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Un manifestante le grita a un agente de policía frente al ayuntamiento justo antes de una junta municipal. (Stuart Palley/The Register)
Un manifestante le grita a un agente de policía frente al ayuntamiento justo antes de una junta municipal. (Stuart Palley/The Register)
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Estoy al frente de una multitud de protestantes a la entrada del ayuntamiento de Anaheim. Los manifestantes a mi derecha muestran su dedo de en medio tan solo a unas pulgadas de la cara de un policía y le grita “asesino”.

Son aproximadamente las 5 de la tarde, y el policía se para ahí sin decir nada.

En total, aproximadamente 100 manifestantes gritan, sermonean y provocan a dos docenas de hombres y mujeres uniformados. La línea de policías no se mueve, ni siquiera reacciona.

Los agentes sostienen sus bastones de mando con dos manos frente a sus pechos. Aun asi, los manifestantes están enojados, literalmente gritando en sus caras, la policía está en riesgo de que los manifestantes se pongan violentos.

Otros cientos de protestantes ya han tomado las calles en donde la acción es menos tensa. Un hombre grita, “Ahora las calles son nuestras”.

Otro, se dice, calladamente, “Siempre lo han sido”.

En unas horas esta escena so convirtió en un caos controlado.

Hay líneas de policías, cientos de ellos de casi una docena de agencias distintas. Unos 600 manifestantes en una intersección a lo largo de banquetas y calles.

Hay una mezcla de personas que solo quieren ver, personas del movimiento Occupy, y de Kelly Thomas’s Army (personas que apoyan al hombre indigente que murió hace unos meses en las manos de la Policía de Fullerton) residentes preocupados y jóvenes.

Estaba claro que las cosas empeorarían. La oscuridad saca lo raro, lo feo.

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Pero justo antes de que lleguemos a lo raro, pongamos los eventos en contexto.

De la misma manera en que hay mucho que condenar, y mucho que juzgar hay mucho que aprender, y hay mucho que alagar.

Si, han pasado muchas cosas malas. Hace unas semanas Manuel Ángel Díaz, un supuesto miembro de pandillas, murió. Según el reporte Díaz corrió cuando la Policía le pidió que se detuviera. La unión de la Policía dice que parecía que el sospechoso buscaba algo, y por miedo a que fuera una arma, los policías dispararon.

Se tiraron botellas y piedras. La Policía roseo aerosol de pimienta y proyectiles de plástico. Un perro policía se soltó y hay video que muestra como el perro mordió a varios residentes.

Algunas personas prendieron fuego a botes de basura.

Al siguiente día de que ocurrió esto, en otra parte de la ciudad otro supuesto pandillero Joel Mathew Acevedo de 21 años de edad, fue asesinado durante una persecución. Se intercambiaron disparos. El sospechoso fue asesinado. Se prendió fuego a más botes de basura.

Pero de esas llamas nació la esperanza.

Ese mismo día, el Jefe de Policía John Welter dijo que los dos agentes de policía que estuvieron involucrados no están trabajando mientras se llevan a cabo las investigaciones y dijo que si los agentes habían cometido algún error iba a ver consecuencias. También pidió disculpas por el ataque del perro policía.

“Nos sentimos muy mal por las personas que fueron mordidas”, dijo Welter. “El oficial responsable por el canino esta devastado”.

Las declaraciones del Jefe de Policía muestra valentía, sensitividad y conciencia. También muestra el deseo unidad.

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Anaheim es una historia de dos ciudades, tres si incluyen Disneylandia. Junto con el parque hay está Anaheim Hills y los llanos. Es en estas llanuras en donde se encuentra una gran parte de la población pobre, con menos acceso a educación e inmigrantes. Muchas personas sienten que han sido privados del derecho de representación y eso se entiende.

Podemos discutir sobre a quien culpar por esos problemas. O podemos seguir adelante y buscar soluciones. Seferino García, residente de Anaheim durante muchos años prefiere buscar soluciones.

García sugirió que se formara un comité para examinar las acciones de la Policía y presentar recomendaciones al Consejo Municipal. Él sugirió que el comité incluyera líderes latinos y líderes que no sean latinos para que reflejara la diversidad de la ciudad, que es 53 por ciento latina.

Con respecto a los tiroteos, el fiscal de la ciudad siempre investiga tiroteos en donde se involucraron agentes de policía. El FBI también está investigando los tiroteos. Y oficiales de la ciudad han invitado a la Oficina del Fiscal de Estados Unidos y la oficina del Fiscal General para investigar.

El alcalde de Anaheim Tom Tait, admitió que “el rencor de los residentes es entendible y que necesitan ganar la confianza que perdieron”.

Si. Están tratando de establecer una buena relación. Pero es más fácil deshacerlas que crearlas.

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Antes de que el consejo municipal se reuna. Yo estoy con aproximadamente 70 manifestantes en un pasillo que lleva al ayuntamiento.

El rugido de sus gritos es ensordecedor. Se escuchan canciones de protestas y los manifestantes repiten “policías asesinos” y “No justicia, no paz, no policía racista”.

Un agente de policía trata de decirle a los manifestantes que ya no hay espacio para entrar a la junta del consejo, que dejara que entren algunas personas cuando otras salgan.

Pero solo se escuchan los gritos que dicen “déjenos entrar”.

Algunos tienen mascaras del Movimiento Occupy. Otros han puesto una calcomanía en el ayuntamiento que dice “Abajo el gobierno”.

Mientras mas grita el grupo más se calienta el espacio. Un protestante grita “prendan el aire acondicionado”.

Detrás de mi alguien sostiene un letrero que dice, “No estamos en contra de la Policía estamos en contra de la brutalidad cometida por policías”.

Luego pasa algo raro. Alguien grita, “Ahí viene el Jefe de Policía”.

Hay varias entradas al ayuntamiento, incluyendo una en la parte de atrás en donde hay aproximadamente 25 policías.

El Jefe de Policía se mezcla entre la multitud y la gente lo deja pasar.

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Mientras más gentes se junta fuera del ayuntamiento, visito los lugares de los tiroteos.

Hay niños en bicicletas. Los jóvenes platican. Algunos hombres ya mayors fuman cigarros calladamente. A lo lejos se alcanza distinguir el olor a carne asada.

Estas son áreas conocidas por actividad pandillera. Pero la gente ahí esa noche reveló una verdad más grande.

Claro, hay personas malas. Pero la persona promedio es este vecindario “pandillero” es simplemente a alguien tratando de criar a sus hijos y tratando de disfrutar de amigos y familia.

En la distancia se escuchan sirenas. Es fácil regresar al ayuntamiento tan solo siguiendo el sonido de los helicópteros en el aire.

Antes de que la noche terminara aproximadamente 1,000 personas se enfrentaron a 300 policías. Los jóvenes y adultos patearon autos de policía. Les lanzaron piedras. Más de 20 personas fueron arrestadas esa noche se rompen las ventanas de algunos locales.

En un par de días, un grupo de jóvenes llegan para ayudar con la limpieza de la calle.

Podemos deshacer relaciones. Pero también podemos reestableserlas.