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En la política, lo que se dice es a menudo no tan importante como la forma en que se dice. Ese es uno de los puntos aprendidos por el Partido Republicano de California, el cual el pasado fin de semana se separó de su larga historia de denunciar a la inmigración ilegal, ahora indicando que el partido estatal es “pro-inmigrante”.

El partido también utilizó su convención semianual, que se llevó a cabo en Anaheim, para distanciarse de la retórica sobre los mexicanos que ha emergido durante el proceso de elecciones presidenciales primarias.

Esta separación de la retórica divisiva podría aliviar años de castigo en las urnas, provocadas por una campaña estridente de hace dos décadas para negar la educación pública y los servicios sociales a “extranjeros ilegales”, perpetuada por la creciente influencia política de los latinos, destinados a convertirse en el grupo demográfico más grande en California.

Mayoría de minorías

Independientemente de la inclinación política, nadie puede negar que el horizonte racial y étnico de California será uno de los factores determinantes en las elecciones estatales.

Los cambios demográficos durante los últimos 50 años han cambiado permanentemente la forma en que la política toma lugar en el estado.

En marzo del 2014, California se convirtió en el segundo estado, después de Nuevo México, donde la población latina superó a la población blanca no latina. Mayor diversidad es hallada en la población asiática-estadounidense de California, la concentración más alta de cualquier estado.

Y la creciente diversidad no es una sorpresa.

Lo que es sorprendente, sin embargo, es la velocidad con que estos cambios demográficos han ocurrido.

En 1980, los blancos no latinos representaban el 67 por ciento de la población de California, mientras que los latinos representaban el 19 por ciento.

Las proyecciones de la Escuela de Política Pública Sol Price en USC estiman que la proporción de la población de California nacida en el extranjero se estabilizará en un 27.2 por ciento.

El resultado de esas cifras es que, a razón del 2014, los latinos representaban el 40 por ciento de la población de California, mientras que los blancos no latinos representaban hasta un 39 por ciento, y los asiáticos estadounidenses contribuyeron con un 14 por ciento.

Estas tendencias podrían reducirse, pero han tenido un efecto permanente en el clima demográfico de California.

En el 2014, el 51.7 por ciento de los niños de California eran latinos, el 27 por ciento eran blancos no latinos, y el 10.7 por ciento eran asiáticos.

El Departamento de Finanzas de California proyecta que los latinos representarán a la mayoría de los residentes de California en algún momento después del 2060; y mientras tanto, los latinos seguirán siendo la pluralidad étnica más grande del estado.

Estas tendencias están detrás de la percepción que los votos de California se harán aún más demócratas en los próximos años. Después de todo, los votantes asiáticos y latinos de California han por mucho tiempo apoyado al Partido Demócrata. Y, aunque los latinos son considerados un sólido bloque de votantes, investigaciones del Instituto de Política Pública revelan que el voto latino podría no ser tan unificado como el Partido Demócrata lo ha pensado. En una serie de encuestas de probables votantes latinos en el 2013-14, el Instituto halló que, aunque los latinos se identificaban como demócratas por un margen imponente (59 por ciento, contra el 18 por ciento que se identificaban como republicanos), ellos también se identificaban como conservadores (33 por ciento) casi tan a menudo como liberales (34 por ciento). Esto sugiere que para los latinos, la alianza política no descansa totalmente en la lealtad a su plataforma sino más en la preocupación mostrada ante ciertas posturas republicanas sobre determinados temas. Importante elección

El más importante de esos temas es la inmigración. Específicamente, fue la Proposición 187, la medida de 1994 apoyada por los republicanos que impedía el acceso a servicios públicos, que iban desde la educación hasta el cuidado de salud, a inmigrantes indocumentados.

Denominada como la iniciativa “Salvemos Nuestro Estado”, la propuesta 187 convirtió al tema de la inmigración ilegal, previamente una preocupación en gran medida compartida por ambos partidos, en una paliza política durante la campaña gubernamental de ese año.

El titular republicano, Pete Wilson, apoyó la propuesta, prometiendo hacerla cumplir plenamente.

Su desafiante demócrata, Kathleen Brown, atacó ferozmente a Wilson calificándolo como un intimidador que fácilmente podría lanzar a un grupo político no popular debajo del autobús para ganarse un par de puntos con sus constituyentes.

La propuesta 187 y Wilson triunfaron el día de las elecciones, pero fue una victoria pírrica para los republicanos. Durante la primera contienda electoral de Wilson en 1990, los latinos favorecieron a su desafiante demócrata por tan sólo seis puntos porcentuales.

Sin embargo, después de declarar su apoyo a la Proposición 187, los latinos favorecieron a su contrincante por 46 puntos.

La propuesta 187 fue un momento decisivo para la política de California, uno cuyo impacto sobre el partido republicano ha sido pasado por alto.

Durante las décadas siguientes, los republicanos han fallado consistentemente en recuperar el terreno perdido ante el “Efecto de la Proposición 187”.

Lo que hizo que la Proposición 187 fuera tan duramente devastadora para los republicanos fue la manera sin precedente en la cual energizó a la juventud latina a tomar acción política.

En los días previos a la votación, estudiantes de secundaria y preparatoria boicotearon sus clases o salieron de ellas a través del estado para manifestarse contra la iniciativa. Yo fui uno de ellos.

Aunque la Proposición 187 fue inmediatamente desechada por la corte y nunca implementada de manera plena, estos estudiantes – ahora votantes – han demostrado tener muy buena memoria.

Una encuesta del Instituto de Política Tomás Rivera entre los votantes latinos de California durante la elección del 2000 halló que el 53 por ciento aún asociaba al partido republicano con Wilson, que para ese entonces estaba fuera de la oficina del gobernador.

En el 2010, cuando la candidata republicana Meg Whitman nombró a Wilson como su codirector de campaña, un 80 por ciento de los votantes latinos reportaron estar de alguna manera preocupados con el nombramiento.

Aunque los republicanos cavaron un hoyo profundo para ellos mismos en el estado dorado de California, no todo está perdido para el partido político, el cual ha empezado a ajustarse a las realidades políticas de la nueva demografía de California en sus políticas, su marca y en la demografía de sus propios funcionarios electos.

Algo que ayuda a su causa es el hecho que la inmigración hoy en día no es el tema más significativo para los latinos.

En una encuesta del 2014, el 21 por ciento de los latinos mencionaron que la educación era su tema político más importante, mientras que el 16 por ciento eligió los empleos.

La inmigración llegó en séptimo lugar, con un 8 por ciento.

Sin embargo, aunque los latinos tienen otras cosas en mente, la inmigración sigue siendo “un tema crítico” de acuerdo a Dan Schnur, director del Instituto de Política Jesse M. Unruh en USC.

Si los republicanos quieren tener algún tipo de credibilidad con los votantes latinos, la inmigración es aún una de las áreas que deben abordar cuidadosamente.