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RÍO DE JANEIRO.- La montaña rusa en la que se ha convertido el juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff tomó otra inesperada curva luego de que el presidente interino de la Cámara de Diputados revocará una decisión que había tomado horas antes, que habría sumergido el proceso de impeachment en la incertidumbre.

El giro tomado por Waldir Maranhao revivió el juicio político un día después de que creara caos y ahondara las divisiones entre la clase política brasileña al anular una votación realizada el 17 de abril por la Cámara de Diputados que le dio luz verde al proceso. La medida había puesto en suspenso la votación prevista para el miércoles en el Senado, que decidirá si suspende, o no, a Rousseff de su cargo mientras se realiza el juicio.

La medida tomada el lunes por Maranhao generó debate acerca de su legalidad y el presidente del Senado declaró que iba a ignorarla y que llevaría a votación la moción de suspensión.

Pero en la noche del lunes, doce horas después del anuncio, el vocero de Maranhao, Marcos Alberto, dijo que el presidente interino había reversado su decisión y no dio razones al respecto.

Estos giros abruptos son comunes en la política brasileña. El juicio político en contra de la mandataria ha estado colmado de cambios drásticos y dramáticos.

La decisión despejó el camino para una votación el miércoles en la que el Senado decidirá si acepta el caso de destitución contra Rousseff y si la enjuicia, o no, por presuntamente violar las normas fiscales en el manejo del presupuesto nacional.

Si una mayoría simple de senadores decide que sí, Rousseff será suspendida como Presidente de Brasil y el vicepresidente Michel Temer asumirá el cargo hasta que se realice y culmine el juicio.

El proceso ocurre en momentos en que Brasil vive la peor recesión en décadas, cuando una enorme investigación de sobornos por contratos en la estatal petrolera Petrobras, que ha salpicado a políticos de primer nivel y empresarios destacados, y cuando apareció un brote del virus del zika. Al mismo tiempo, la ciudad estandarte del país, Río de Janeiro, se prepara para acoger los Juegos Olímpicos en agosto.

El apoyo mayoritario que alguna vez tuvo Rousseff se ha erosionado con esta seguidilla de malas noticias y sus índices de aprobación se han desplomado en meses recientes. Aunque las encuestas muestran un amplio apoyo al juicio político, también dejan ver un enorme miedo sobre quién reemplazaría a la mandataria.

En declaraciones el lunes por la noche, Maranhao argumentó que el proceso de destitución estaba lleno de irregularidades, como una violación de las normas relacionada con pautas de los líderes de los partidos a sus diputados sobre cómo votar. “No estamos, y nunca estaremos, bromeando sobre cómo hacemos una democracia”, afirmó.

Rousseff ha estado luchando contra señalamientos de que presuntamente violó normas fiscales con la intención, según sus críticos, de apuntalar artificialmente la debilitada economía de Brasil.

Rousseff ha alegado que sus antecesores en el cargo tomaron esas mismas medidas y que el proceso de juicio político equivale a un “golpe de Estado” para sacarla del poder a ella y a su Partido de los Trabajadores, que gobierna el país desde hace 13 años.

Rousseff reaccionó cautelosamente al anuncio inicial de Maranhao, indicando que no estaba muy claro lo que estaba ocurriendo.

“Tenemos una batalla difícil que librar”, afirmó durante un acto sobre educación, al tiempo que pidió prudencia, diciendo que “vivimos en una época de argucias y engaños”.

Maranhao tomó las riendas de la Cámara de Diputados después de que el líder anterior, Eduardo Cunha, enemigo declarado de Rousseff e impulsor del juicio político contra la mandataria, fuera destituido bajo acusaciones de corrupción y obstrucción a la justicia.

El líder de la Asociación de Abogados de Brasil, Claudio Lamachia, dijo que la organización ve esta decisión “con extrema preocupación”.

“Estas acciones responden a los intereses del momento de ciertos grupos políticos, pero ignoran las decisiones legítimas que ya se han tomado”, dijo Lamachia en un comunicado.

El Grupo Eurasia, una consultoría especializada en analizar riesgos políticos y económicos con sede en Estados Unidos, afirmó en un comunicado: “La decisión ciertamente tomó por sorpresa a la mayoría de los observadores, pero creemos que es muy improbable que se mantenga”.

“Pero de una forma u otra, lo más probable es que la Corte Suprema tenga que examinar el asunto”, agregó.