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Enjambre.
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CIUDAD DE MÉXICO.- A Enjambre le quedan chicas las escenas de películas en las que los teatros se atascan de jóvenes extasiados de música.

El Teatro Metropólitan fue la envidia de cualquiera que quisiera una toma fiel de qué es un recinto atascado y emocionado hasta las lágrimas.

Como si fueran los créditos iniciales, en una pantalla de doble fondo aparecieron los nombres de los integrantes y, al final, el título y razón que reunió a 3 mil personas: “Imperfecto Extraño”.

Cuando se apagaron las luces, la gente ya estaba de pie y con los celulares en alto para grabar para “Celeste”.

Los zacatecanos no habían salido al escenario cuando los fans ya se habían olvidado por completo de sus butacas; ya no regresarían a ellas.

Luis Humberto Navejas, vocalista, saludó a su público, le recordó que ahí mismo habían presentado el álbum.

Los guitarrazos de Javier Mejía y Julián Navejas, los tarolazos de Ángel Sánchez y el tronido del bajo de Rafael Navejas eran opacados por el griterío.

Luis Humberto hizo lo que quiso: en “Manía Cardiaca” aventó agua hacia las primeras filas, y luego orquestó las miles de voces dejando que éstas se encargaran de “Eliza”, marcándoles con los brazos dónde tenían que entrar.

“Visita” terminó de hacer del lugar la locura en una serie de canciones ligadas entre sí.

Tras el encore, y una hora con veinte minutos, Enjambre demostró que su show parecía salido de una película.