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 El abogado de Riverside, Rogelio Morales (izq.), aprobó recientemente el examen para ejercer como abogado en el estado. Su hermano, Ramiro Morales (der.), quien nació en México, estaba a punto de ser deportado.
El abogado de Riverside, Rogelio Morales (izq.), aprobó recientemente el examen para ejercer como abogado en el estado. Su hermano, Ramiro Morales (der.), quien nació en México, estaba a punto de ser deportado.
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El residente de Riverside, Rogelio Morales, solo había ejercido como abogado por algunos meses cuando se enfrentó al gobierno federal para detener la deportación de su hermano.

El caso está todavía pendiente pero Morales se anotó una primera victoria que le valió la liberación de su hermano de una prisión de inmigración en Arizona en junio.

Morales, de 34 años, su hermana y dos hermanos crecieron en Watts con sus padres analfabetos pero muy trabajadores, quienes trajeron a la familia a Riverside en 1987.

Los padres habían logrado legalizarse durante la amnistía de los años 80 y, aunque un solo hijo, Ramiro, había nacido en México, se convirtió en residente legal de Estados Unidos.

Morales dijo que aunque su familia no entendía completamente las ventajas de una educación, su madre nunca asistió a la escuela cuando era niña, sus padres querían que sus hijos la tuvieran. Asistió a escuelas en Riverside, se graduó de la Escuela Preparatoria John W. North y luego de la Universidad Comunitaria de Riverside (RCC).

Rogelio señaló que después de los ataques del 11 de septiembre del 2001, escuchó de casos de musulmanes detenidos y se dio cuenta que quería ayudar a las personas que sentían que habían sido maltratadas por el gobierno.

“Fue cuando comencé a pensar que quería convertirme en abogado porque la gente que iba a luchar esas batallas serían los abogados”, dijo.

Algunos años después tuvo que usar su entrenamiento legal para ayudar a su familia.

Dijo que su hermano mayor, Ramiro Morales, actualmente de 38 años, había atravesado por un divorcio desagradable que no había manejado muy bien en el 2003 y se había refugiado en las drogas, acumulando tres condenas por posesión de metanfetaminas.

Para los no ciudadanos, ciertas condenas por droga son delitos que conducen a la deportación. Pero Ramiro dijo que se sorprendió verse detenido por las autoridades de inmigración y enfrentar el proceso de deportación.

Su abogado en esa época pudo conseguir que un juez cancelara su expulsión del país. Pero debido a que su tercer cargo por posesión de drogas no estaba resuelto aún y no contó para el caso de inmigración, cuando llegó a la corte el cargo por posesión de drogas abrió de nuevo el proceso de deportación.

Mientras tanto, Rogelio Morales lograba su admisión en el Colegio de Abogados de California en junio del 2010.

Ramiro pensó que sus problemas legales habían terminado y estaba tratando de obtener un empleo y poner su vida en orden.

Pero un día cuando Morales regresó a casa, su madre le informó que su hermano estaba detenido. Había sido arrestado en Riverside con una orden judicial por no haber pagados algunas tarifas de la corte. Algunos días después fue trasferido a una cárcel de inmigración en Florence, Arizona.

“Para mí, no hubo alternativa alguna desde ese momento. Iba a defenderlo”, dijo Morales. “Sabía que estaba tomando un gran riesgo porque si lo deportaban mientras lo defendía, iba a tener que vivir con eso por el resto de mi vida”.

De acuerdo con documentos de la corte, Morales esgrimió un número de argumentos legales, incluido el hecho de que el anterior abogado de Ramiro no lo aconsejó apropiadamente.

Pero su oportunidad se presentó cuando decidió pedirle a un juez que dejara a un lado la condena de Ramiro por ese tercer cargo por drogas. De acuerdo con documentos de la corte, un juez de la Corte Superior del Condado de Riverside estuvo de acuerdo y los abogados de inmigración decidieron abandonar el caso en junio pasado.

Ramiro fue liberado el 19 de Julio después de casi 11 meses en custodia, tiempo durante el cual se dejó crecer la barba — había decidido no afeitarse hasta que lo liberaran — y los otros reclusos lo llamaban “maestro” porque siempre estaba leyendo.

“Lo primero que quise hacer fue abrazar a mi familia”, dijo.

Su lucha no termina aun, dijo Morales, porque la oficina del fiscal de distrito del condado de Riverside está apelando la decisión del juez sobre el cargo por drogas. Si se rehabilita la condena de Ramiro, será de nuevo candidato para la deportación.

Pero Ramiro ha estado alejado de las drogas y no ha cometido ningún delito desde 2004.

“Creo que hasta ahora la lección más grande fue que hice sufrir a mi familia”, dijo. No quiero dejar este país por lo que voy a hacer todo lo posible para asegurarme de que eso no ocurra”.

Morales posee ahora su propia oficina y está a la búsqueda de clientes. También dona su tiempo a la Asociación de Abogados del Inland Empire, la cual ofrece ayuda legal gratis a familias de bajos recursos.

Su hermano tiene un nuevo abogado que se especializa en casos criminales pero Morales está orgulloso del trabajo que hizo.

“No iba a dejar que mi familia se separara”, dijo.