Tener una concurrencia de menos de mil gentes en un recinto como el Casino San Manuel es considerado como un fracaso para cualquier artista. Aún más cuando cuando el artista es uno de los mejores exponentes del género de la salsa, ganador de innumerables premios y cantante con carisma y humildad como lo es Victor Manuelle.
El público regional que hace alarde de ser salsero ignoró el primer concierto de salsa en el Casino que ha intentado con gran éxito traer a grandes artistas de la talla de Luis Miguel, Juan Gabriel, Pepe Aguilar, Alejandro Sanz, y Gloria Trevi, por mencionar a algunos.
Dicho publico que todos los días ronda por los clubs de salsa locales merece una espantosa X al no responder de manera efectiva a lo que sería el primero de muchos conciertos en su tipo.
Los pocos que acudieron al concierto realizado el pasado 24 de julio pudieron deleitarse de gran música romántica, música que alegró el corazón y puso a bailar a los presentes. Y es que la música de Victor Manuelle, la cual ha conquistado innumerables premios y reconocimientos tales como los Premio Billboard a la Música Latina, el Premio Lo Nuestro, premio ASCAP a la Música Latina, y la Proclamación de la Ciudad de Nueva York, por mencionar algunos, enamora con cada nota entonada.
Satisfaciendo a la menuda concurrencia, Victor Manuelle interpretó canciones de su primer disco “Justo a Tiempo”, lanzado en 1993, incluyendo “Estas Tocando Fuego”, así como canciones de sus consecuentes discos “Solo Contigo”, “Victor Manuelle”, “A Pesar de Todo”, “Ironías”, “Inconfundible”, “Instinto y Deseo”, y “Le Preguntaba a la Luna”,– canciones que remontaron a la audiencia a la época cuando una estrofa causaba taquicardia.
Victor Manuelle también entonó canciones de su más reciente álbum titulado “Busco un Pueblo”, pero lo que sacudió el recinto fue el homenaje que le hizo a Héctor Lavoe, con canciones como “Periódico de Ayer”, “Piraña”, y “Mi Gente”, entre otras, en las que la orquesta demostró sus aptitudes musicales.
Así, tras exactamente una hora y media de actuación y pese al alarido grito de “otra”, “otra”, Víctor Manuelle se retiró del escenario sin dar marcha atrás. Victor Manuelle llegó, cantó y se fué; su paso por la región de Inland Empire no dejo huella. Sin culparlo ya que su música gusta, la poca audiencia en Highland se debió en parte a la poca o nula promoción y al hecho de que días antes se presentó en un festival en el área de Los Angeles ante casi 11 mil seguidores.
El género de la salsa necesita urgentemente una inyección de renovación o corre el riesgo de convertirse en un género recordado solamente en películas tal y como le ocurrió el mambo, cha cha cha, y danzón, entre otros.
Las pocas orquestas de salsa graban música que casi nunca llegan al oído del público en general debido a la inexistencia de una estación de radio que promueva tal música. Los programas de radio salseros semanales en estaciones con poca audiencia no se dan abasto. El género debe renovarse o morirá.
La tarea es de todos, músicos, promotores, productores, empresarios, bailadores y fans del género. Exigir música nueva es derecho de todos, estancarse en una generación es llevar al género a la destrucción. No apoyar a los clubs con la abstención del alcohol y querer todo gratis, incluyendo entrada, estacionamiento, es marginar el género. No apoyar conciertos en forma y en vez saciar las ganas de salsa en festivales baratos y sin organización, es llevar al artista al borde del abismo. Después de todo ellos viven de nosotros y no por nosotros.
Con tal respuesta al concierto de Victor Manuelle, la esperanza de que otro salsero consagrado llegue a la región se esfuma.
