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El protocolo ante incidentes racistas y discriminatorios busca eliminar el grito en Liga MX

A través de un comunicado, la Liga MX ratificó que ya se le comunicó a los clubes que el árbitro va a tener la facultad de suspender e incluso desalojar el estadio en caso de que considere de que hay gritos discriminatorios.
A través de un comunicado, la Liga MX ratificó que ya se le comunicó a los clubes que el árbitro va a tener la facultad de suspender e incluso desalojar el estadio en caso de que considere de que hay gritos discriminatorios.
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La posibilidad de llegar a un desalojo de estadio durante un partido por situaciones racistas o discriminatorias en la Liga MX no es algo nuevo en el Reglamento ni se originó por el grito de “¡Eeeh…Puuutooo!”.

La Liga remarcó que la medida se trata de una parte de un protocolo que ordenó FIFA contemplar y, en dado caso, ejecutar, desde la campaña 2014-2015.

La Comisión Disciplinaria de la FMF informó en febrero de 2014 que desde ese momento entraría en vigor el protocolo, después de que algunos jugadores en el futbol mexicano recibieron gritos y sonidos desde las tribunas por su color de piel.

Ayer a través de un comunicado, la Liga explicó que en cuanto al grito que parte del público suele realizar al portero rival, el protocolo se activará de acuerdo al criterio del árbitro central de cada partido y en consulta con el comisario respectivo.

El protocolo ante incidentes racistas y discriminatorios, que se contempla en el artículo 63 del Reglamento de Competencia tiene varias etapas.

La primera es que si el silbante detecta la conducta racista y esta es lo suficientemente intensa, debe detener el cotejo y pedir al sonido local que exhorte a los asistentes a dejar de hacerlo.

La segunda fase estriba en detener el partido entre 5 y 10 minutos, si acaso continúa la conducta, y enviar a los equipos a los vestidores durante ese tiempo e insistir a la gente que cese el comportamiento.

En caso de que el partido se reanude y sigan los incidentes, entonces entra la tercera etapa que es al suspensión del encuentro para desalojar el inmueble y reanudarlo ya sin público.