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Por casi un año, Jennifer Allen ha sido la directora executiva de Corazón Inc., una organización sin fines de lucro que está celebrando 35 años construyendo casas para familias necesitadas, en México.
Por casi un año, Jennifer Allen ha sido la directora executiva de Corazón Inc., una organización sin fines de lucro que está celebrando 35 años construyendo casas para familias necesitadas, en México.
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Corazón Inc., una organización con sede en Santa Ana sin fines de lucro que construye viviendas para familias pobres en el norte de México, celebra su 35 aniversario y el lanzamiento de un nuevo programa destinado a facilitar a las personas a participar en sus trabajos.

La celebración del sábado será la primera encabezada por su directora ejecutiva, Jennifer Allen. Allen, de 35 años, fue contratada en febrero del año pasado para enfrentar los desafíos con los que la organización ha estado lidiando en los últimos años. Entre ellos se incluyen la recaudación de fondos, y los temores persistentes que tienen muchos estadounidenses acerca de viajar a México.

Como directora ejecutiva, Allen, que había trabajado en Ciudad de México desde hace varios años, fue a la construcción de casas por primera vez.

“Me quedé sorprendida por los voluntarios y su compromiso, de levantarse a las 4 de la madrugada y ser parte de esto”, dijo Allen. “Me conmovió. Tengo un gran sentimiento por México. Regresar al sur de California y ver tanta gente de los EE UU teniendo una experiencia tan maravillosa en México es emocionante. Especialmente cuando ves estudiantes de secundaria, que se ensucian y lo hacen junto a sus padres. Ellos obtienen una nueva visión de lo que es el mundo”.

Antes de unirse a Corazón, Allen había sido gerente de operaciones de la Asociación Mexicana para la Transformación Rural y Urbana en Ciudad de México. Llevaba a cabo programas de desarrollo comunitario en el centro y sur de México.

Corazón, que en octubre dio a conocer un nuevo sitio web, trabaja en siete comunidades de las áreas de Tijuana y Tecate en Baja California.

El año pasado, los voluntarios estadounidenses participaron en unos 30 proyectos de construcción. Se construyeron 19 viviendas, algo similar a los niveles de 2011. Los otros proyectos incluyen nuevos cuartos, paneles de yeso, pintura, reparación de techos, así como cuartos de baño adicionales y reparaciones. En México, los voluntarios de Corazón apoyan a las comunidades que participan en proyectos de reparación. Se ha establecido una organización mexicana sin fines de lucro, y el año pasado recibió cerca de 3,000 dólares en apoyo del gobierno.

Normalmente, cada caconstruida de casa abarca aproximadamente 50 voluntarios de una iglesia u organización cívica. Cada grupo aporta 7,600 dólares para su proyecto de construcción. Los proyectos más pequeños pueden abarcar de 20 a 30 voluntarios. La organización sin fines de lucro ha construido unas 1,500 viviendas.

La recaudación de fondos para esos grupos ha sido un desafío, dijo Allen, residente de Santa Ana.

“En general, podemos conseguir suficientes voluntarios para construir”, dijo. “Tenemos una fuente estable de voluntarios que están entusiasmados y dispuestos a ir. Pero para ellos, el reto está en recaudar fondos. Estamos buscando nuevas fuentes de financiamiento, nuevos conductos a fin de aumentar el número de casas construidas”.

Bajo un nuevo programa llamado “Up on the Roof”, (“Arriba en los techos”, en español), las personas que deseen tomar parte en la construcción de viviendas pueden contribuir con 200 dólares para participar en el proyecto.

Además de la construcción de viviendas, se ofrecen actividades de tutoría y de recreación para los estudiantes, así como clases de capacitación laboral para adultos.

También se le proporciona apoyo financiero a los estudiantes mexicanos. Alrededor de 300 estudiantes, desde primaria hasta la universidad, recibieron una ayuda de 50 a 100 dólares para continuar sus estudios. Incluso en las escuelas públicas, los estudiantes mexicanos deben pagar los uniformes, libros y cuotas de inscripción. Los costos anuales pueden variar desde 250 dólares para estudiantes de primaria, hasta 2,000 dólares al año para la universidad. El dinero proviene de donaciones, y la organización está buscando un voluntario que podría resucitar un programa que se una a los patrocinadores para cada alumno.

El grupo aún está lidiando con los estadounidenses que tienen muchos temores para viajar a México, debido a las denuncias de violencia entre los cárteles de drogas.

Corazón tiene un historial de seguridad perfecta, y trabaja para mantener organizando caravanas de voluntarios, equipando a los viajeros con walkie-talkies para que puedan mantenerse en contacto entre sí y dándoles escolta de seguridad.

Lleva un día para construir una casa, por lo que los voluntarios pueden salir de México antes de que oscurezca. Además, algunos grupos pueden alquilar un autobús porque para algunos estadounidenses es estresante conducir, aún más en un país extranjero, dijo.

“La delincuencia ha disminuido cada vez más”, dijo Allen. “Pero desafortunadamente la gente está realmente nerviosa acerca de lo que escucha”.

El tesorero Don Mersch, de 74 años y residente de Newport Beach, dice que nunca olvidará su primera casa construida en 1991. Al final del día, una familia con tres o cuatro chicos que habían estado viviendo en poco más que una tienda, obtuvieron sus llaves.

“Uno obtiene el beneficio de que realmente ha ayudado a alguien”, dijo. “Yo siempre le digo a la gente: ‘Es un ¡guau!’”.