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La discriminación en México es significante y los indígenas están entre los grupos más propensos de sufrirla, según la Universidad Nacional Autónoma de México.
La discriminación en México es significante y los indígenas están entre los grupos más propensos de sufrirla, según la Universidad Nacional Autónoma de México.
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México Miguel Carbonell, especialista del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, calificó como “masivo” el fenómeno de la discriminación en México, pues afecta a un porcentaje importante de la población, aunque grupos de especial vulnerabilidad padecen doble y hasta triple discriminación.

Entrevistado en sus oficinas, el doctor en derecho planteó que en el país se discrimina a las mujeres, a las personas con discapacidad, a los indígenas y a los pobres pero lo más grave, dijo, es cuando las personas se ponen en situación de especial vulnerabilidad porque poseen varias de las características consideradas “prohibidas”.

A nueve años de la divulgación de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, en cuya redacción participó, que produjo la expedición de 16 leyes en estados del país, Carbonell puso como ejemplo el caso de las mujeres indígenas, pobres y discapacitadas, lo que las sitúa en un contexto de discriminación acumulativa.

Subrayó la importancia de no dejar de reflexionar sobre ese punto pues “no seremos un país en el que valga la pena vivir si persisten graves fenómenos de discriminación que tenemos”, además de que la lucha contra ese fenómeno va de la mano con la calidad de vida.

El investigador del IIJ de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aseveró que “si persisten estos tratos vejatorios y discriminatorios no habrá un futuro mejor para México”.

Desde su perspectiva, la discriminación es un acto que implica necesariamente un trato desigual entre dos o más personas, lo que se basa en poseer “características prohibidas”, por ejemplo, su raza, nacionalidad, género, religión y preferencia sexual.

Para efectos sociales subrayó que esas características deberían ser invisibles, no porque no se perciban, sino porque no deben ser percibidas para dar un trato diferenciado.

En la opinión de Carbonell ha habido avances en el país, como la ley federal en la materia, que ha llevado a tener una definición jurídica de qué es la discriminación y cuáles los actos discriminatorios, así como una norma que establece que esos actos son ilegales.

Externó que uno de los problemas más graves de la discriminación en América Latina “es que es tan grave y tan masivo el fenómeno que a veces no lo vemos. Ya no lo percibimos. Está en cada esquina, en cada calle y ya se nos generó un velo de invisibilidad que nos dificulta acercarnos a ese fenómeno”.

Miguel Carbonell indicó que “las leyes lo que han permitido es acercarnos a ese fenómeno y verlo desde una perspectiva jurídica. Sin embargo su eficacia no ha llegado al grado que uno desearía. No son tan eficaces como uno quisiera porque les ha faltado acompañamiento”.

Opinó que las normas se han quedado solas y les ha faltado política pública. Así, expuso, “estamos mejor que hace nueve años, sí, pero no tan bien como uno hubiera deseado hace nueve años”.

Reconoció que el Consejo Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación (Conapred) “está haciendo una lucha muy grande, muy positiva, atendiendo casos, generando documentos, convocando a foros, aunque el organismo también ha estado un poco abandonado desde el punto de vista político”.

En esa coyuntura consideró necesario generar condiciones de empleo en el país para las personas con discapacidad, “que discutamos cosas que parecen tan banales como qué inclinación tienen que tener las rampas en un edificio público para que pueda subir una silla de ruedas”.

También “cómo diseñar un baño para personas con discapacidad, ¿qué hacer con los miles de edificios que no son accesibles para esas personas y cómo erradicar el alto alcoholismo entre los indígenas?”.

El experto en derecho constitucional expuso que la lucha contra la discriminación supone cambios legales acompañados de un cambio social donde sea la propia sociedad la que sea capaz de ponerse en los zapatos del otro.

Advirtió que la discriminación se da de muchas maneras, por ejemplo en la escuela, ante lo cual también desde pequeños “debemos empezar a fomentar los valores de la tolerancia y el respeto hacia quien puede tener un defecto físico”, lo que incluye no hacer chistes sobre los tartamudos, jorobados, gangosos, gorditos y chaparritos.

Remarcó que esa enseñanza debe iniciar dentro de la escuela e incluso abarcar a los medios de comunicación, donde de manera frecuente se hace burla de los defectos de las personas.

Carbonell indicó que si bien se prevén sanciones a nivel federal por incurrir en actos de discriminación y en el Distrito Federal se considera incluso la cárcel, “lo cierto es que no existe una sola persona que haya caído en una prisión por esas prácticas”.

De hecho, el mismo investigador dijo no estar de acuerdo con las sanciones penales, porque el derecho penal es un sector fuertemente discriminatorio.

En cambio sugirió dar cursos de capacitación, hacer públicas las resoluciones para exhibir a particulares que discriminen, poner letreros afuera de un establecimiento mercantil con la leyenda de tales o cuales personas discriminan o que se pueden aplicar multas a quien incurra en esa conducta, entre otras medidas.