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¿Alguna vez has tenido tanto miedo de lo que está por venir, que tratas de hacer hasta lo imposible por evitar que ocurra? Es ese mismo sentimiento cuando sientes que el corazón se te hunde, tus manos comienzan a sudar, pero no de emoción. De hecho, es un sentimiento aterrador. A veces lo que causa ese tipo de miedo es algo que sólo te importa a ti. Aun así, cada vez que piensas en eso no puedes evitar sentirte un poco mal. Lo más seguro es que esas pequeñas cosas son cosas que pueden cambiar todo para nosotros. Así que incluso si tenemos miedo muy dentro de nosotros, hay alegría.

Es difícil encontrar el momento perfecto para hablar de eso que cambiará tu vida. Ya sea para bien o para mal. Sin embargo, sabes que tienes que hacerlo. Para nosotros los jóvenes todo parece ser el fin del mundo. Sí, todo. Los chismes en la escuela, el hecho de que nadie te mandó un mensaje de texto durante el fin de semana, incluso lo que mamá hizo para la cena. Las cosas insignificantes pueden convertirse en un gran escándalo.

Así que cuando tienes noticias verdaderamente malas, te aterras. Cualquier cosa desde una suspensión, adicciones, un embarazo, todo eso da miedo. Se vuelve aún más difícil hablar de todo eso cuando no hay comunicación con tus padres. Padres, si sus hijos no se sienten a gusto hablando con ustedes sobre algo pequeño, como no haber obtenido una buena calificación en un proyecto, ¿cómo esperan que quieran hablar con ustedes sobre un problema grande, como un embarazo?

Aunque parezca que los jóvenes crecen y se olvidan de sus padres al menos que necesiten dinero, no siempre es la verdad.

Cuando han logrado algo grande, quieren regresar con sus padres y saber que ellos están orgullosos. Tal vez parezca opuesto a lo que todos creen, pero los jóvenes también queremos que nuestros padres se sientan orgullosos. Claro, no somos perfectos y lo más seguro es que nunca vamos a ser exactamente como nuestros padres quieren que seamos.

Pero aun los amamos más que nadie y sus opiniones y su aprobación, significa mucho para nosotros. Así que cuando tenemos que decirles algo, siempre nos cuesta trabajo hacerlo. Cada segundo que pasa, el miedo se vuelve más y más grande.

Es normal tener miedo. Todos sienten miedo. Pero no está bien pasar por esos momentos de miedo solo. Hablar sobre las cosas que te preocupan ayuda. Saber que hay alguien ahí para ayudarte, puede hacer que una situación difícil se vuelva más fácil. Así que hablen. Nuestros padres nos aman, y no importa lo que pase, ellos siempre estarán ahí.