Skip to content
El obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, a quien el papa Francisco nombrará cardenal el 28 de junio, ya probó en Roma su próximo traje, pero asegura en una entrevista a Efe que no cambiará y seguirá viviendo en su barrio de siempre "entre los pobres".
El obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, a quien el papa Francisco nombrará cardenal el 28 de junio, ya probó en Roma su próximo traje, pero asegura en una entrevista a Efe que no cambiará y seguirá viviendo en su barrio de siempre “entre los pobres”.
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

Ciudad del Vaticano.- El obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, a quien el papa Francisco nombrará cardenal el 28 de junio, ya probó en Roma su próximo traje, pero asegura en una entrevista a Efe que no cambiará y seguirá viviendo en su barrio de siempre “entre los pobres”.

Con 47 años de sacerdocio y 75 años de edad, el obispo auxiliar de San Salvador pensaba ya casi en presentar su renuncia al llegar a la edad de jubilación de los prelados cuando le llegó la sorpresa.

“Lo supe a las 5 de la mañana cuando comencé el día. Pensé que era una broma, pero cuando comprobé que era verdad me quedé abrumado, sorprendido y en silencio y no me imaginaba que algo así podría suceder. Recé y al recibir tantas reacciones positivas ya me tranquilice”, explicó Rosa Chávez.

Rosa Chávez se enteraba así el 21 de mayo de que el papa iba a nombrarle cardenal, junto a otros cuatro obispos, en una decisión que sorprendió, ya que no es el titular de la diócesis.

Para el futuro purpurado, esta decisión del papa Francisco tiene mucho que ver con la figura del arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 y que ha sido declarado mártir y beatificado.

“Ese día tenía dos misas relacionadas con Romero y lo vi como una señal de Dios y entonces pensé que él está conmigo y me dije ‘ánimo, adelante'”, agregó Rosa Chávez, durante años colaborador del monseñor asesinado por un grupo paramilitar.

Para Rosa Chávez su “púrpura” es “un homenaje a Romero”. “Yo vengo en su nombre a Roma y yo siento que es él quien merecía estar aquí y me toca representarlo”.

Bromea cuando se le pregunta si ya se ha probado el traje de cardenal que llevará por primera vez en el consistorio del 28 de junio, cuando el papa le impondrá el anillo y el birrete cardenalicio.

“En la vestimenta, el Vaticano tiene normas muy estrictas. No se puede dejar nada espontáneo. Ya hice todos estos pasos, pero ahora me falta la parte espiritual (de ser cardenal) que es la más importante, y no la parte humana o mundana, como dice el papa”, añadió.

Aún no ha podido hablar con el papa tras su decisión, pero confesó que le escribió una carta el día después para agradecérselo y expresar su total “fidelidad” y disponibilidad.

Aunque empieza ya a notar los cambios de ser cardenal, pues tendrá que salir más de El Salvador y viajar más, aseguró que quiere “seguir siendo el mismo”.

“Ahora hay que salir con más frecuencia del país, tener nuevas tareas que aún no sé cuáles serán, pero yo seguiré viviendo en mi barrio, entre los pobres y sirviendo lo mejor posible”, señaló.

Y agregó: “Algo querrá Dios de mi persona en América Latina”.

Su nombramiento como cardenal “ha creado una gran alegría en el país”, asegura, y espera que esto aporte esperanza y dinamismo a toda la Iglesia.

Sobre el proceso de canonización de Romero y de beatificación del también asesinado padre Rutilio Grande, Rosa Chávez confirmó el gran interés del papa en que todo salga adelante.

El gran deseo de Rosa Chavez es que el papa pueda acudir a San Salvador para, en una ceremonia, celebrar a Romero santo y a Rutilio beato.

“Con el papa hemos hablado que este es nuestro deseo y ahora Dios dirá si se podrá realizar”, explicó el que será el primer cardenal salvadoreño.