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  • María y Raúl Navarro veces se comunican con apenas una...

    María y Raúl Navarro veces se comunican con apenas una mirada. Además, Raul fue distinguido recientemente con un premio para los cuidadores. Su esposa sufre de la enfermedad de Lou Gehrig.

  • Raúl Navarro y María en la casa móvil en Corona...

    Raúl Navarro y María en la casa móvil en Corona que comparten con su hija.

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Mary Navarro escribía un poema cada día de San Valentín para su esposo, Raúl. Uno de ellos fue publicado en un libro de poemas.

Este año, no había un poema nuevo. No ha escrito ninguno en tres años. El día de San Valentín se fue sin un brindis con champagne, porque Mary no puede sostener una copa.

Tampoco podrán bailar al compás de una balada interpretada por Sinatra, Mary no puede caminar.

Mary y Raúl siguen juntos después de 28 años de matrimonio, han jugado las cartas que la vida les dio, y todavía tienen algunas por jugar. Viven con su hija, Monique, quien es propietaria de una casa móvil en un parque cerca de Green River Road en Corona. Y cada día, pasan la mayor parte del tiempo en el dormitorio, Raúl, sentado en una silla plegadiza, y, Mary, en una silla de ruedas.

Están a unos cuantos pies el uno del otro, pero a millas de distancia en muchas maneras.

La vida dio un giro cruel para los Navarro en 1988 cuando a Mary se le diagnosticó con cáncer en la tiroides. Un año después, a Raúl, los doctores le detectaron cáncer en la próstata. Se preocuparon por ellos, por su puesto, pero también por los seis niños, en edades de 6 a 16 años, a quienes estaban criando y los cuales se preocupaban por la posibilidad de perder a sus padres.

Cada uno aportaba dos hijos al matrimonio, y juntos tenían un niño y una niña. Con cirugía y radiación, Raúl se recuperó. Cuando el cáncer regresó 13 años después, asistió a un retiro espiritual, y después el cáncer desapareció. “Dios me curó”, dijo. “El doctor me dijo que debería estar muerto”.

En el 2009, Mary fue diagnosticada con esclerosis lateral amiotrófica (ALS, por sus siglas en inglés), también conocida como la enfermedad de Lou Gehrig. Es una condición muscular degenerativa, sin cura o tratamiento. La prognosis es muerte, y no se sabe cuándo llegará.

Los Navarro platicaban con frecuencia como sería su jubilación. Raúl fue trabajador de acero, y Mary trabajó como cajera en Big Lots. “Nuestro plan era comprar una casa móvil y viajar alrededor del país”, dijo Raúl. “Tenía ahorrado mi plan de jubilación, 401 (k). Pero cuando Mary enfermó, tuve que liquidarlo e incluso pagar penalidades”.

Raúl y Mary se conocieron en 1979. “Ella y mi madre eran vecinas en Pico Rivera, yo me había mudado con mi madre por un tiempo”, dijo Raúl. Y, ¿cuál fue la atracción? “Su hermoso rostro”, contestó Raúl, sin dudar. Cuando cruzaron la mirada por primera vez, Mary colgaba globos afuera de su casa. Vio a Raúl, y se calló de la escalera. “La embrujé”, y sonrío mientras recordaba ese día.

Él lava ese rostro todos los días. “Empiezo mi día llevando a Mary al baño, bañándola, cambiando su ropa, cocinándole el desayuno. La cuido todo el día, lo tengo que hacer. No puedo dejarla sola porque le dan convulsiones”.

En una noche de Año Nuevo, Raúl estaba asando carne afuera. Cuando regresó, Mary estaba con convulsiones. “Gritaba, y su cuerpo se endureció por dos minutos más o menos, y de repente se detuvieron. Ella no sabe cuándo tiene convulsiones al menos que se muerda la lengua y sienta dolor”.

Esta no es la vida que el soñó. La casa móvil que añoraba se redujo a una furgoneta en la cual puede transportar la silla de ruedas de Mary. La enfermedad de Mary obligó a Raúl a jubilarse antes de tiempo, y además perdieron su casa en Chino Hills cuando las facturas médicas empezaron a acumularse.

Por mucho tiempo, Raúl fue un hombre que trabajaba seis días a la semana para mantener a su numerosa familia. Ahora, señala el dormitorio donde él y Mary pasan sus días. “Todavía no me acostumbro a esto, el estar sentado en casa todo el día”.

Pero es una vida que acepta, con la certeza que sus votos matrimoniales realmente tienen significado. Nunca se pensó en llevar a Mary a un asilo. “Me gusta cuidarla. Por eso me jubilé, quiero pasar todo el tiempo que pueda con ella”. Si los días son lentos, a Raúl no le importa, les da más tiempo juntos.

Ese tiempo juntos es en silencio, pero con conversaciones. Aunque Mary no puede “hablar”, como lo hace Raúl, ella puede escucharlo; y él puede “escucharla” a través de un monitor pegado a su silla de ruedas que utiliza una tecnología controlada por la vista.

Desarrollada por Tobbi, una compañía suiza, le permite a los discapacitados comunicarse en persona y enviar correos electrónicos y mensajes de texto en el internet.

La historia de Mary y Raúl no hubiese salido de su círculo de amigos y familiares, si fuera por el acceso que Mary tiene al internet. Fue en el internet que supo de un programa llamado Shire Brave Awards, que Shire, una compañía farmacéutica, creo para honrar a las personar que dan cuidado alrededor del mundo.

Mary escribió una historia describiendo la dedicación de Raúl, su sacrificio y determinación por proveerla con el mejor cuidado posible. Él no sabía nada de la nominación hasta que recibió una llamada de Shire para verificar su información. Una segunda llamada, en noviembre, le informó que era uno de 10 ganadores de $10,000. Y con ese premio, los medio de comunicación se enteraron.

No fue sorpresa que lo primero que Raúl compró con el dinero fue una cama especial que les permitió dormir juntos una vez más. “Dormí en un colchón de aire por los últimos tres años, y no es buena para mi espalda”, dijo Raúl. También le compró a Mary un anillo y algo de ropa; después, llevo a toda la familia a cenar.

La familia sigue unida, y no hay duda alguna sobre quién es el padre de cada niño. Mary lo dejo claro cuando se le preguntó si uno de los niños era suyo o un hijastro. Con su mirada, se enfocó en el monitor y rápidamente dio una respuesta: “Aquí no usamos la palabra hijastro(a)”.

Y no le faltan las palabras cuando describe a Raúl y los poemas que ella le ha dedicado. “Raúl siempre ha sido mi inspiración, sus cuidados son maravillosos”, así lo escribió en un correo electrónico. “Raúl ha sacrificado su vida por mi comodidad y por hacerme feliz, soy una mujer bendecida”.

Mary tiene un portal en Facebook que recibe visitantes: www.facebook.com/MaryLou