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Rafael Márquez, el líder, el que todos seguían, el más respetado desde el retiro del mítico Hugo Sánchez, está viviendo hoy el peor día de su carrera.
Rafael Márquez, el líder, el que todos seguían, el más respetado desde el retiro del mítico Hugo Sánchez, está viviendo hoy el peor día de su carrera.
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A los 38 años, cuando jugaba un papel cercano al de tótem de la selección mexicana de fútbol, Rafael Márquez fue acusado en Estados Unidos de tener vínculos con un zar de la droga, lo que marcará su otoño como jugador.

Con cuatro Copas del Mundo jugadas, un paso triunfal por el Barcelona español y un sexto sentido para ser líder, en los últimos tiempos Márquez fue llamado al ‘Tri’, aun cuando no estuvo en forma, pero a partir de hoy tendrá la prioridad de limpiar su imagen salpicada de lodo y eso le impedirá estar concentrado en la cancha.

El Gobierno de Estados Unidos colocó hoy al zaguero y al famoso cantante Julión Álvarez en una lista de personas acusadas de tener vínculos con un narcotraficante poco conocido, pero muy poderoso y relacionado con los cárteles de Sinaloa y Jalisco, Raúl Flores Hernández, asentado en Guadalajara.

Aunque por ahora no lo llevarán a la cárcel, Márquez está obligado a desmentir su relación criminal y olvidarse del fútbol por el momento.

Acostumbrado a soportar dolores físicos consecuencia de sus numerosas lesiones, algunas de las cuales lo llevaron al quirófano, el golpe recibido será para el defensa más lacerante que los pinchazos en su espalda baja debilitada, de los cuales se había librado hace meses con un ajuste en el salón de operaciones.

Si bien los Rojinegros del Atlas, su equipo, sufrirán la caída de su ídolo, el peor damnificado de la acusación por parte del Departamento de Tesoro estadounidense será el propio jugador, que ha perdido la condición de semidiós adorado por los hinchas y, si bien le va, quedará solo como un mortal sin acusaciones criminales.

Rafa se dio a conocer a finales del siglo XX como un elegido para jugar fútbol. A los 17 años debutó como integrante de la selección mexicana y a los 20 ganó con ella la Copa Confederaciones, después de lo cual emigró al Mónaco.

La liga de Francia le quedó chica al joven Rafael, que en el 2003 se fue al Barcelona y allí jugó sus mejores años hasta el 2010.

Márquez tuvo siempre una relación de amor y de odio con Estados Unidos. En 2002 su expulsión en la Copa del Mundo Corea-Japón desestabilizó a México, que perdió con EE.UU. los octavos de final, pero al salir del Barcelona se fue a Nueva York, donde se involucró con el Red Bulls de la MLS, en una especie de reconciliación.

En los últimos años estuvo rodeado de un aura de eternidad y en la cancha se mostró como un jugador sin edad, sobre todo después de llegar el seleccionador colombiano Juan Carlos Osorio, quien le dio el estatus de líder, al convertirse en un enlace entre el banquillo y el terreno de juego.

‘El Káiser’ de Michoacán, como le llaman, reverdeció en los últimos tiempos en su condición de ‘adalid’ de la selección y parecía sembrado en el equipo mexicano en su quinta Copa Mundial, la de Rusia.

Hoy eso no está claro. El futbolista, quien este miércoles se presentó de manera voluntaria ante la fiscalía mexicana para rendir su declaración, deberá limpiar su imagen como persona y solo después podrá concentrarse en el fútbol si le da tiempo.

Rafael Márquez, el líder, el que todos seguían, el más respetado desde el retiro del mítico Hugo Sánchez, está viviendo hoy el peor día de su carrera y su hoja de vida ha tomado un color marchito que hace pensar lo peor, la llegada de la estación gris.