Skip to content
  • Rudy Caballero, un maestro de música, tiene un estudio de...

    Rudy Caballero, un maestro de música, tiene un estudio de grabacion en Indio.

  • Rudy Caballero, un maestro de música, tiene un estudio de...

    Rudy Caballero, un maestro de música, tiene un estudio de grabacion en Indio.

of

Expand
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

Cuando tenía 10 años al “Tío Rudy” le regalaron una harmónica, aprendió a tocarla y así nació su amor por la música.

“En una semana ya la sabía tocar, me gustó mucho”, así lo manifestó Rudy Caballero, un maestro de música quien soñó con tener un estudio de grabación y lo consiguió al establecerse en los Estados Unidos.

Sus estudiantes lo identifican como el Tío Rudy.

Su historia se remonta la década de los cincuentas, la época de oro del cine mexicano. Caballero es originario de la ciudad de México y su educación básica la realizó en escuelas de la capital.

Con respecto a sus estudios profesionales, estuvo por tres años en una escuela de música, afiliada a la UNAM, anteriormente localizada en la colonia San Cosme.

Cuando tenia 14 años, su primo de nombre Jaime Guzmán Mayer, le regaló una guitarra y así comenzó a tocar ese instrumento.

“Mis primos eran amigos de Pepe Jara, conocido como el ‘Trovador Solitario’”, dice Caballero. “Ellos tocaban en su casa y yo ensayaba con ellos y comenzamos a llevar serenatas a las mamás y a la novias”.

Al llegar la década de los sesentas surgió con mucha fuerza la onda del rock and roll y junto con sus amigos formaron un grupo.

“Fue una explosión musical con Enrique Guzmán. Nacieron muchos grupos como los Teen Tops, Los Locos del Ritmo y Los Crazy Boys entre otros. Nosotros formamos nuestro grupo, Los Santos del Rock, y grabamos un disco con la compañía Peerles”, indicó.

Adoptaron ese nombre por la canción del ciudad de Nuevo Orleans conocida como la “Marcha de Los Santos”. Desafortunadamente para Caballero, el grupo estuvo únicamente por dos años.

Con la desintegración del grupo, decidió viajar a los Estados Unidos para comprar una guitarra. Caballero llegó a la ciudad de San Diego y compró un instrumento de la marca Jaguar Fender que tuvo un costo de 500 dólares.

“Ahorita estas guitarras llegan a costar hasta 5 mil dólares ya que son instrumentos de colección”, indicó.

Con la ayuda de su papá quien vivía Tijuana, Caballero decidió quedarse seis meses en la ciudad fronteriza. El entro a un centro nocturno en la Avenida Revolución donde necesitaban un baterista y se quedo por un tiempo.

Después regresó a la ciudad de México. Con el pasar de los meses comenzó a darse cuenta de los contrastes entre las dos ciudades y se inclino por viajar nuevamente a Tijuana.

“En la frontera había más dinero, era mas fácil comprar instrumentos”, dice Caballero. “En esa ocasión mi hermano Manuel se vino conmigo y, formamos un grupo llamado ‘Los Cavaliers’”.

Entre los lugares que estuvieron tocando Caballero menciono La Rue, El Jai-Lai , La Sierra y Plaza Santa María.

Este último era un lugar turístico que se encontraba entre las ciudades Rosarito y Ensenada, y estuvieron tocando por cinco años. Su publico era anglosajón y les pedían canciones en español, tales como “Bésame mucho”, “Solamente una vez”, “Extraños en la noche”, y “La bamba”, entre otras. Raramente les solicitaban canciones en inglés.

Posteriormente Caballero regresó a Tijuana, presentándose en restaurantes de la ciudad.

Para el maestro la vida siguió y ese mismo año emigra a los Estados Unidos. Junto con su esposa y sus dos hijos se establecieron en la ciudad de Indio.

“Comencé a tocar en restaurantes como El Rincón Norteño, Las Cazuelas, y La Casita. Desafortunadamente no era muy popular y por un momento pensé regresar a Tijuana. Después las cosas cambiaron, me integre con otros grupos y así me quede en el Valle de Coachella”, indicó.

Después de mucho esfuerzo y sacrificio, logró poner su estudio de producción. No es muy grande. Sin embargo ha realizado grabaciones profesionales. Entre ellas principalmente para cantantes de música cristiana.

Actualmente Caballero ofrece clases de música de cómo tocar la guitarra, el bajo, el acordeón, el teclado, la batería y también clases de canto. La mayoría de sus estudiantes son adultos. Sin embargo también a instruido a menores de edad.

Hay que enfatizar que por los últimos diez años ha sido el director del ministerio de música de la Iglesia Episcopal Saint John de Indio. Irónicamente, después de haber cantado en restaurantes y bares de Tijuana, ahora su música esta enfocada en canciones cristianas.

“Por el momento es un mercado muy importante para mí, me gusta preparar mi música y estar listo todos los domingos para participar en el servicio”, añadió.

Para los jóvenes que desean estudiar música Caballero da un consejo.

“Yo les pido que se informen bien de la estructura del aprendizaje de la música. Actualmente hay maneras muy fáciles de aprender. Todo ha cambiado y ahora es más fácil comprar equipo. Antes era muy difícil. Yo les pido que se dediquen a la enseñanza real de la música”.

Particularmente a sus estudiantes les pide que practiquen una hora diaria con su instrumento musical. Sus cursos son intensivos y su reto es enseñar a tocar a las personas ya que ellos serán su mejor recomendación.

El maestro Rudy Caballero ya tiene 70 años de edad, ama su estudio y su oficio, y se siente muy dichoso. “De acuerdo con Facundo Cabral eres afortunado si haces lo que te gusta en la vida y si con ello puedes vivir, entonces eres el hombre mas afortunado”, enfatizó.

Se siente satisfecho con todo lo que le ha dado la música. A su edad se mantiene activo y sigue participando con sus compañeros cuando lo invitan a tocar.

“Soy un músico activo, toco la guitarra, el bajo, el teclado, la batería lo que me pidan, todo esto me ha costado muchas horas de trabajo y es mi manera de vivir”, dice Caballero.

Reconoce que tal vez hubiera conseguido mas satisfacciones económicas con la música pero su destino ya estaba marcado.

Por ejemplo el estuvo a punto de haberle dado la primera canción al cantante José José.

“Mi primo hermano, Alejandro Guzmán Mayer, me dijo que habían contratado a un cantante de nombre José Sosa y le gustaría que yo le diera una de mis canciones. Sin embargo yo me fui para Tijuana y jamás me presenté a esa cita. Yo tenía una canción que se llama ‘Espera’. Después me enteré que ese señor era José José y uno de sus primeros éxito fue ‘La nave del olvido’. Si me hubiera quedado, estoy seguro que hubieran escogido mi canción”.