Cuando Juan decidió abandonar su pueblo ubicado en la sierra de Guerrero, en busca de una vida mejor, nunca imaginó los altos riesgos que correría, ni el costo que pagaría para llegar a los Estados Unidos y que, hasta la fecha, no le ha redituado las expectativas que se había planteado: ganar un buen sueldo, comprar una casa, un carro y enviar dinero a su familia. La realidad es que hoy en el estado de California cerca de tres millones de latinos viven en situación de pobreza.
Luego de descender al 12 por ciento en 2006 (el nivel más bajo desde mediados de la década de 1980), el índice de pobreza en California se incrementó: para el 2010 fue del 16 por ciento y para el año pasado, alcanzó ya el 25 por ciento. Esto representa cerca de seis millones de californianos en familias por debajo del nivel federal de pobreza (con ingresos inferiores a los 22,000 dólares para una familia de cuatro). Los índices no oficiales de pobreza son aún más altos, cuando se toma en cuenta el alto costo de vida de California.
Aunque hay otros estados en la nación con una tasa de pobreza más alta en relación con el número de hispanos que tienen, California lleva la delantera porque casi tres millones de su población latina subsisten por abajo del nivel de pobreza. De los 13.5 millones de hispanos que tiene el estado dorado, 2.8 millones, el 20.8 por ciento, están más que pobres.
Retomo este tema, abordado por la periodista Araceli Martínez, quien hace mención a una serie de estudios publicados recientemente, que muestran los efectos devastadores que trajo consigo la crisis hipotecaria, la cual afectó de manera directa a la comunidad hispana, muy particularmente la mexicana, ya que la mayoría de ellos trabajan para el sector de la construcción, sin contar obviamente la pérdida de miles de hogares.
Cabe señalar que sólo en Los Ángeles, cerca de medio millón de personas viven en condiciones muy limitadas. De la población mexicana que reside en esta urbe, contada por el censo en 1 millón 233 mil, el 27.9 por ciento son humildes. En el condado de Orange, se calcula que alrededor del 12 por ciento de la población se encuentra en condiciones de pobreza
El censo indica en su Sondeo de la Comunidad Estadounidense que después de California, le sigue Texas, donde el 25.9 por ciento de sus 9 millones de hispanos viven por abajo de la pobreza. En Nueva York, el 24.9 por ciento de los tres millones 382 mil hispanos están en ese nivel. Y en Arizona, el 25.8 por ciento de su millón 817,790 moradores hispanos se encuentran en situación precaria.
A nivel de toda la población hispana del país, el 23.2 por ciento de 48.1 millones de hispanos, es decir 11.3 millones, viven por abajo de los niveles de pobreza. Se trata de una tasa de nueve puntos arriba de la media nacional en todo el país, que es de 14.3 por ciento, según explica Suzanne MaCartney, analista de estadística de la pobreza del Buró del Censo.
Parece que la pobreza en la entidad se ha desatado como una epidemia, pues aún en los condados considerados como “ricos” hay personas que viven por debajo de la línea federal de pobreza. Martínez cita a Mike Herald, de Western Center on Law and Poverty, el cual indica que este fenómeno se profundiza aún más en el Valle Central, en especial en el condado más pobre del país, Fresno, seguido por Madera, Merced y Tulare, sin dejar atrás el Valle Imperial.
La causa de este fenómeno podría deberse a que la mayoría de las personas que radican en dichas áreas son de origen hispano, con poca o nula educación y, obviamente, carecen de documentos legales para poder trabajar, por lo que reciben menores salarios.
Ronald Coleman, del Centro de Políticas de los Inmigrantes de California, considera que parte de los casi tres millones de hispanos en pobreza en el estado dorado podrían ser indocumentados, considerando que en esta entidad radican alrededor de dos millones de personas sin papeles.
Generalmente las personas más pobres son los indocumentados, ya que la mayoría de ellos o se encuentran en la informalidad, o bien lo hacen en empleos con bajas remuneraciones como son: servicios, construcción, el campo, jardinería, bodegas o labores del hogar, por ello sin duda una reforma migratoria podría significar una gran oportunidad a fin de integrarlos a la sociedad y ayudarlos a salir de la pobreza.
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Agustín E. Pradillo ha sido consejero de prensa en embajadas y consulados de México, periodista y especialista en temas hispanos.
