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La ceremonia de apertura se realizó el pasado 22 de septiembre y contó con la participación de la senadora Connie Leyva, la asambleísta Eloise reyes y las alcaldesas de las ciudades de Rialto y Fontana, Deborah Anderson y Acquanetta Warren, respectivamente, entre otros.
La ceremonia de apertura se realizó el pasado 22 de septiembre y contó con la participación de la senadora Connie Leyva, la asambleísta Eloise reyes y las alcaldesas de las ciudades de Rialto y Fontana, Deborah Anderson y Acquanetta Warren, respectivamente, entre otros.
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De pequeña, Tina Gómez miraba como su madre se inyectaba la droga con regularidad hasta perder el conocimiento y aunque en su momento lo odiaba, nunca se imaginó que años después ella misma infligiría el dolor en sus propios hijos. El ciclo vicioso había atrapado a Gómez—un ciclo que la hundiría en una gran depresión y en problemas legales.           

Y es que las drogas, la delincuencia y la violencia formaron parte del entorno familiar de Gómez durante su niñez, juventud y parte de su vida adulta– un ambiente nocivo que la envió a prisión en varias ocasiones y que no le permitía desarrollarse ni formar una familia estable.

Fue precisamente en prisión en donde Gómez, de 35 años de edad, dio a luz a su tercer hijo y similar a su madre se vio obligada a entregarlo a un sistema de crianza. Gómez había tocado fondo.

El ciclo vicioso también atrapó a Regina Jiménez, de 47 años de edad, quien por doce años deambuló por las calles de la región, hundida en el alcoholismo. Jiménez, quien fue arrestada en varias ocasiones, consumía un promedio de un galón de alcohol al día para escapar de su realidad. 

Sin hogar, adicta al alcohol y con un pasado delictivo, el futuro de Jiménez era incierto. Su comportamiento irresponsable e inmaduro obligaron a las autoridades a darle un ultimátum: o se establecía económicamente y moralmente, o perdería la custodia de sus hijos para siempre.

Gómez recibió el mismo ultimátum—una alerta que retumbó en su conciencia y corazón. Fue entonces cuando ambas mujeres se armaron de valor y decidieron buscar ayuda. Fue entonces cuando “una mano amiga”, “un ángel caído del cielo” tocó a sus puertas. 

Se trataba de Kim Carter, fundadora de Time for Change Foundation, que traducido al español significa Fundación Tiempo de Cambio—misma que les ofreció las herramientas necesarias para que sus vidas tomaran otra rumbo.

 “Tenía dos opciones, o seguir en ese mundo de violencia, o cambiar… y decidí cambiar, decidí que era tiempo de cambiar”, dijo Gómez. “Fue en el 2014 cuando se me brindó la oportunidad soñada, había salido de la cárcel tras 15 meses encerrada y me habían dado un ultimátum, o cambiaba o perdería a mis hijos para siempre, así es que cambie”.

Tras años de batalla legal, Gómez recuperó la custodia legal de su hijo Eduardo Llamas, de 7 años de edad, el pasado 21 de septiembre. Gómez ahora cuenta con un hogar, y se prepara para comenzar a estudiar.  Su futuro está lleno de esperanza. Atrás quedaron los años de turbulencia personal.

Por su parte, Jiménez se prepara para retomar la vida que abandonó como consecuencia del alcoholismo, quiere retomar su empleo en alguna cafetería escolar tal y como lo hizo por años.  Con un hogar permanente, una economía estable, incluso algunos ahorros gracias a su labor como empleada de un hotel, el futuro para Jiménez es alentador.

“Jamás regresaré a esa vida que no es vida porque en realidad no es vivir es sobrevivir.  Ahora estoy enfocada en mi persona, tengo una bonita relación con mis hijos, los tengo conmigo y jamás me separaré de ellos. Me siento tranquila, me siento bien conmigo mismo, me siento productiva”, dijo Jiménez.

Las nuevas vidas de ambas mujeres, así como las vidas de alrededor de 1020 mujeres y niños en el condado de San Bernardino, han sido posibles gracias a la incansable labor de Carter y su Fundación, la cual celebró la semana pasada la apertura de un nuevo edificio en la ciudad de San Bernardino.

“Estamos muy orgullosos por esta nueva adquisición ya que incrementará los servicios que ofrecemos para que más mujeres puedan salir de las penumbras y brillar y brillar porque todas ellas son capaces de hacerlo”, comentó Carter, cuya labor fue reconocida en 2015 por la cadena CNN nombrándola Heroína del Año.

La ceremonia de apertura se realizó el pasado 22 de septiembre y contó con la participación de la senadora Connie Leyva, la asambleísta Eloise reyes y las alcaldesas de las ciudades de Rialto y Fontana, Deborah Anderson y Acquanetta Warren, respectivamente, entre otros.

La Fundación ayuda a las mujeres con vivienda, entrenamiento y capacitación laboral, las refiere a tratamientos psicológicos y de adicción, y las motiva para enfrentar el futuro y el mercado laboral. Todo esto mientras lucha por reunificar a las mujeres con sus hijos. Datos de la Fundación indican que desde el 2012 cuando se fundó, se han reunificado a 249 niños con sus mamás.

La Fundación intenta evitar que los niños deambules por las calles o vivan de familia en familia a través del sistema de padres de crianza. Y es que los riesgos a los que se exponen son demasiados como para ignóralos, dijo Carter.

Datos de la Fundación indican que el 75 por ciento de los niños sin hogar han estado expuestos a crímenes violentos al llegar a los 12 años de edad; el 47 por ciento de ellos padecen de ansiedad y depresión; y el 36 por ciento de ellos exhiben agresión y un comportamiento delictivo.

La Fundación reconoce que aún falta mucho por hacer. Y es que datos del condado de San Bernardino indican que durante el último conteo de personas sin hogar ocurrido el pasado 26 de enero reveló que existen 1,866 personas sin hogar, 22 menos que en 2016.  De tal número, 491 deambulaban por las calles de la ciudad de San Bernardino.

De las 1,866 personas, 1,179 fueron catalogadas como personas sin albergue, y de ese número 1,139 eran adultos, 14 eran jóvenes menores de los 18 años de edad viviendo solos, y 26 niños viviendo con sus padres.

De 1,139 adultos, 299 eran mujeres; de los 14 jóvenes menores de edad sin compañía 5 eran mujeres; mientras que de los 26 niños viviendo con sus padres 13 eran mujeres, indicó el conteo.  Por su parte, de 1,139 adultos sin hogar 239 eran de origen hispano; de 14 jóvenes menores de edad sin compañía 7 eran Hispano; y de los 26 niños viviendo en familia 12 eran Hispanos, añadió el reporte.

Cabe señalar que el conteo es un número aproximado ya que no toma en cuenta a las personas encarceladas ni hospitalizadas al momento del mismo.