Algunos miembros de la junta directiva del distrito escolar de la ciudad de San Bernardino realizaron una junta para escuchar las preocupaciones de alrededor de 100 padres de la escuela primaria North Park, después del tiroteo que dejó tres muertos.
Dale Marsden, superintendente de dicho distrito reconoció que el personal mostrará sensibilidad a la idea que no todos los padres querrán que sus niños regresen a esta escuela.
De acuerdo a un reporte de diversidad étnica, en North Park asiste un 54% de los estudiantes hispanos, un 22% son afroamericanos y otro 16% es anglo.
“Es posible que no deseen que sus hijos regresen a North Park ahora, y podrían cambiar de opinión el lunes 17 de abril, cuando comiencen las clases. Está bien. Lo que ustedes necesiten,” dijo Marsden.
Personal del distrito estará disponible para ayudar a cualquier familia que quisiera trasladar a sus hijos a otras escuelas.
Entre las medidas tomadas a partir de ahora, los voluntarios que se hayan realizado las pruebas de huellas dactilares serán las únicas personas a quienes se les permitirán la entrada a esa escuela.
El acceso a la escuela se convirtió en un tema de discusión después que Cedric Anderson, de 53 años, mató en el salón de necesidades especiales a su esposa, la maestra Karen Elaine Smith y Jonathan Martínez, de 8 años. Luego se suicidó.
Anderson, había sido admitido en el campus como cónyuge de la maestra. En esa situación también resultó herido, Nolan Brandy, de 9 años, quien se está recuperando.
Marsden dijo que la nueva regla se aplica sólo a North Park, y el distrito revisará su aplicación más adelante.
Proceso de curación
“Después de hablar con personas de las instituciones educativas de Virginia Tech, Columbine y Sandy Hook, todos ellos nos dieron los mismos consejos,” dijo Marsden, refiriéndose a instituciones escolares donde también ocurrieron tiroteos hace varios años.
El personal del distrito de San Bernardino elaborará un reporte que analizará lo sucedido, narrarán cómo todos respondieron a la situación y lo que se podría haberse hecho de manera diferente, justamente como se hizo después del ataque terrorista en San Bernardino, el 2 de diciembre del 2015.
“Tenemos muchas emociones encontradas ahora, pero queremos tomar decisiones después de una cuidadosa consideración,” dijo Marsden.
Durante el verano, instalarán puertas seguras en las aulas de la escuela North Park, lo cual fue otro tema que surgió después del tiroteo ya que el Aula B1, donde el ataque tuvo lugar, no tenía puerta sino una cortina.
Ese salón ya se ha limpiado, re-alfombrado y pintado, y no se utilizará para dar clase a los estudiantes. Marsden indicó que más adelante tomarán la decisión sobre cómo usar ese espacio.
La madre, Loni Mejía dijo que sus hijos están ansiosos por volver a clase, y ella confía que el distrito los mantendrá lo más seguros posible.
“Estoy realmente sorprendida con lo bien que [el distrito] ha manejado esto. Estoy feliz con cada decisión y especialmente cómo nos han involucrado,” dijo Mejía.
Los miembros del personal de North Park regresaron a la escuela por primera vez el jueves 13 de abril, dijo la directora Yari Downing.
“Fue una semana difícil para el personal, las familias y la comunidad, pero estamos decididos a seguir adelante. Somos una familia. Ellos quieren regresar, quieren comenzar el proceso de curación… quieren volver por los niños y dijeron que ellos se ponen en segundo lugar,” dijo Downing.
De acuerdo a un comunicado de prensa, el superintendente Marsden señaló “nuestra familia North Park Elementary ha sido tremendamente solidaria y comprensiva durante esta prueba. Seguiremos poniendo nuestros brazos alrededor de las familias y personal de la escuela, mientras trabajamos mano a mano para hacer que recuperen la esperanza”.
