ellos también se han presentado en el Hollywood Bowl y en la sala de conciertos de Walt Disney, además de haber tocado con Stevie Wonder, Juanes y Aerosmith.

“La música es algo en lo que tienes que trabajar para sentir que has logrado algo”, comentó Liliana. “Es por eso que me encanta. Si no haces el esfuerzo, no va a suceder”.

Steven Morales, de 16 años, toca el violín también. Alicia, de 18 años, toca el oboe, mientras que Matthew, de 16, toca el chelo. Cada uno de los adolescentes Morales empezó al menos a los ocho años.

Los cuatro han colaborado con la comunidad dando clases gratuitas en un programa llamado las Voces de Dios en la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe.

Días largos

Un día típico de estos jóvenes durante el ciclo escolar inicia temprano y termina ya tarde. “Cuando salimos de la casa está oscuro”, dijo Matthew. “Cuando regresamos, también está oscuro”.

Empezando a las 6:00 de la mañana, los cuatro organizan todo para la escuela y su práctica de orquesta.

Después de la escuela, conducen a Los Ángeles para practicar en la Orquesta Juvenil. Luego regresan a casa, hacen su tarea, duermen e inician todo otra vez al día siguiente.

Aunque sus horarios son más agitados que los de un adolescente típico, se divierten y no piensan que se están perdiendo de nada.

“Hay algunas veces en que nos invitan al cine o a una fiesta y tenemos práctica que entra en conflicto con eso”, dijo Matthew. “Qué voy a disfrutar más, ¿otro concierto con Journey en el Hollywood Bowl, o pasar el tiempo por una hora con mis amigos?”

Sus compañeros en la Orquesta Juvenil se han convertido en familia.

“Cuando tocamos, somos amigos dentro de nuestra comunidad”, comentó Matthew. “Es nuestra vida social”.

Participación en el Súper Tazón

A finales del 2015, la sección de cuerdas de la Orquesta Juvenil fue llamada para una reunión. “Nadie decía nada”, dijo Liliana. “Sólo nos dijeron que estuviéramos allí ese día”.

Entonces les informaron que participarían en el evento de medio tiempo del Súper Tazón de este año. Los niños se pusieron de pie sobre sus sillas y gritaron de emoción.

No sabían que iban a presentarse con Coldplay hasta que les entregaron la música: “Viva La Vida,” “Paradise,” “Up&Up,” “Fix You,” y “Clocks”.

La mejor parte de la presentación, según Liliana, fue la preparación, las prácticas en Los Ángeles.

“Chris Martin dijo que todos éramos parte de la familia real”, comentó. “Fue grandioso, porque nos sentimos incluidos en todo lo que sucedía”.

Dar de vuelta a la comunidad

Los adolescentes Morales cuentan con un proyecto predilecto: enseñar música a otros.

“Es una experiencia diferente, saber qué hay tanto que puedes hacer con la música clásica”, dijo Alice. “Te la puedes llevar a cualquier parte”.

Fue la idea de Jaime iniciar las Voces de Dios. Cerca de 70 personas se reúnen cada jueves y viernes por la noche. Siete músicos, incluyendo a los cuatro adolescentes Morales, ofrecen lecciones gratuitas.

Liliana da clases a niños de cinco a 11 años.

“Me veo mucho en los niños: hay una lucha, pero al mismo tiempo quieren seguir adelante, quieren entenderlo”, dijo. “La mayor recompensa para mí es cuando practicamos algo, y finalmente aprenden la pieza”.