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 Dos madres de Honduras viajando con sus hijos se preparan para entrar en un camión de la Patrulla Fronteriza después de cruzar el Río Grande cerca de McAllen, Texas.
Dos madres de Honduras viajando con sus hijos se preparan para entrar en un camión de la Patrulla Fronteriza después de cruzar el Río Grande cerca de McAllen, Texas.
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Antonio, un pequeño de tan sólo cinco años de edad que huyó de Honduras con su madre y sus hermanos rumbo a Tapachula, Chiapas, recuerda cómo miembros de pandillas entraron a su casa y asesinaron a su papá.

“A mi papá lo mataron los mareros”, dice Antonio con un tierno tono de voz que contrasta con la dureza de su testimonio en una entrevista con Univisión. “Entraron con la pistola en la mano y lo mataron”, agrega el pequeño oriundo de San Pedro Sula, la ciudad más violenta del mundo en los últimos tres años, según un estudio del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal A.C.

Brenda, la madre del pequeño Antonio, explicó que miles de personas están saliendo de Centroamérica porque las pandillas están asesinando a sus familiares y conocidos razón por la que ella pide asilo político para poder salvar su vida y la de sus hijos.

Durante los últimos 30 años Centroamérica transformó el conflicto armado por desafíos relacionados con la falta de oportunidades.

Si bien es cierto que se ha logrado establecer regímenes emanados de la consulta popular – situación que en muchos países no existía — la pobreza y la desigualdad afecta a más de la mitad de los centroamericanos. La lucha armada ha sido sustituida por una violencia inaguantable, donde sólo tres países (Honduras, El Salvador y Guatemala) tienen tasas de homicidios de 40 por cada 100 mil habitantes, una de las más altas en el mundo.

Aunado a ello, El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua tienen las tasas más altas de pobreza por ingresos de Centroamérica y registran los indicadores sociales más “deficitarios” en Latinoamérica, según ha dado a conocer el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD): “Las tasas de pobreza de Honduras y Nicaragua oscilan entre 50% y el 60% de la población”, lo que sin duda se convierte en caldo de cultivo para cualquier tipo de violencia.

Sin embargo debemos irnos más allá a fin de comprender la situación que atraviesan los países del istmo, particularmente los que se encuentran al norte: Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua; Costa Rica y Panamá han encontrado caminos muy distintos que los sitúa en otro contexto diferente al de sus vecinos, así como la responsabilidad de Estados Unidos en el destino de estas naciones.

Durante la década de los 70’s, pero con mayor énfasis en la de los 80’s, Centroamérica se transformó en el escenario donde se montó una tétrica obra: “La Guerra Fría”, patrocinada por Estados Unidos y la entonces Unión Soviética, con la intervención muy cercana de Cuba.

Ya desde antes las manos de la CIA en la conformación de regímenes moldeados a su conveniencia empezaba a gestarse en la región.

Para ejemplo basta ver el golpe de Estado respaldado por Estados Unidos contra el entonces presidente Jacobo Arbenz, en Guatemala quien fue derrocado en 1954, asumiendo el poder los militares o bien el apoyo irrestricto a la dinastía Somoza en Nicaragua, para el establecimiento de una larga dictadura en ese país que inició Anastasio Somoza en 1936, y siguieron sus hijos Luis y Anastasio hasta 1979.

O bien que desde 1932 la oligarquía salvadoreña depositó el poder político en el ejército por lo que el país estuvo regido durante más de 47 años por gobiernos militares, los cuales se mantuvieron gracias a elecciones fraudulentas o cuando no fue factible, pues a golpes de Estado.

Sin duda estos gobiernos o regímenes políticos fueron apoyados por Estados Unidos, ya que representaban a la oligarquía de la zona y protegían amplias zonas de cultivo de diversas materias primas, la gran mayoría propiedad de empresas norteamericanas.

Todos estos factores fueron el caldo de cultivo para el nacimiento de grupos guerrilleros o subversivos, como eran calificados por los dirigentes gubernamentales de aquella época.

Para Estados Unidos representaba la intromisión de la Unión Soviética a su “patrio trasero” con el fin de seguir el ejemplo de Cuba de sumarse a la corriente comunista, lo que simplemente era inaceptable.

Durante el final de los 70’s y hasta casi todos los 80’s el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, el Frente Sandinista; Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), por citar las organizaciones guerrilleras más destacas, iniciaron una serie de movimientos armados de gran envergadura a fin de acabar con las dictaduras y los gobiernos represores, que culminó con la firma de los acuerdos de Esquipulas, un epílogo de lo que fue el Grupo Contadora, formado por México, Venezuela, Colombia y Panamá.

El otro grave problema que se gestó durante esos años fue la droga. Esta situación fue revelada en su momento, entre otros, por el periodista norteamericano Gary Webb quien en una explosiva serie publicada primero en el periódico San José Mercury News y luego en su libro: “Dark Alliance (Alianza oscura)”, documentaba que los financiadores de la Contra (grupo armado nicaragüense que buscó derrotar al Frente Sandinista ya en el poder en Nicaragua) incluían a los traficantes de drogas que jugaron un papel importante en la epidemia de crack que afectó a Los Ángeles y otras ciudades en los años 80”s.

Según comenta la prensa, Webb “fue un periodista estadounidense que evidenció conexiones de la CIA en el mundo de la droga, revelando al mundo cómo los barrios negros de Estados Unidos fueron inundados de crack en medio de un tráfico destinado a abastecer de dinero y armas a la Contra”.

Se calcula que durante los años de la llamada guerra fría dejó un saldo de alrededor de 350 mil personas muertas, pero sobre todo, millones de refugiados y desplazados, muchos de ellos emigraron hacia Estados Unidos, buscando evitar su muerte y la de sus familiares; esta fue la primera gran corriente de salvadoreños, guatemaltecos, hondureños y nicaragüenses que llegaron a estas tierras.

En nuestra siguiente entrega abordaremos la situación que prevalece hoy en Centroamérica, fundamentalmente las criticas condiciones económicas, la violencia desatada por las maras y otros grupos pandilleriles y la carencia de planes de corto y mediano plazo que permitan visualizar un cambio que realmente coadyuve al crecimiento económico y social de esos países.

Agustín E. Pradillo ha sido Consejero de Prensa en embajadas y consulados de México. Es periodista y especialista en temas de asuntos de hispanos.

Escuche su programa “Foro Legal” que se transmite cada jueves a 9 p.m. a traves de 690 AM.