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Bob y Betty Jane Weigand insisten que no quieren que sus hijos tengan que cuidar de ellos. En lugar de eso, ellos pagan por el cuidado que necesitan.
Bob y Betty Jane Weigand insisten que no quieren que sus hijos tengan que cuidar de ellos. En lugar de eso, ellos pagan por el cuidado que necesitan.
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En estos tiempos más de 43.5 millones de estadounidenses le dan cuidado a alguien de 50 años de edad o mayor, según la Family Caregiver Alliance, o Alianza de Cuidadores Familiares.

Ese número aumentará mientras más personas alcancen una edad en la que necesiten ayuda.

Hace unas semanas, comencé esta conversación acerca de los cambios emocionales y de las decisiones financieras que una familia tiene que hacer cuando se trata de dar cuidado a alguien mayor, mientras les contaba la historia de una amiga llamada Mary.

Mary se enfrenta a problemas muy conocidos: ¿Debería dejar su trabajo y mudarse de regreso a Crusty Creek en donde creció junto a sus padres, para poder cuidar de su madre?, o ¿debería buscar a alguien que pueda cuidar a su madre localmente?, algo que la gente de su pueblo no aprueba mucho. ¿O tal vez debería cambiar a su madre de casa, para que ella viva más cerca de Mary? Algo a lo que su mamá está opuesta.

Escuché varias opiniones por parte de ustedes, pero nadie tiene la misma opinión. Así que la conversación continuará.

Hoy escucharemos opiniones por parte de dos personas que dan cuidado y de una pareja mayor.

En apoyo a la residencia asistida

Carole Bush, directora ejecutiva de Atria Woodbridge en Irvine, está a favor de las residencias asistidas. Incluso tiene a su padre, Rodney Hoff, viviendo en una de las residencias que ella maneja.

Pero su historia es complicada.

“Yo fui vicepresidente de los departamentos de costo y contratos para tiendas Broadway durante muchos años. “Ese trabajo terminó cuando las tiendas se cerraron. Mientras tanto, nuestro hogar en Yorba Linda había sido dañado por los incendios durante el 2008. Así que tuve que dejar el área mientras reparaban mi casa, entonces me fui a casa a Fair Oaks, justo a los afueras de Sacramento”.

“Mi padre había vivido ahí durante 40 años. Desafortunadamente, mi madre había muerto cinco años antes de cáncer. Bueno, mi padre había sido un ingeniero nuclear y profesor de universidad, pero ahora tenía una degeneración muscular (está legalmente ciego). Así que decidimos dejar la casa en donde mi padre estaba viviendo y trasladarlo a una vivienda asistida. Mientras estuve ahí, comencé a donar mi tiempo a esa vivienda asistida y me di cuenta de que mis aptitudes podrían ser muy valiosas para un lugar así, entonces terminé tomando una posición como asistente. Cuando mi casa fue reparada, regresé al condado de Orange. Esta oportunidad estuvo disponible y la tomé, y dos años después mi padre decidió mudarse aquí”.

“Yo he dado cuidados en casa a personas mayores. Mi suegra, quien alternaba entra la casa nuestra y la de su otro hijo. Ella tenía un cuarto en cada casa que era sólo para ella. De cierta manera era fácil, pero de otras maneras no, tu vida se detiene. Y comienzas a sentir resentimiento y culpa. Ahora que mi papá está feliz con sus actividades y con programas que disfruta, tengo mucha tranquilidad”.

Honrando el compromiso

James Haas (sin ninguna relación conmigo), de Fountain Valley, dice que ninguna situación es fácil.

Él cuidó de su padre, de 87 años de edad, después de que éste se cayera en su hogar en Oklahoma City.

“Yo había dicho durante muchos años que mis padres me habían cuidado durante muchos años y que si algún día ellos me necesitaban, yo los cuidaría a ellos. Mi hermano, Howard, había muerto en 1987 y mi madre murió en 1991. Mi padre ya llevaba solo diez años (su hermana vivía a 120 millas).

“Yo me había jubilado en 1997. Mi papá vino a casa después de varias semanas en el hospital y rehabilitación (en septiembre de 2001) y estaba disfrutando de la buena comida. Sí, en realidad sí aprendí a darle a mi papá su insulina practicando en una naranja. Pude reducir su requisito de insulina a la mitad, después de una mejor dieta y ejercicio. Un día, mientras estaba cortando el césped de la casa de mi papá, me sentí cansado y me tuve que sentar 20 minutos, seguir con el trabajo y sentarme otros 20 minutos para poder terminar el trabajo”.

“Esa noche, mientras estaba acostado sentía mi corazón palpitando, en corto, el doctor de mi papá tuvo que internarlo en el hospital, mientras yo tenía que ponerme un marcapasos porque la parte de abajo de mi corazón había dejado de palpitar”.

“Mi doctor me dijo que pusiera a mi padre en un asilo y que yo me fuera a mi casa con mis amigos porque estaba bajo mucho estrés. Pero yo fui terco, y había prometido cuidar de mi padre y extender su vida por muchos años”.

“Cortaba el césped, cambiaba sábanas, lavaba ropa, cambiaba pañales, lo bañaba, lo llevaba a las citas del doctor, me encargaba de mi correo, pagaba cuentas, trataba de mantener una vida normal para mí y para él, lo cual era difícil. En esencia perdí dos años de mi vida, pero había logrado lo que había prometido hacer. ¿Fue bueno para él? No estoy tan seguro. Su memoria le fallaba tanto, que poco antes de que muriera me preguntó quién era. Yo lloré”.

“Ahora tengo 74 años, con un marcapasos, dos rodillas nuevas y con necesidad de una cirugía para las cataratas. Mi hijo está casado y vive en Torrance y mi hija no tiene hogar (vive conmigo) con un hijo de siete años, con fibromyalgia terrible.

“Espero que algún día despierte muerto por la mañana y eso sea el final”.

Planeando para sí mismos

¿Hacerlo o no hacerlo? ¿Qué se puede hacer con los padres mayores?

Bob y Betty Jane Weigand viven en Huntington Landmark, en una comunidad para personas mayores de 55 años. “Nos podemos mover y pensamos claramente para tener 78 años”, dijo ella.

Pero cuidar, dice ella, “es una enorme decisión, claro, y una que los hijos tienen que hacer con sus padres mayores, ¿qué quiero hacer? No sé lo que NO quiero hacer. Y eso es quedarme con mis hijos.

“Mi madre murió de la edad que yo tengo ahora, pero ella parecía de mucha más edad y necesitaba mucho más cuidados. Mi padre tenía 50 años cuando murió, así que nunca tuve que verlo mayor. Pero mi punto es que cuando ya esté confundida o muy vieja para estar sola, mi preferencia sería estar en una comunidad de vivienda asistida. Espero que pueda pagar por eso. Los precios en California son muy altos. Yo he escuchado sobre comunidades en otros estados mucho más baratos. Me iría a otro estado, eso es seguro”.

“Nuestros vecinos son unos hermanos mayores, de 96 y 100 años. Ellos tienen a alguien que los cuida a todas horas. Ya no pueden caminar. Los vecinos del otro lado son una pareja que debe tener cerca de 80 años y tienen grandes problemas de salud”.

Acerca de dar cuidados, “eso es una situación compleja y no hay una verdadera respuesta ¿verdad?”.

Al parecer no hay una respuesta correcta. Pero todos parecen tener cierta culpa de algo que pudo haberse hecho de otra manera.