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    Alan MacKay rompe en llanto durante el funeral de su hijo el detective del Alguacil del Condado de San Bernardino John McMahon, jueves, 21 de febrero, en el Anfiteatro de San Manuel en Glen Helen.

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    Los miembros del Departamento del Alguacil del Condado de San Bernardino saludan cuando se traen el ataúd de Det. Jeremíah MacKay para su servicio funeral en Jueves, 21 de febrero 2013 en el Anfiteatro de San Manuel en Glen Helen.

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DEVORE – Entre sonrisas y lágrimas, el detective del Departamento del Sheriff del Condado de San Bernardino, Jeremiah MacKay, fue despedido por familiares, colegas y amigos el jueves 21 de febrero durante una emotiva ceremonia de cuerpo presente efectuada en el anfiteatro San Manuel en la comunidad de Devore.

Rodeado de coronas formadas de rosas blancas así como una placa de alguacil gigante en forma de estrella de siete picos, el féretro de MacKay fue postrado frente a miles de dolientes, en su mayoría elementos del orden público de varios estados de la nación, incluyendo Nueva York.

Hablando desde el fondo de su corazón y con gran entereza, Alan MacKay, padre del oficial abatido a tiros por el ahora occiso y múltiple homicida Christopher Dorner, recordó sus años de infancia, adolescencia y madurez como oficial del orden y aseguró las memorias de una travesía por las montanas de San Gorgonio acompañado de su hijo son imborrables.

“Creo en Dios, confío en Dios y sé que pronto volveré a ver a mi hijo. No le digo adiós sino hasta luego. Sé que Dios envía ángeles a la tierra para ayudarnos a vivir, Jeremiah fue mi ángel. Estoy seguro Dios necesitaba un instructor, por eso se lo llevo”, comentó Alan.

“Jeremiah tuvo un alma bondadosa, fue un gran hijo, amoroso, respetuoso, muy cariñoso. Fue un muchacho que nunca tuvo miedo a las adversidades y siempre hizo todo lo que se proponía hacer”.

John McMahon, jefe del Departamento de Alguacil del Condado de San Bernardino, dijo que MacKay fue un hombre ejemplar digno de admirar.

“Jeremiah fue un hombre que portó el uniforme con orgullo. Fue un caballero, un hombre con una sonrisa que solo los que aman la vida tienen. Jeremiah tuvo el valor de enfrentarse ante un hombre endemoniado y ahora todos estamos en deuda con él y su familia por el sacrificio”, comentó McMahon.

El capitán del departamento de alguacil en Yucaipa Lee Hamblin, recordó a MacKay con respeto y simpatía y relato la anécdota cuando el oficial ganó el concurso del sweater más feo en la navidad pasada.

“Jeremiah fue uno de esos hombres que uno quería tener de compañero, nunca miró para atrás siempre miro para el frente. Jeremiah es un héroe que nunca olvidaremos”, indicó Hamblin.

Después de un solo de gaita ejecutado por Eric Rigler, Manny Acueto y John Quinata, amigos de MacKay por más de 15 años, recordaron los momentos más curiosos que compartieron con el oficial descrito como un genio en la computación que siempre estuvo dispuesto a entrenar a sus compañeros en el campo.

“No te digo adiós, sino buenas noches. Levantaré mi copa y brindaré en tu nombre amigo mío”, comentó Acueto.

“Le pido a Dios que lo tenga en su santa gloria y que nos de fuerzas para vivir sin él”, dijo Quinata.

Así, entre sonrisas, y aplausos pero también una incesante pena, MacKay fue despedido con los apropiados honores. MacKay nació un 4 de Junio de 1977 en la ciudad de San Bernardino, y graduó de la academia de policía en su cumpleaños 21 convirtiéndose así como el oficial más joven en ser contratado por el departamento del sheriff.

Además de ser oficial del orden, MacKay fue un experto en el arte del esquí, incluso trabajo como instructor.

“Siempre hizo alarde de haberle enseñado a las famosas gemelas Olsen”, dijo su padre Alan en tono de broma.

Después de presenciar un video a la memoria de la vida de MacKay, los asistentes fueron testigos del tradicional saludo de salva de 21 cañonazos, una grabación de la última llamada de emergencia a la cual acudió MacKay, y el sobrevuelo de nueve helicópteros de varios departamentos de la región.

La entrega de la bandera estadounidense a Lynette MacKay, esposa del oficial caído, a manos de MacMahon, dio por culminada la ceremonia. Acto seguido, los asistentes se despidieron del féretro que fue transportado a la funeraria en San Bernardino en donde la familia sostuvo una ceremonia privada antes de partir a su última morada.

El alguacil Jeremiah MacKay deja atrás a su esposa Lynette, e hijas Kaytlin y Cayden, de siete años y cuatro meses de edad, espectivamente.