LONDRES, Inglaterra- Yulimar Rojas demostró en el Mundial de Atletismo 2017 que aprendió las dos lecciones que le dejaron los Juegos Olímpicos Río 2016.
La primera fue vencer a la colombiana Caterine Ibargüen en la Final de salto triple, pues en la justa veraniega la cafetalera se llevó el oro y dejó a la venezolana con la plata, pero ayer se invirtieron los papeles. Fueron dos centímetros los que hicieron diferencia.
La presea dorada de la jovencita de 21 años fue la primera para Venezuela en este tipo de competencias.
“Un día épico para mí, una batalla campal en esta fosa. Será un día que nunca olvidaré”, resaltó Yulimar.
La oriunda de Caracas, quien es pupila del cubano Iván Pedroso -oro en salto de longitud en Sydney 2000-, subió a los más alto del podio tras brincar 14.91 metros, y lo hizo 24 horas después de que su compatriota Robeilys Peinado obtuviera el bronce en el salto con garrocha, dándole el primer metal a su nación en justas del orbe de atletismo.
La segunda enseñanza tuvo tintes de polémica, pues aunque le brindó una gran alegría a su país, que atraviesa una difícil situación económica y política, la atleta prefirió reservarse sus comentarios sobre el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, quien incluso la felicitó a través de Twitter.
Las protestas antigubernamentales han dejado al menos 122 fallecidos y casi 2 mil heridos.
“En este momento, no me gustaría hablar sobre ese tema, porque es muy delicado. Ahora estoy muy feliz, muy contenta por esta medalla, y lo menos que quiero es hablar sobre eso”, enfatizó Rojas.
La saltadora fue critica el año pasado después de que se colgara la plata en Río 2016, pues en la zona mixta accedió a la presión de un reportero de la Televisora Venezolana Social (TVes), propiedad del estado, y envió un mensaje de agradecimiento a Maduro, por lo que se le catalogó de “Chavista”.
